Entrevista con César Silva Márquez
¡Tengo hambre!
La muerte no es un tema ajeno para César Silva Márquez.
Nacido en Ciudad Juárez —que ya es decir bastante— en 1974 es autor de la
novela Los cuervos (Tierra Adentro), ganadora del Premio Binacional de Novela
Joven Frontera de Palabras, cuyo protagonista es un personaje misterioso que
oscila entre el asesino serial y el vampiro y de La balada de los arcos dorados
(Almadía) —con la que obtuvo el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero— en
la que el joven periodista Luis Kuriaki es parte de una trama de violencia y
venganza.
Y es justamente Kuriaki quien está de regreso, pero ahora
como parte de la antología Festín de muertos (Oceano), en la que se incluyen 18
cuentos sobre zombies. El de Silva Márquez se titula Los primeros atardeceres
del incendio y revisita al periodista tiempo después de lo ocurrido en La
balada de los arcos dorados.
“La verdad el cuento salió antes que la novela, o casi a
la par”, dijo el autor en entrevista para PROVINCIA. “Me habían pedido a mí un
cuento de zombies y yo no sabía cómo retomarlo, precisamente tuve que leer el
cuento de Bolaño (El hijo del coronel) y el mío tiene un epígrafe de él”.
El fragmento referido por el escritor dice: “¿Qué has
hecho Julie? ¿Cómo has podido hacerlo? (…) La respuesta de Julie es simple:
Tenía hambre”, una pulsión importante para los zombies de Silva Márquez.
Una mininovela
Los primeros atardeceres del incendio es un texto corto y
sin embargo da la sensación de ser una novela condensada, una, digamos,
mininovela.
“Lo que pasa siempre con un periodista que se inmiscuye
es que va a parecer un detective, entonces, yo lo empecé a tratar tal cual,
investigan qué es lo que está pasando, empiezan a investigar, empiezan a
meterse en eso y en una noche se transforma toda la ciudad en el caos que se ve
en el cuento, y es una mininovela porque se mete el pasado, se mete la vida de
Luis Kuriaki, un poco ya más grande, yo quería jugar con ese personaje todavía
un poco más, quizás por eso da esa sensación”.
—Entonces podría decirse que es una secuela del personaje
en particular
Exactamente, en la novela (La balada de los arcos dorados)
le dice él a su compañera periodista ‘estoy haciendo un cuento en el que se
incendia la ciudad’, no se explica más, pero se supondría que este cuento lo
escribió, es el cuento que nunca pudo escribir que está en la novela, que ahí
se menciona.
En Los primeros atardeceres del incendio, de Silva
Márquez, el origen de la epidemia zombie está en Dachang, China, un guiño más a
otro documento literario sobre el tema: La guía del sobreviviente de zombies.
“También hay un
epígrafe, en el cuento, de Guerra Mundial Z de Max Brooks, tuve que leer el
principio de ese libro y algunas partes para poder darle este sentido como de
testimonio al mío, el libro que se llama La guía del sobreviviente de zombies
son como narraciones en primera persona, compilaciones de lo que sucedió en
todo el mundo mientras los zombies atacaban, entonces yo tomé el principio y
Dachang, porque es el principio de Guerra Mundial Z (libro posterior también de
Brooks), por eso le quise dar ese crédito a él porque ese libro es como el
origen de los zombies modernos. (De hecho) En La balada de los arcos dorados
alguien está leyendo ese libro justamente, pero no se menciona qué libro es”.
—No se hace evidente su presencia...
Exactamente. Pero sí les doy su crédito porque creo que
es muy importante, aparte ellos siempre han estado, ese libro es muy importante
para la gente que le gustan los zombies y no los quise dejar fuera.
—Hay todo un mundo alrededor de la figura del zombie,
literatura, cine, comics… ¿esta fuerte expectativa que hay cuando se habla del
tema le añadió presión a su trabajo?
El zombie, al igual que el vampiro son personajes ya muy
quemados, ¿no? Entonces el asunto es cómo hacer que funcione, y cómo hacer que
funcione, yo creo que eso es lo más difícil, y uno sí que tiene que tomar en
cuenta la literatura y las películas que hay. A mí no me gusta George Romero,
se me hace que sus zombies son muy caricaturescos, uno tiene que hacer del
zombie algo distinto, por ejemplo yo tomo que son todavía seres pensantes que
tienen mucha hambre y que lo dicen. Por ejemplo Morena (personaje que también
aparece en La balada de los arcos dorados) siempre habla con ‘pinche’ y
‘mamar’, y cuando lo muerde el zombie empieza a comunicarse con Luis Kuriaki
con palabras completas, con oraciones sin el ‘pinche’ y sin el ‘mamar’, de
alguna manera lo vuelve más filosófico. Esa fue la impresión que le quise dar
para que funcionara distinto, cada quien le da un toque.
—¿Entonces su idea del zombie es que dentro de la
decrepitud de esos cuerpos en descomposición hay cierta evolución?
Quizás no evolución pero sí cierto miramiento al mundo
que no tenían antes. Quizás si me mordiera un zombie me pondría a pensar las
cosas dos veces antes de transformarme en algo horrible, quizás sea como la
muerte misma.
—El texto está ambientado en Ciudad Juárez que vivió un
caos durante la guerra contra el crimen del sexenio pasado, ¿eso marcó la
historia?
Yo creo que sí. Yo estoy tratando de hacer un universo en
los libros que estoy construyendo, mi universo todavía sigue siendo Juárez, no
me desprendo de esa característica, pero trato de salir de los clichés, por
ejemplo en La balada de los arcos dorados no hay mujeres muertas, hay hombres
muertos, y hay que descubrir cómo sucedió, y en este cuento hay hombres muertos
también y despedazados, y uno pensaría que es el ‘narco’ pero no, son los
zombies. Con toda la intención empiezan las mujeres muertas a levantarse, para
de alguna manera vengarse de todo lo que les ha pasado, y bueno, esa fue la
gran alegoría que quería hacer sin caer en ese hoyo temerario del cliché.
—El virus zombie ¿es una alegoría a la violencia que ya
se infiltró en la sociedad?
Yo creo que sí. Yo creo que nosotros hemos estado ya
infectados con la violencia, somos animales, pensantes, pero animales. Por
ejemplo yo tengo una gatita que defiende su territorio de otros gatos, se
pelean a mordidas y rasguños, y luego ella entra, maúlla y se sienta a tu lado,
si los animalitos hacen eso ¿por qué nosotros no lo tendríamos que hacer? Es la
misma naturaleza del humano, el asunto es que está, podemos decir, más crecida
y de alguna manera más caricaturizada cuando se habla del zombie. Quizás por
eso les guste tanto a la gente el zombie, porque le puedes dar la carga que tú
quieras al zombie y la gente lo toma. Es como si al agua le pones cualquier
sabor, ese es el zombie, es un objeto que no habla, que va a matar, y que carga
lo que le va a dar el autor a ese sujeto para que guste a la gente que lo está
leyendo y le sea atractivo.
—Luego de la llamada guerra de Calderón, ¿cree que
ciudades como Juárez se convirtieron en zombies?
No sabría… yo creo que no. La gente seremos gente,
tendremos ese virus dentro pero más que virus es la naturaleza y lo que
persiste es revivir, estar siempre presentes como raza humana. Retomo lo que
decía Bolaño, que Ciudad Juárez era el infierno y yo creo que donde haya gente
habrá infierno y paraíso, y no podemos salvarnos de eso. Siempre estamos viendo
por nuestra propia naturaleza y podemos tratar de ser mejores o llegar a donde
tenemos que llegar sin obstáculos, o quitando esos obstáculos. Eso es lo que yo
creo, es como la hierba, si hay agua y tierra sale una hierba ahí, es la naturaleza
misma.
—¿Cree que ver series o películas de zombies o leer sobre
el tema ayuda a exorcizar la oscuridad interna?
Yo si creo que sí es para exorcizar. Por ahí se dice que la literatura no sirve para nada.
Yo creo que la literatura sirve para divertir, para entretener, quizás no te
vas a divertir pero sí te vas a entretener dos o tres horas, una semana con el
libro, dependiendo de qué tan buen libro sea y lo rápido que leas.
Lo que yo busco es primero entretener, que ‘te claves’ en
una historia, que pienses en ella después de cerrar el libro, y que digas ‘¿qué
pasaría con Luis?, ¿qué pasó con Morena?, ¿cómo quedó su novia que se quedó en
un búnker?’, hacer pensar eso. Hacer que seas mejor persona es más difícil, no
creo que sea posible.
—¿Escribir ayuda a eso?
Yo creo que sí. Bueno, hay muchas versiones de por qué
los escritores escribimos. Yo pienso que muchos demonios salen cuando uno
escribe, si tienes la capacidad de hacerlo, te metes en eso, lo haces, y de
alguna manera exorcizas esa parte ya sea asesina que uno tiene, gandaya que uno
tiene, o también mujeriega que uno tiene, todas esas intenciones que uno puede
tener en la vida real lo puede vaciar en un libro y que de ahí fluya todo.
—Cuando hablamos de la obtención del Premio Rubén Romero
por La balada de los arcos dorados me dijo que el monto económico del galardón
le iba a ayudar a salir de deudas, además de eso, ¿qué otras cosas le ha traído
esa distinción?
Por ejemplo estas entrevistas, me han invitado por
ejemplo a Coahuila, ha habido buena recepción del libro, quizás el mismo libro
me llevó a que estuviera en esta antología. De alguna manera reconocen que por
algo he de tener el premio y me preguntan ‘oye, ¿quisieras participar aquí y
allá?’. Después de ese premio salí como en tres antologías, yo creo que es un
reconocimiento y como tal la gente lo reconoce y puede servir para ese tipo de
cosas. Todavía no salgo de deudas (risas), estamos en eso pero todavía no.
Y mientras las deudas desaparecen lo que sí aparecerá
será otro libro de Silva Márquez, al menos ese es el plan: 2014 fue el año para
publicar La balada de los arcos dorados y 2015 será para que salga Hombres de
nieve, el libro de cuentos con el que ganó el Premio Nacional de Cuento INBA
San Luis Potosí.
“Se supone que este año tiene que salir, se adelantó la
novela para dejar el libro de los cuentos este año. El año pasado iba a salir
el libro de cuentos, pero como Almadía leyó la novela y dijeron que estaban
interesados les dije ‘adelante, se me hace bien voltearlos’. Entonces lo que
tenía que salir el año pasado va a salir este año, todavía no me han dado fecha
pero esa es la posibilidad, a ver qué sucede”.
Además de lo anterior quizás dentro de poco Silva Márquez
inicie la gestación de una nueva obra en la que retomará el tema de los
vampiros, uno que ya tocó en Los cuervos.
“Estoy revisando el libro de cuentos, ya cuando salga nos
pondremos a escribir. Uno siempre está esbozando cosas. Me gustaría sacar una
novela de vampiros, pero todavía no sabría cómo amarrarla”.
El adiós del caballitoCésar Silva Márquez nació en Ciudad Juárez pero desde hace unos años vive en Coatepec, Veracruz, ciudad en la que abrió una librería, Caballito Azul, proyecto que estuvo amenazado desde finales de 2013 y que ahora llegará a su fin.“Estamos por cerrar la librería, es terrible porque no hay ventas, me están ayudando a sacar los libros, a regresarlos y a ver qué sigue en esto. Quizás no funcionó como yo la tengo, quizás en un tiempo cuando nos recapitalicemos me vuelva a aventar con un proyecto más grande, en un lugar más amplio. Se supone que el gobierno del estado de Veracruz está endeudado, yo sí lo he malvivido.“El año pasado hubo una baja considerable de las ventas, casi de un tercio, entonces en ese tercio de ventas la única persona que está ganando es la casera, no le puedo estar dando dinero a alguien más si no estoy yo ganando algo. El primer año y el segundo no ganaba pero tampoco perdía, la misma librería se sostenía, a finales del año antepasado algo sucedió y todo el año pasado estuvo difícil. Esperamos que en diciembre hubiera ventas pero no, el gobierno no pagaba, algunos clientes me decían ‘no me han pagado mi aguinaldo’, y la verdad si no hay dinero no compran, si no compran no puedo pagar la renta y si no puedo pagar la renta tengo que cerrar. Por eso mis deudas todavía no se acaban”.
Foto: Tomada de http://www.conaculta.gob.mx/
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