Aniversario luctuoso de García Lorca
El genio sin tumba
Hoy hace 78 años que murió fusilado Federico García Lorca
y parece que aún falta mucho para poder hacer aquello que dijo el personaje de
la madre en Bodas de sangre: “Por eso es tan terrible ver la sangre de una
derramada por el suelo. Una fuente que corre un minuto y a nosotros nos ha
costado años. Cuando yo llegué a ver a mi hijo, estaba tumbado en mitad de la
calle. Me mojé las manos de sangre y me las lamí con la lengua. Porque era mía.
Tú no sabes lo que es eso. En una custodia de cristal y topacios pondría yo la
tierra empapada por ella”.
En la madrugada del 18 de agosto el poeta fue apresado
por la Guardia Civil y —según el relato más extendido— fusilado en el camino
que va del pueblo de Víznar a Alfacar. Las acusaciones, según el historiador
Ian Gibson, fueron las de “ser espía de los rusos, estar en contacto con estos
por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos (destacado dirigente e
ideólogo socialista español) y ser homosexual”.
La fecha y hora aproximada del hecho —4:45 horas— se
pudieron establecer luego de décadas de debates e investigaciones, sin embargo,
el cuerpo del poeta y dramaturgo no ha tenido suerte y sigue sin ser identificado,
sepultado en una fosa común junto con Dióscoro Galindo, Francisco Galadí y
Joaquín Arcollas.
Hace cinco años se iniciaron investigaciones forenses en
el paraje que lleva el nombre de Parque Federico García Lorca, pero nada fue
encontrado. En diciembre de 2009 se concluyeron los trabajos en el paraje entre
Víznar a Alfacar sin que hubiera éxito en la búsqueda.
La familia del poeta se opuso siempre al proyecto así que
fue gracias al impulso de los descendientes de Dióscoro Galindo que finalmente se
realizó aunque sin el resultado que se esperaba.
Pese a lo anterior, la fuerza de las piezas teatrales y
líricas del autor español no se perdió —como sus restos mortales— en el tiempo,
y la tragedia, el dolor y la soledad pero también el amor de sus obras sigue
conectando con el público que fácilmente encuentra un punto de coincidencia en
esas tramas consideradas hoy clásicas.
De su tiempo
Apenas un mes antes de ser fusilado García Lorca fue
entrevistado por el poeta y caricaturista Luis Bagaría para el diario El Sol.
Un texto publicado con el título de Diálogo con García Lorca y en el que entre
otras cosas habló del nacionalismo y de la posición del arte frente al sentir y
el sufrir del pueblo.
“Yo soy español integral, y me sería imposible vivir
fuera de mis límites geográficos; odio al que es español por ser español nada
más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea
nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda
en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a
España y la siento hasta la médula; pero antes que esto soy hombre de mundo y
hermano de todos. Desde luego, no creo en la frontera política”, respondió el
poeta a la pregunta: ¿No crees Federico, que la patria no es nada, que las
fronteras están llamadas a desaparecer? ¿Por qué un español malo tiene que ser
más hermano nuestro que un chino bueno?
En la charla, rescatada en el libro Caricaturas
republicanas, también se encuentra el siguiente cuestionamiento: ¿Crees tú,
poeta, en el arte por el arte, o, en caso contrario, el arte debe ponerse al
servicio de un pueblo para llorar cuando él llora y reír cuando este pueblo
ríe?
“Este concepto del arte por el arte es una cosa que sería
cruel si no fuera, afortunadamente, cursi. Ningún hombre verdadero cree ya en
esta zarandaja del arte puro. En este momento dramático del mundo, el artista
debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse
en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas.
Particularmente, yo tengo un ansia verdadera por comunicarme con los demás. Por
eso llamé a las puertas del teatro y el teatro consagró toda mi sensibilidad”,
fue la respuesta del autor de Yerma.
Aunque con metáforas en las obras escritas por Lorca
siempre hubo referencias al momento que vivía la España que le tocó:
convulsionada entre la Segunda República y el inicio de la Guerra Civil,
conflicto que —con Francisco Franco al frente— al silenciar a balazos la voz de
Lorca hizo callar también a todo el país durante 39 años.
Sigue sin existir una tumba física para llorar a García
Lorca, sin embargo varias piezas escritas por el genio granadino pueden servir
de lápida para apoyar la cabeza y dejar fluir el llanto. No se puede ser
indolente frente al dolor de una madre que pierde a sus hijos, como en Bodas de
sangre, y mucho menos ante la asfixiante voluntad de una represora como Bernarda
Alba.
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