Entrevista con José Luis Padilla Retana. Parte 2
La otra faena
Sobre Las Tarascas se han dicho muchas cosas. Unos dicen
que las originales fueron botín político y terminaron adornando una lujosa casa
fuera el país; otros incluso señalaban que las tres mujeres de busto
descubierto aprovechaban las noches para ir a caminar por la calzada y un día
simplemente ya no regresaron.
De ese símbolo moreliano -al que los futboleros locales
acuden para celebrar los triunfos de la selección nacional y del Monarcas y que
además ha atestiguado el paso de infinidad de desfiles, manifestaciones y procesiones
del silencio-que cuenta ya 30 años de existencia, cumplidos el pasado 18 de
mayo, podemos agregar que son de padre conocido pero de madre desconocida.
El escultor José Luis Padilla Retana fue el artífice de esta
pieza ya infaltable en la imagen de la ciudad, pero de quien tomaron el rostro
–su madre, podríamos decir- el maestro no supo el nombre.
-¿Cómo fue el proceso de trabajo?, ¿tuvo modelos?
Cuando yo estudié escultura y pintura en la academia (de
San Carlos) nos daban teoría, había que estudiar mucho la fisonomía, la armonía
muscular, el cuerpo humano y todas esas y cosas y ahí mismo cuando pintábamos,
cuando dibujábamos, cuando modelábamos nos llevaban alguna modelo. Es el Distrito
Federal es una mentalidad un poquito más amplia, más abierta, cuando vinimos en
1982 a Morelia para eso, yo creo que Morelia todavía estaba un poquito más
cerrada.
Me dijo una señora ya mayor –ya murió hace tiempo-:‘¿En
qué te basaste, dime quien fue la modelo?’, ‘no, fue la imaginación’ (le
respondió), ‘ay qué imaginación tienes’.
El maestro Padilla Retana señaló que estaba convencido
que debía buscar las características físicas de la mujer purépecha, tomar en
cuenta su exuberancia, “sobre eso nos basamos para proporcionar esas cosas,
cuidar un poquito la musculatura en la forma en que está presentada, haciendo
algo de fuerza, porque está soportando la jícara, y a pesar de que está
soportando la jícara que se vea la armonía de la belleza de la mujer como es”.
El rostro de las tres mujeres que componen a la escultura
llevó un proceso especial, compartió en entrevista para PROVINCIA.
“Nos fuimos ‘de cacería’ a Pátzcuaro, a una isla, en
Yunuén, y desde una lancha vimos un rostro allá arriba y con un telefoto la
logramos, estaba nublado.Después bajamos, llegamos a la casa y era una señora
joven con su huanengo y todo, nomás queríamos el rostro.Le dije: ‘¿señora, me
permite tomarle una fotografía? Vamos a hacer un libro’ -no le dije que eran
las tarascas porque me ahorca (risas)- ‘no, que fotografía ni qué libro’ y se
dio la vuelta, tenía un tendido charales y se dio la vuelta y se iba a su casa,
‘andale, le damos lo que usted quiera, pero déjeme tomarle una foto, nomás de
su rostro’, ‘no, qué foto, ni qué dinero’, se va, y al rato en la esquina, se
asomó y me dijo: ‘¿cuánto dijo que me iba a dar?’ y la volví a captar.
“Ya vino, se paró, levantó el rostro, posó, vamos a
decir, y la foto buena era la de la lancha con el telefoto, esa fue la
extraordinaria y las tengo todavía, todas apolilladas pero ahí están”.
-¿Supo como se llamaba?
No, y espero en Dios que no se entere. Ya no supimos.
Volvimos a regresar con el tiempo pero Yunuén ya lo cambiaron, tiene un
ambiente más suizo que purépecha.
Son o no son
En la década de 1930 las primeras Tarascas se colocaron frente
al Jardín Villalongín. El maestro Padilla Retana recordó que fue durante la
administración de Dámaso Cárdenas, hermano del general Lázaro Cárdenas, que ese
monumento, hecho de cemento y varillas, se materializó en el centro de la
ciudad.
La fuente causó molestia en algunos sectores de la
población y nunca terminó de gustar. Fue una obra que no gozó de la apreciación
general primero por el colorido y después por la desnudez del busto de las
mujeres representadas.
“La gente de Morelia, en la actualidad ya no tanto, pero
antes sí era de golpe de pecho,hay más iglesias que nada y era otra educación
más cerrada, entonces no aceptaban ver a las mujeres con el busto descubierto
porque era ofensivo y a colores más”.
El ingeniero Manuel Rodríguez en su blog Mi bella
Morelia. Realidades y mitos señaló que era un pintor de apellido Murillo quien se
encargaba de darles mantenimiento cada año.
Padilla Retana señaló que fue durante la administración
municipal de Fernando Ochoa que se concretó el retiro de la fuente luego de que
este le hiciera la propuesta al general Lázaro Cárdenas, tenía que consultarlo
con él, señaló, porque habían sido puestas durante la gubernatura de su
hermano.
Dijo que el licenciado Ochoa le contó que en una visita de
Cárdenas hicieron un recorrido y al pasar por la fuente le entregó por escrito
la propuesta de removerlas pero que el general no le contestó nada en ese
momento.
“Hicieron el recorrido, bajaron y se fue. A los ocho días
le mandó una carta en la que le contestó: ‘Puede usted disponer del monumento
como mejor le parezca, no hay problema de ninguna clase’, el licenciado me lo
comentó”.
Fue así que a mitad de la década de 1960, en una
operación nocturna se retiraron y fue precisamente el ingeniero Manuel
Rodríguez el encargado de hacerlo, como narró en el citado blog.
Padilla Retana recordó respecto de esto una anécdota de Carlos
Arenas, cronista de Morelia quien vivía enfrente de la fuente, “se iba de
pachanga con sus cuates, dicen que tocaban la puerta en la noche en la casa y
lo recargaban y zaz, se caía para adentro cuando le habrían. A las 10 pasaditas
(del día siguiente) que se levantaba con aquella cruda. Él decía que en la
noche las tarascas se iban a caminar por la calzada de San Diego, muy romántico
él.Sus hijas, sus muchachas les decía.
“Fue de noche el proceso de remoción, al día siguiente, él
lo contaba, salió y dijo ‘ahijole’, ahora sí que tomé, (risas), ya se me fueron
las muchachas y con todo y jícara”.
La fuente fue resguardada en una bodega durante algunos
años y posteriormente instalada en las instalaciones de la antigua feria, sitio
desde el que se trasladó posteriormente al recinto actual, frente a la nueva
clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El maestro Padilla Retana recordó que cuando ya se estaba
gestando la idea de hacer unas nuevas tarascas,el ingeniero José Martínez –más
conocido como el Tío Pepe y fundador del Canal 4 de televisión así como de una
radiodifusora- lo llamó para que viniera a Morelia y le mostró unas imágenes de
la fuente anterior.
“Yo en la fotografía vi la estatura de una persona,
calculaba mas o menos la medida con las otras, la posición de las manos que
están cerradas e inclinadas, la cintura, el rostro, muchos detalles, unos muy
notorios, y muy característicos en ese monumento”. Señaló también que las proporciones
de la fruta están mal además de que hay inconsistencias en su distribución.
Pero aunque por sus propias deducciones ya había
corroborado la autenticidad de la obra, decidió hablar en su momento con el
licenciado Agustín Arriaga Rivera, quien era gobernador de Michoacán cuando fue
removida.
A Padilla Retana ya le habían propuestohacer nuevamente
la fuente, “hablé con el licenciado Arriaga que en paz descanse: ‘Oiga
licenciado fíjese que me pidieron esto, lo otro y aquello’, ‘adelante no hay problema’,
‘pero dígame una cosa licenciado, todo mundo dice que usted se llevó Las
Tarascas para Portugal’ y dice: ‘Mira, si yo hubiera querido llevarme unas
Tarascas para Portugal hubiera conseguido a una persona como tú, un escultor
que las hiciera, sabes lo que iba a costar un flete de aquí para allá, para
algo que es de cemento, está pesadísimo, imagínate lo que me iba a salir, no,
de ninguna manera, son las que están aquí’”.
El origen del rumor
Una fuerte creencia popular, un mito moreliano, señala que
la fuente original estaría en Portugal, en la casa de un cuñado del licenciado
Agustín Arriaga Rivera que vivía en esa nación europea.
Cuestionado sobre cómo se originó el rumor, el maestro
Padilla Retana comentó que fue el Tío Pepe quien lo originó. En una charla que
tuvieron hace años le confesó que había sido una especie de revancha por no
haberlo apoyado en un momento crucial.
Según lo que el Tío Pepe le contó, Padilla Retana señaló
que durante la administración de Arriaga Rivera hubo numerosos conflictos con
los estudiantes de la Universidad Michoacana pero el punto culminante llegó
cuando hubo un deceso.
“No sé como estuvo la situación pero hubo un muertito en San
Nicolás, en la azotea, balacearon ahí y se murió uno de los lideres o
estudiantes, eso todo mundo de ese tiempo lo sabe bien, y resulta que eso
levantó un ámpula muy fuerte en la sociedad. (Los estudiantes) le llegaron al
ingeniero Martínez y le tomaron la difusora, llegaron y se apropiaron y no lo
dejaron salir a él, ahí lo tenían secuestrado, duró como 15 días, ya te imaginarás
los programas que deben haber tenido, lo que hablaban, se oía todas las
rancherías.
“Dicen que llegó el Ejército y tomó la difusora y sacó a
todos los que estaban adentro, a todos los estudiantes, el ingeniero se
escondió debajo de un escritorio y también lo agarraron, lo sacaron y lo
encuartelaron un año, dice: ‘Como es posible que el gobernador no me defendió’,
eso era lo que él comentaba, yo no conocía la historia esa ni me la estoy
imaginando, él lo platicó”.
Arriaga Rivera le había otorgado las concesiones aMartínez
por lo que este consideraba que había una amistad que se vio rota por el hecho
anterior.
“Cuando salió, lo primerito (fue irse) contra aquel que
no me hizo el quite, se consideraba amigo de él ,‘este se las llevó para Portugal’
-porque la esposa de Arriaga era de allá- y de ahí soltó el cuento ese que todo
mundo se creyó.
“Los medios de comunicación tienen una fuerza de aquel tamaño,
te cuentas una mentira tú mismo, te la creíste, te la crees la escribes, la
avientas y hace una ámpula de aquel tamaño, uno no sabe quien la va a ver y
cuantos, miles de gentes, aquellos la crecen y la cuentan al otro más grande y
más grande y más grande y se va creciendo y se hace una cosota, así lo hizo él”.
Fue justamente el ‘Tío Pepe’ el principal promotor de que
se colocara un nuevo monumento de Las Tarascaspuliendo un poco la idea inicial
y en un material que fuera más acorde al entorno colonial en el que se
ubicarían y por supuesto sin el colorido que tanto había molestado.
Luego de que se removieron las primeras se colocó en ese
lugaruna fuente que era únicamente una pila de agua sin figura arriba pero la
forma que tenía la hizo pasar a la historia como ‘El huarache’.
En 1984, cuando las nuevas Tarascas reclamaron su lugar,
‘El huarache’ fue removido y se colocó en una plaza que está en la colonia
Lomas de Hidalgo, unas cuadras atrás del tempo del Niño de la Salud, un espacio
en el que por la vegetación y las medidas es difícil ver la figura que la
hiciera famosa.
El maestro Padilla Retana recordó que el proceso de
ejecución de la pieza, ahora en bronce, duró dos años, tiempo en el que hubo
momentos difíciles a causa de la falta de dinero para continuar con los
trabajos, sin embargo se logó y hace 30 años fue colocada donde está ahora.
Al triple
Respecto a la semidesnudez de una de sus obras más
famosasrecordó una anécdota que vivió con su papá, de quien heredó el gusto por
la escultura.
“Me acuerdo que un día mi papá estaba modelando una
figura, un desnudo, entonces me dice a mí: ‘Ponte a hacer algo, toma tantito
barro y ponte a modelar alguna cosa’, y ya me puse yo a hacerle la carita a una
mona.Me acuerdo que el cuerpo era como una tabla y me dice:‘Te quedó muy bien, pero
le falta la peaña, ponle la peaña’, ¿la peaña?, estaba chiquillo, tendría unos nueve
años, no como ocho años yo creo, si no es que menos, vi lo que estaba haciendo
él y ya está, ahí vengo y se lo pongo”.
El futuro escultor pensó que la extraña palabra se
refería al busto de la mujer a la que le acababa de dar rostro.“‘Por qué le
pones eso, eso no se lo pongas tú. Esa no es la peaña, la peaña es la base’, yo
agarré dos bolitas y se las puse ahí, ya me regañó. Quién iba a decir que después
tendría que ponerles peaña a Las Tarascas, y a las tres figuras, al triple”.
Los estragos del tiempo
El escultor moreliano José Luis Padilla Retana señaló que
el paso del tiempo ya le cobró factura a la primera fuente de Las Tarascas.
Los materiales de la pieza realizada en la década de 1930
son cemento y varillas, este último una materia prima susceptible a oxidarse y
colapsar en algún momento.
El maestro recordó que en una entrevista que le hicieron
a Manuel Rodríguez,
ingeniero encargado de hacer los dos traslados de la pieza, este comentó que “al
brincar los topes a la jícara se le bajó la fruta adentro del plato, porque son
de cemento con varilla por dentro, la varilla con el tiempo se oxida entonces
no soportaron el peso del cemento y se aplastó”.
Este hecho también está declarado en el blog Mi bella
Morelia. Realidades y mitos, que tiene Rodríguez en Internet.
Fotos: Luis Enrique Granados
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