Comentario sobre el libro El lado oscuro

Mitad y mitad

¿Alguna vez se ha puesto a pensar en qué es bueno y qué no lo es? La construcción social de la bondad influye en el comportamiento cotidiano: se debe ser de cierta forma, actuar bajo parámetros aceptables, formar parte de ‘la gente buena’.
   Lo que falla en esta concepción es su visión limitada. Donde hay luz también hay invariablemente sombras, oscuridad; es decir, debería tomarse en cuenta el contexto de cualquier acción para poder calificarla como buena o mala.
  La novela debut de Sally Green da prueba de que la vida no debería verse en blanco y negro y que es en los tonos de gris —y por supuesto en todas las otras gamas de colores— donde está lo humano.
   La autora inglesa acaba de publicar en México El lado oscuro (Oceano), la primera entrega de la trilogía Una vida oculta, una historia dirigida al público juvenil aunque con una profunda reflexión —quizás no puesta ahí de manera totalmente consciente— sobre la discriminación, el sentido de pertenencia y la supervivencia emocional.
   Calificada por varios críticos como una historia emocionante y cruda a la vez, el tomo tiene al protagonista, Nathan, en un punto de quiebre, está en un momento de transición y crecimiento, por lo que cualquier lector que esté en una situación similar podrá sentirse identificado.
   En 412 páginas y dividida en seis partes, El lado oscuro es una novela que atrapa desde la primera línea e intriga al lector con un experimento de narración en segunda persona que irremediablemente lo hace parte de la trama.

Sin puntos medios
La historia de Nathan se desarrolla tanto en un mundo mágico como en uno común. Pertenece a una familia de brujos blancos y sin embargo es diferente y repudiado por el entorno. Hay algo en él que no está bien.
   La madre de ese niño raro era una reconocida bruja blanca —el ‘bando bueno’, al menos para algunos— pero su padre es el brujo negro más temido de todos los tiempos. Es la combinación de esas naturalezas la que hace ver con recelo al pequeño.
   Se supone que los brujos deben vivir en armonía y hasta tratar de integrarse en la sociedad fain, es decir los no brujos, sin embargo, para un individuo como Nathan, de quien no se sabe cuál de sus dos naturalezas —negra o blanca— prevalecerá, es algo que resulta aún más difícil.
   La muerte de su madre y la ausencia total de su padre, un nombre que todos conocen y que pocos dicen sin que los invada el miedo, hacen de Nathan casi una sombra incluso en su propia casa. Su abuela y dos de sus hermanos lo tratan bien y buscan ayudarlo, sin embargo, Jessica, la mayor, es hostil.
   La situación en la que vive Nathan no es ideal, es producto de la mezcla indeseable de blanco y negro y eso provoca incomodidad. ¿Qué serán capaces de hacer quienes se dicen ‘los buenos’ con tal de acabar con la amenaza?

No hay varitas mágicas
El lado oscuro resulta un libro interesante y con muchos niveles de lectura. Sally Green lo escribió pensando en el público juvenil, el protagonista está ansiando cumplir 17 años —una edad trascendental para todo brujo— por lo que alguien cercano a esa edad puede identificarse con lo que le ocurre: no encaja muy bien, ni en su casa y mucho menos en la escuela.
   Como ya se mencionó, el tema central de la historia son las transiciones y la supervivencia a ellas. Nathan dará el paso de niño a la edad adulta, al menos para la sociedad de brujos, pero también vivirá la decisión definitiva para saber si su naturaleza negra vencerá a la blanca o viceversa.
   Si el lector decide quedarse hasta ahí encontrará una trama fascinante en la que la magia está presente pero desprovista de varitas mágicas y sombreros seleccionadores. El protagonista de la novela y la trama misma tienen un toque de madurez, oscuridad y hasta violencia que van más acordes con la mentalidad ‘más adulta’ que se supone se adquiere al llegar a los 17 u 18 años de edad.
   Pero si se desea adentrarse un poco más, se encontrará con una crítica hacia la discriminación que cualquiera puede experimentar por diversas condiciones de vida.
   Alguien que por su color de piel, creencia religiosa, preferencia sexual o raza ha vivido el rechazo, se ha enfrentado también a un momento de transición: superar la adversidad de su situación o dejarse vencer por ella.
   Nathan, un protagonista que resulta fascinante, encarna por ello casi a cualquier lector que pueda haber tomado el libro para conocer su historia, una que quizás compartan en algunos (o muchos) puntos.
   Ya sea un adolescente que se sienta incomprendido en su casa, alguien rechazado por la religión que profesa, una persona a la que le pagan menos en su trabajo por ser de una ‘minoría racial’, o quizás un hombre o mujer expulsados de su ámbito familiar por su condición sexual… cualquiera de ellos verá en el personaje central del El lado oscuro a un héroe al que querrán ver triunfar y superar la adversidad para, quizás, superar la propia.
   Además de esta facilidad de identificación resultan interesantes los juegos narrativos que la autora realiza al iniciar la narración.
   Nathan está en una jaula —no se sabe por qué ni cómo llegó a ella— y alguien lo hace saber pero en segunda persona.
   “La jaula ha mejorado mucho desde que pusieron los vellones. Incluso cuando están húmedos, están calientitos. El toldo del lado norte fue una gran mejora también. Tienes refugio contra el viento más recio y contra la lluvia. Y un poco de sombra si hace calor y sol”, puede leerse en la página 17 de la novela.
   Una narración así hace que el lector forme parte de la historia. Le está diciendo ‘tú tienes refugio’, ‘tú estás en la jaula’, algo que resulta poco común en un libro juvenil y que por lo tanto le da un punto de cruce y unión con cualquiera que se sienta o haya sentido cautivo por su situación.
   Otro ‘toque de adultez’ en El lado oscuro es que se habla sin cortapisas del despertar sexual del protagonista. Se enamora, sí, pero también desea a esa persona de quien está prendado, lo que resulta en otro punto de transición: el ideal del ‘amor puro’ o el disfrute carnal.
   Sin importar hasta qué grado se desea profundizar en este libro, sin duda será una lectura disfrutable y en el mejor de los casos ayudará a entender que no hay nada de malo en aceptar y abrazar el propio lado oscuro.



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