Ana Pellicer, vestida de cobre

Ana Pellicer es una de las 26 artistas comisionadas para la XIV Bienal FEMSA, a realizarse este año en Morelia y Pátzcuaro

Artista, creadora, orfebre, mujer… el nombre de Ana Pellicer está ligado al de una familia de gran importancia en el ámbito cultural mexicano, sin embargo, más allá de su apellido, que resuena poético, su nombre se sostiene a sí mismo por las varias décadas que ha dedicado a su exitoso trabajo plástico.
Pellicer es una de las tres artistas de Michoacán que la Bienal FEMSA comisionó para su edición número XIV, a realizarse hacia el final de este año en Morelia y Pátzcuaro, bajo el nombre y tema de Inestimable azar.
Contactada por Daniel Garza Usabiaga, director artístico de la bienal, durante 2019, Pellicer se dijo gustosa por participar.  
“Me cayó como un inestimable azar, como se llama esta bienal, que me parece un nombre muy poético. Daniel Garza Usabiaga me invitó y por supuesto acepté con un gusto enorme. Yo nunca había participado, he participado en muchas cosas pero nunca en una bienal”.
El encuentro, que a partir de su edición XIII, realizada en Zacatecas, se transformó de certamen nacional a bienal curatorial, contará con la participación de 26 artistas comisionados y cinco curadores invitados.

Empieza el trabajo
Ana Pellicer comentó que, aunque no podía adelantar mucho sobre la pieza que está creando para la bienal –cuyas fechas posiblemente deban extenderse debido a la contingencia por la COVID19–, ya se encuentra trabajando en ella.
“¿De qué hay que hablar? Yo voy  a estar hablando de la naturaleza, de los bosques, ese es mi tema. Y de ahí empezar a hacer bocetos, y de ahí empezar a entender qué es lo que quieres hacer. No es evidente, es sorpresivo. Y también el azar existe, en los encuentros que tienes, en obras que ves, en libros que lees, que te enriquecen y que te ayudan a hacer la obra. Por eso adoro el título de la bienal, creo que es un título poético y perfecto”.

-¿Utilizará cobre en la obra?
No les voy a adelantar mucho porque estoy en la elaboración, pero por supuesto que el metal, que ha sido mi materia, va a estar presente. Pero también van a estar presentes otros elementos que yo he empezado a utilizar, en los últimos cuatro años, un nuevo camino y otros materiales. He utilizado además del cobre, y otros metales, el hule, pero esta vez va a estar presente, por supuesto, el metal.

-En estos años de creación artística, ¿qué tanto ha pesado la poesía? Es una disciplina a la que usted está íntimamente relacionada.
Ha sido muy importante. La poesía es parte de mi infancia, de mi vida, con mi tío Carlos Pellicer que siempre ha estado junto a mi corazón.
Siempre, desde niña he oído poesía, he conocido poetas y he podido tener dentro de mi educación a la poesía como una parte muy importante de mi formación artística. También el trabajar en un pueblo como Santa Clara del Cobre ha sido una gran inspiración poética.

-¿Impacta también la visión femenina?
Qué bueno que la mujer ha tomado una posición más fuerte, pero yo creo que el arte es más importante que el género. Primero soy artista y después mujer. Pero, claro, la manera de expresarse es muy diferente en un hombre que en una mujer, pero no necesariamente por el género, es más esencialmente por la educación, por la ubicación. Como yo, dentro de mi educación la poesía es importante porque tengo un tío muy importante que fue poeta, porque en mi familia muchos de ellos se han dedicado a la actuación, al arte, y desde chica lo he vivido.

-¿Cómo ha sido llevar una carrera artística a la par de sus hermanas tan exitosas en la actuación?
En París encontré un libro de dos hermanas que escriben sobre su abuela, la abuela era muy importante, y un periodista francés le hace esta pregunta y ellas dicen: “cuando dos hermanas hacen algo, nunca dejan de jugar”. Ha sido un juego constante, ha sido un buen juego.

Y ese juego ya ha ido más allá de sus hermanas al alcanzar a la actriz Ariane Pellicer, sobrina de la artista. En 1999, para la puesta en escena titulada Nahui Olin, protagonizada por Ariane, Ana Pellicer creó en cobre cinco vestidos, cinco piezas que pueden leerse como vestuario pero también como armaduras y como esculturas.
“Leí mucho los libros de Nahui Olin y el dr. Atl. Ella como mujer siempre me impactó y cuando mi sobrina, Ariane Pellicer hizo la obra de la vida de Nahui Olin, yo le hice el vestuario. Fui a los años 30, a la parte de la moda, y después a la parte de lo que es un vestido de metal, como una armadura. Tomé la esencia de la moda de esa época pero siempre en metal”.

-Podría decirse que cualquier atuendo es como una armadura, ¿cree que también el arte funciona de esa manera?
Definitivamente. El artista tiene una posición muy particular dentro de la sociedad, y su posición es la de poder entrar a todas las escalas sociales. Un artista puede estar con los presidentes como también con los mendigos. Un artista tiene esa libertad social, que es muy apreciable y necesaria, porque tiene esta cosa de ser autosuficiente en la creatividad, y esa es su armadura.



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