Entrevista con Daniela Michel, directora del FICM

Fatalidad en la mirada

Suena una música insinuante. Alguien le arranca notas cadenciosas a un piano cuyo ritmo se funde en las caderas de una bella mujer que, enfundada en un vestido negro y entallado, da una honda calada a su cigarro antes de empezar a cantar: “Me quedé pensando en lo que he vivido, en las cosas amargas que pasan de pronto al olvido. Un dulce promesa, el beso que fingía, locura, angustia y agonía, estas cosas que tienen un sabor de mentira…”.
   Los claroscuros, las copas y el ambiente viciado de los cabarets mexicanos presentes en el cine negro nacional de las décadas de 1940 y 1950 llegaron ya a la capital michoacana y ahora tendrán una parada internacional en el Museo de Arte Moderno (MoMA, por sus siglas en inglés) de Nueva York como parte de su recorrido.
   El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) presentará siete películas como parte del ciclo Mexico at Midnight: Film Noir from Mexican Cinema’s Golden Age entre el 23 y el 29 de julio próximos en dicho museo.
   María Félix, Arturo de Córdova, Carmen Montejo, Dolores del Río, Andrea Palma y Pedro Armendáriz, por mencionar solo algunas de las grandes figuras de la cinematografía nacional, llegarán al público estadounidense, quizás por primera vez, a través de las cintas En la palma de tu mano (1951), La otra (1946), La noche avanza (1952), La diosa arrodillada (1947), Crepúsculo (1945), Que Dios me perdone (1948) y Distinto amanecer (1943).

Buena respuesta
En entrevista para PROVINCIA, Daniela Michel, directora del FICM, señaló su emoción por la respuesta generada ante el anuncio de la actividad señalada e incluso The New York Times ya se sumó a la larga lista de medios que han hecho eco de esta exhibición especial.
   “La gente tiene mucha curiosidad de ver estas películas clásicas de Julio Bracho y de Roberto Gavaldón que no se han visto en Estados Unidos”, comentó Michel.
   Parte de este entusiasmo, consideró, radica en que se llevarán grandes ejemplos de cine negro a Estados Unidos, el país en el que surgió el género. “De alguna forma eso es lo que les llama la atención. El cine negro, que a veces es tan difícil de definir, los americanos a veces sienten que nada más había en Estados Unidos pero no, hubo algo de cine negro en Francia, hubo también algunas películas de ese tipo en Italia y en México hay unos ejemplos increíbles. Para ellos es como una revelación que hubiera cine negro en México, están muy contentos.
   “Hice una entrevista muy amplia con el periodista del New York Times, hay muchos compañeros programadores de Estados Unidos, y de otros medios como Variety, que están interesadísimos en conocer estas películas porque yo lo que pienso es que es el tipo de cine que muchos americanos no tienen manera de ver más que así. Los DVDs de estas grandes películas mexicanas no tienen subtítulos en inglés. Si tú le mandas La diosa arrodillada a alguien te dirá ‘qué padre está el DVD, pero no tiene subtítulos’”.

—¿Qué elementos propios tiene el cine negro mexicano que podrá descubrir el público estadounidense?
Yo creo que hay muchas cosas en común. Hay siempre un ambiente urbano, hay un fatalismo, hay un pesimismo… lo que tiene un color muy interesante es la Ciudad de México, que era una ciudad muy cosmopolita igual que Nueva York o Los Ángeles en los 40. Lo que les va a llamar mucho la atención es que en México existiera ese cosmopolitismo que la gente no lo piensa. Cuando ven las películas de ‘El Indio’ Fernández dicen ‘era así todo México, todos vestidos de campesinos’, y no, México tenía esta contraparte que era increíblemente cosmopolita, muy sofisticada, muy urbana, donde había conflictos también existenciales, de tipo neurótico, de thriller psicológico y es muy interesante.
   Van a ver que hay muchos temas similares pero le van a ver un sabor de México. Las escenas de cabaret del cine en México son únicas en el mundo, no hay nadie que las hiciera en el cine como los mexicanos, la verdad. Se ve a la mujer fatal como Ninón Sevilla con el humo del cigarro y la música increíble de Agustín Lara. Todo ese color y ese sabor es un poco el cine negro a la mexicana.
   Yo creo que el espectador se va a dar cuenta de que había un gran tecnicismo, una gran búsqueda formal, impresionante, había guiones estupendos, había unas historias muy complejas, muy urbanas, muy sofisticadas. Yo creo que ese color, y ver a la Ciudad de México en su gloria que fue en los años 40 y principios de los 50, va a ser algo muy hermoso.

El aire cosmopolita y atractivo que se vivía en el país durante y después de la Segunda Guerra Mundial queda bien descrito, señaló Michel, en Que Dios me perdone, cinta de 1948 estelarizada por María Félix y filmada en Pátzcuaro.
   “(Había) Refugiados que llegaban a México. Habían desde espías nazi —hubo el caso de una espía tremebunda, Hilde Krüger, que vino a México en calidad dizque de actriz y era una espía nazi. Amante de varios políticos mexicanos para sacarles información y salió en dos o tres películas— y había de todo en esa sociedad mexicana de los años 40: desde los republicanos españoles, americanos refugiándose del anticomunismo y poco después la generación de los beats”.

Grandes tramas
Xavier Villaurrutia, José Revueltas, Gunther Gerszo y Luis Spota fueron los creadores y colaboradores de los argumentos y guiones de las cintas a proyectarse que rompen con esta imagen de idilio campirano que se tiene sobre México a raíz del cine que hiciera principalmente Emilio ‘El Indio’ Fernández, entre otros cineastas.
   “Esperemos que los americanos vean de otra manera al cine mexicano. Yo adoro a ‘El Indio’ Fernández y él siempre decía: ‘Existe un solo México, el que yo me inventé’ y no, claro que no, había otras visiones de México. Había una gran asistencia a los cines y esa gente veía películas de todo tipo, melodramas, películas fantásticas como Cuando los hijos se van, Una familia de tantas… hay un cine increíble mexicano que está por descubrirse”.

—¿Este ciclo va a redimensionar al cine mexicano tanto para el público común como para los especialistas en Estados Unidos?
Yo  creo que sí. Afortunadamente el MoMa me dijo ‘ojalá que sea la primera de muchas colaboraciones que tengamos’. El año antepasado presentamos en el FICM un programa de Arturo de Córdava que luego, íntegro, se presentó en la UCLA, la Universidad de Los Ángeles, y llamó muchísimo la atención. Entonces yo creo que sí es muy importante.
   Este año (para el 13 FICM) estamos trabajando en una muestra de cine clásico de terror mexicano. No el clásico que es hasta chusco como de Pepito y los monstruos, sino películas de Juan Bustillo Oro, de Fernando Méndez, de Fernando de Fuentes, como El fantasma del convento, películas que tienen un cariz auténticamente de terror.
   La tradición del terror mexicano es bastante grande, muy fuerte, si le quitas la parte kitsch que existe con las del Santo, hay muy buenas películas de terror mexicanas y también de una forma muy mexicana. El vampiro, del gran michoacano Fernando Méndez, es una de las películas más importantes del cine de terror del mundo, es una película de culto, pero no se explica si no supieras que antes de él estuvo Fernando de Fuentes y Bustillo Oro cultivando el género.
   Nos da muchísimo gusto que el FICM sirva como un enlace con la gran tradición cinematográfica que tenemos.

—¿Cómo fue la curaduría para el ciclo?
Trabajamos muy en conjunto con la filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tenemos una directriz sobre los títulos que nos gustan, lo difícil a veces es encontrar copias, puedes decir ‘me encantaría tener esta película’ pero no hay.
   Ahora estamos buscando una de Taboada para el ciclo de cine de terror y no hay películas en 35 milímetros ni en Blu Ray de Taboada. Dices ‘es famosísimo, hizo Más negro que la noche’ y no hay material proyectable. No vamos a pasar en DVD las copias. Eso nos limita mucho.

A pesar de lo anterior y del deseo no siempre cumplido de que todas las proyecciones fueran en 35 milímetros, el formato original, o en su defecto en Paquete Digital Para Cine (DCP, por sus siglas en inglés) Michel se dijo contenta de que el FICM pueda aportar a la difusión de la filmografía nacional.
   “Desde nuestra trinchera estamos tratando de ver que este trabajo que hacían los cineastas que no son ‘El Indio’ Fernández nada más, sino todos los demás, también tienen cabida e hicieron un trabajo extraordinario en el cine mexicano”.

—Y dieron pie para que el cine actual no se limite en cuanto a temas ni escenarios…
Exacto. Es muy importante. Luego dicen ‘¿cómo es que hay tan buenos cineastas mexicanos?’, es que existe una gran tradición de cine mexicano, no somos un país como Eslovenia —con perdón para lo eslovenos— que ¿cuál cine?, tenemos una tradición importantísima de cine.
   Muchos de los cineastas mexicanos crecieron viendo cine mexicano en la televisión y este cine del bueno, bueno, bueno que tenemos. Es muy importante que los cineastas mexicanos que vengan a Morelia, los jóvenes, los cortometrajistas y documentalistas vean en la gran pantalla este cine.



Still de la película En la palma de tu mano estelarizada por Arturo de Córdova, Leticia Palma 
y Carmen Montejo. Tomada de: filmotropo.wordpress.com 

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