Entrevista con Jorge Volpi sobre Las elegidas
Narra el horror
Jorge Volpi está convencido del poder que tienen las
novelas. Consumado narrador, su más reciente publicación, Las elegidas
(Alfaguara), da cuenta de una terrible historia que, vertida palabra por
palabra en el papel, permite ver uno de los tantos Méxicos que existen.
El libro de Volpi tiene un epígrafe bíblico tomado del Génesis
en el que Abraham entrega a Saraí, su mujer, al faraón de Egipto a cambio de
camellos, criados y ovejas. El tema no es nuevo pero en este país no tiene
parangón: En 2001 fue descubierta una red de prostitución, con base en
Tenancingo, Tlaxcala, que llevaba a mujeres a ejercer la prostitución en
California, Estados Unidos. Ese hecho sirvió de inspiración para el literato
mexicano, quien convirtió en versos y letanías, el drama vivido por quienes son
elegidas para vender “su amor”.
Volpi, en entrevista para PROVINCIA, habló sobre la
vastedad de esta épica trama de dolor y sexo que inspiró además la ópera de
cámara Cuatro corridos y la película Las elegidas de David Pablos.
“Ha sido muy rico porque de una idea central mía, que era
la de contar la historia de una familia de traficantes y de la relación con las
víctimas, acabó también inspirando, de manera muy clara, otras historias y
otras maneras de abordarlo, a otros artistas. A David Pablos en la película y a
los cuatro compositores de Cuatro corridos que le dan unas lecturas que son
distintitas por completo a la historia que finalmente terminó plasmada en la
novela”.
—Ha señalado que las novelas permiten meterse en la piel
de otros, ¿fue sencillo en este caso que la narrativa es diferente y además en
verso?
Me metí en ellos, antes de que estuviera en verso, tanto
para el libreto de la ópera como para la historia que finalmente terminó
convirtiéndose en la película, y luego fue decidir que en la parte literaria
—así como David hace con enorme sutileza e imaginación visual el recorrido de
la película, tratando que justamente eso contraste con cierto lirismo visual o
cómo la música es capaz de complementar y darle una visión distinta a los
textos—, que los recursos de la poesía podrían contrastar con lo terrible y lo
sórdido de la historia misma.
Volpi señaló que el libro de Las elegidas, con esta
peculiar estructura, hace eco de la poesía épica. “Tiene un carácter épico, por
supuesto, la sobrevivencia de estas mujeres o contar la historia de las que han
sido asesinadas”.
—¿Cómo llegó la historia a sus manos?
Mi mujer es de Tlaxcala, no ella, pero todo el mundo que
yo conocía cada vez que iba a Tlaxcala, conocía la historia de Tenancingo. Es
algo que si bien cada vez es más conocido en México, hace unos años era sobre
todo del conocimiento general de todo Tlaxcala, se sabía que ese era el pueblo
donde se dedicaban a la prostitución y a la trata de mujeres.
El autor —integrante de la Generación del Crack junto con
Ignacio Padilla, Eloy Urroz, Pedro Ángel Palou, Ricardo Chávez Castañeda y
Vicente Herrasti— señaló que, de alguna manera, al ser tan evidente el negocio
de la trata y la prostitución termina por normalizarse al tratar de ignorar su
gravedad y verlo como un negocio en el que todos los involucrados participan
voluntariamente.
“De alguna manera pasa. La última vez que fui a
Tenancingo —pero esto no solo pasa en Tenancingo sino en muchos lugares—, más
allá de lo que uno puede entrever con casas muy grandes o la riqueza, una de
las cosas que me sorprendió fue —algo que también podemos ver en la Ciudad de
México o en Guadalajara en ciertas zonas—, una larguísima fila de mujeres en la
carretera esperando simplemente ser levantadas”.
—Además de la denuncia o de poner el tema en la palestra,
¿para qué más sirve esta novela?, usted ha dicho que las novelas sirven para
mucho
Exacto, sirven para mucho. No creo, eso sí, que las
novelas cambien la realidad de manera drástica, pero lo que sí hacen las
novelas —o la ficción y eso se ve en la película y en la ópera—, es permitir
que quien está presenciándola viva estas historias, que se convierta por un
momento tanto en las víctimas como en los victimarios y que trate de entender
las condiciones sociales terribles, y culturales también, que en nuestro país
pueden dar lugar a que en un pueblo de 9 mil habitantes esto se convierta en
una práctica normal.
—Aparece un epígrafe de la Biblia en el que se habla de
la entrega de la mujer a cambio de favores y privilegios, ahí se ve que el
machismo tiene siglos de existir, ¿cree que se puede erradicar o es un rasgo
cultural irrenunciable del país?
Por supuesto que es un rasgo cultural y tal vez antropológico,
el patriarcado en todo el mundo o en casi todas las sociedades del mundo
occidental. Creo que por supuesto tiene que erradicarse de muchas maneras. La
revolución feminista es uno de estos grandes cambios que han ocurrido en el
siglo XX que han comenzado de manera muy drástica a cuestionarlo y a
modificarlo aunque todavía no del todo. Las mujeres siguen estando en
desventaja de oportunidades en muchos sectores, en trabajos iguales siguen
ganando menos y hay sectores de la sociedad en los que hay resquicios de la
edad media como es la esclavitud sexual de la que son objeto algunas mujeres.
—Luego de escribir esta novela, ¿cambió en algo su
relación con las mujeres de su entorno familiar?
No creo que en la relación familiar haya cambiado nada esencialmente,
pero sí me hizo, evidentemente, mucho más consciente de la gravedad de este
fenómeno. No se trata de algo localizado, se trata de un fenómeno de esclavitud
sexual.
Una chica fue rescatada de una de estas bandas de
Tenancingo y en sus declaraciones decía que en realidad un resumen de su
experiencia era que había sido violada algo así como 4 mil 500 veces, cuando lo
oímos así nos damos cuenta de lo que está pasando. Para los hombres en México y
en muchos lados, conozco a muchos amigos que he tenido de la escuela, la
prostituta es simplemente una diversión más. Tal vez lo sea porque
efectivamente hay algunas cuantas mujeres que voluntariamente quieren dedicarse
a ello, pero hay muchas más probabilidades de que nos estemos encontrando
frente a una mujer que no quiere estar ahí, que lo que está sufriendo es una
situación de una autoridad terrible o a lo mejor de una condición de esclavitud
sexual.
A otros caminos
El protagonista de Memorial del engaño (Alfaguara) la
novela anterior de Jorge Volpi, tiene una relación muy especial con la ópera,
un rasgo que comparte con su creador. Ese amor llegó a un nuevo nivel en el
momento en que pudo ser el libretista de Cuatro corridos, ópera de cámara que
narra la historia de cuatro mujeres que viven esclavitud sexual.
“Fue muy emocionante. Fue una comisión del departamento
de Música de la Universidad de San Diego, California. Cuando Susan Narucki y su
equipo me contactaron justo estaba yo en el proyecto de la película y como
ellos querían un tema binacional entre México y Estados Unidos en San Diego, me
pareció una coincidencia asombrosa que yo estaba escribiendo con David Pablos
sobre esto que ocurría entre Tijuana y San Diego. A partir de ahí les propuse
que hiciéramos el mismo tema, propuse yo que fueran cuatro monólogos de cuatro
mujeres vinculadas con esta historia. Ellos escogieron cuatro compositores, dos
mexicanos, dos norteamericanos y luego yo trabajé con ellos para ir ajustando
los monólogos de cada una”.
La música de este proyecto —que se presentó el año pasado
en el Centro Nacional de las Artes— fue escrita por Lei Liang, Hilda Paredes,
Arlene Sierra y Hebert Vásquez.
—Es director del Festival Internacional Cervantino (FIC),
esta faceta como funcionario cultural, ¿ha tenido alguna influencia o impacto
en su faceta como creador?
El festival es el mejor trabajo que he tenido, me encanta
hacerlo, también fue el primer trabajo que tuve. Para mí la mayor pasión de mi
vida es la música, más que la literatura, y el teatro es otro de mis grandes
gustos, entonces tener la oportunidad de programar el mejor festival y el más
importante de artes escénicas y música del continente americano, es un gran
privilegio. Me permite estar en contacto con muchos artistas.
De hecho, yo creo que de que a mí me comisionaran
escribir esta ópera de cámara también de ahí surgió la idea que tenemos en el
Cervantino, desde que yo inicie como director, de comisionar nosotros una ópera
de cámara cada año en el proyecto que llamamos OM21, Ópera Mexicana 21,
justamente tratando que sean temas de actualidad, para revitalizar la ópera en
pequeños formatos.
—¿Escucha música cuando escribe?
Siempre. No tengo demasiadas manías, la única que tengo a
la hora de escribir es que oigo música, sobre todo música clásica y ópera. A
veces también alguna otra cosa.
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