Entrevista con el fotógrafo Mane Borja

El ojo de Mane

Así como de una cocinera se dice que tiene buena sazón, de un fotógrafo se dice que tiene ‘buen ojo’. Pero, ¿qué es sazón y qué es ‘tener ojo’?, ¿se trata de una cualidad casi divina que solo poseen unos cuantos, o cualquiera puede aspirar a tener esos deseables atributos?
   Mane Borja, joven profesional de la lente radicado en Morelia, está convencido de que lo arriba mencionado es quizás solo una forma rimbombante de referirse a la capacidad de generar buenas piezas y encuadres y que, así como se construyó el término, también es posible desarrollar la habilidad.
   Con eso en mente es que durante la semana pasada ofreció un curso de fotografía en Hausworkshop dirigido a gente con conocimientos básicos de esa disciplina que deseara potenciarlos.
   Borja —egresado de Ciencias de Comunicación de la Universidad Latina de América—, en entrevista para PROVINCIA se dijo satisfecho con el resultado y habló sobre cómo su ojo y el ojo mecánico de la cámara tienen una conexión perfecta.

El potencial
Borja, nacido en Huetamo, Michoacán, fue premiado, en 2013, en el Encuentro de Fotografía Centro Occidente y ahora, dos años después del primer disparo con su cámara y a ocho meses de estar dedicado por completo a la generación de imágenes, está en una nueva etapa: la de compartir su conocimiento.
   “Yo veo muchísimo potencial”, dijo el michoacano, quien acaba de cumplir 28 años de edad. “El taller fue para potencializar o descubrir su ‘ojo fotográfico’, y tratar de explotarlo. Yo veo muy buen material.
   “Se tomaron fotografías en la calle, yo vi mucho material buenísimo. (También) Fue experimentar el fotografiar modelos. Vi muchísimo interés y potencial (en los participantes)”.

—Vivimos en una época saturada de información y de imágenes, una época en la que existe Instagram, ¿qué cree que hace la diferencia entre alguien que toma fotos y un fotógrafo profesional?
No sé si, lamentablemente o afortunadamente, las redes sociales se han convertido en una ventana a través de la que puedes expresar lo que tú quieras. Lo que pasa con Instagram es que mucha gente ya por tomar una foto va a decir que es fotógrafo, pero la verdad es que hacer una fotografía profesional sí tiene un proceso más complejo como son cuestiones de luz, de encuadre, de composición.
   Yo creo que sí se alcanzan a distinguir esos dos tipos de fotografía: la profesional, tomada a conciencia, con un buen equipo, con conocimiento… y otra fotografía que igual puedes ir con tu celular y capturas el momento, que no es malo. Yo creo que puede llegar a ser una buena fotografía y creo que Instagram, o las redes sociales, es una herramienta para que la gente se vaya interesando en la fotografía.

—¿Usa redes sociales?
Yo utilizo 100 por ciento redes sociales. Utilizo Facebook, utilizo Instagram, ahí comparto todo el material que tomo con mi cámara profesional, subo pocas fotos tomadas con celular.
   He visto muy buena respuesta de la gente a partir de que sí se logra transmitir (en esos espacios) el trabajo que lleva un poco de preparación.

El enfoque
Mientras el salón de Hausworkshop se vaciaba y luego de que Mane Borja diera indicaciones para el que sería el último día del curso, la pregunta estaba en el aire, ¿qué es el ‘ojo fotográfico’?, ¿es lo mismo que el estilo?
   “Eso de ‘ojo fotográfico’ es una palabra que alguien inventó para que sonara mejor”, dijo Borja. “Para mí es un conjunto de cosas: la composición que le des a la fotografía, la intensión, la visión, el encuadre… puede ser el estilo también, yo creo que son varias cosas lo que pudiera determinarse como ‘ojo fotográfico’”.
   El joven fotógrafo indicó que cuando la gente dice que alguien tiene un buen ‘ojo fotográfico’ porque nació con un don para ello le parece una mentira.
“Yo creo que es más cuestión de repasar algunas reglas, algunos conceptos, y estar practicando y practicando. Así es como se desarrolla el ‘ojo’”.

—¿Con qué cosas se puede ‘alimentar’?
Tener siempre a algunos fotógrafos que admires, estar checando su trabajo, estar muy al pendiente de lo que está ahorita de moda, actualizarte, y simplemente practicar. Yo creo que eso es la base: la práctica, y escuchar lo que la gente dice de tu trabajo. Es como se puede hacer, al menos yo así alimento a ese ‘ojo fotográfico’.

Desde hace dos años que Mane Borja toma fotografías y de ocho meses a la fecha está enfocado en hacer piezas en las que trabaja con modelos en lencería para las que aprovecha la luz natural y produce una composición que le resulte vasta y a la vez un tanto misteriosa y sensual. Un cambio radical para alguien que inició en la fotografía documental.  “Hacía foto un poquito más urbana, más callejera”.

—¿Por qué el cambio?
Trato de mezclarlo, fotografía documental con fotografía de modelo. Lo que yo trato de hacer con esta fotografía documental es contar una historia a partir de que la modelo está en un cuarto de hotel y está pasando algo ahí.
   Yo creo que el cambio fue porque dije: ‘Nadie está haciendo este tipo de fotografía aquí en Morelia, voy a hacerlo yo. Me gusta, se me hace interesante y creo que pudiera hacer un poquito más de ‘ruido’’. Creo que esos fueron los principales objetivos y sí, creo que sí están funcionando.
   La fotografía documental nunca me ha dejado de gustar y creo que nunca voy a dejar de hacerla. Simplemente fue darle un break a eso y experimentar esta parte, conocerla.

—Hace dos años que se inició como fotógrafo, ¿desde el primer disparo se asumió como tal o en qué momento dijo: ‘Sí, soy fotógrafo profesional?
Me acuerdo que una profesora que me dio clases de fotografía me dijo que la diferencia entre un fotógrafo y un fotógrafo profesional es cuando ya empiezas a cobrar. Al principio regalé muchísimas fotografías, hacía trabajos gratis porque quería que la gente me volteara a ver, etcétera, pero yo creo que cuando ya me sentí un fotógrafo profesional fue cuando gané un concurso nacional de fotografía documental y algunas fotografías mías las expusieron en el Centro Cultural Clavijero, yo creo que desde ese momento me la empecé a creer y dije: ‘Bueno, ahora sí podría decir que soy un fotógrafo profesional’. Desde ahí me empecé a meter más a la fotografía.

En bragas
Los documentos gráficos que genera ahora Mane Borja implican una suave sensualidad a través de la presencia de modelos en ropa interior, un tipo de imágenes que podría tomarse por retador en una ciudad como Morelia, que se precia de su conservadurismo. Pese a esto, la respuesta hacia su trabajo, como ya mencionó, es favorable.
   En su página de Facebook —Mane Borja— puede verse parte de la obra fotográfica, y aunque es un espacio en el que cualquiera puede comentar y hasta censurar, el creador michoacano no ha tenido problema de ningún tipo.
   “Me sorprende mucho esta parte porque en mi página de Facebook, que ya tiene unos seis meses, ahora tengo unos 7 mil seguidores, más o menos, y curiosamente, o sorprendentemente, o por muy buena suerte, nadie ha puesto un comentario queriendo insultar a las modelos o alguna majadería, no, todo lo contario, (comentan) que son fotografías muy cuidadas, que son fotos muy elegantes, que son fotos que transmiten mucha sensualidad, pero sin ser vulgares. No, nada de reportes”.

—¿Ha encontrado dificultad para no cruzar de lo sensual a lo sexual?
No, no he tenido ningún problema. Pudiera tener esa ventaja, que sé distinguir esa línea.
Tengo un proyecto que se llama Hotel Delirium, que es tomar fotos de chicas en diferentes hoteles de la ciudad. Este proyecto sí sugiere poses más atrevidas, menos ropa a lo mejor, pero aun así no caen en lo vulgar. Siento que tengo muy definida esa línea y logro no cruzarla.

—¿Ese sí es un don o es algo que también desarrolló?
No, no es don, simplemente es… ¿cómo podría decirlo?... A lo mejor ser congruente con tus principios, ser respetuoso, o a lo mejor tener siempre bien presente algo qué es vulgar y qué no lo es.
   Hay muchos elementos que te pueden ayudar para, aunque esté la chica en lencería, poder suavizar la foto, a lo mejor la iluminación, la lencería que sea de un tipo específico, eso pudiera relajar la fotografía y no deja que se vea vulgar. No, no creo que sea don, sino simplemente tener mucho cuidado de lo que estás fotografiando.

—Aun así una sesión en lencería no debe ser, de entrada, tan sencilla, ¿cómo hace para conectar con la modelo?
Yo creo que es importante que haya una charla antes, desde ponerte de acuerdo del lugar, preguntarle si ya está lista, qué se quiere poner… mostrar interés de lo que ella quiere. Ya cuando  se va hacer la sesión de fotos mantenerte siempre en comunicación.
   Yo lo que hago mucho es hacerlas reír, hacer bromas con ellas como si fuéramos un par de amigos aunque las acabe de conocer y siempre estar como muy al pendiente de lo que ellas quieren o necesitan, incluso hasta después de la sesión. Yo acostumbro mandarles las fotos, a veces por Whatsapp, y les pregunto ‘¿cómo ves esta foto?, ¿te gusta, o le manejamos otro revelado digital?’, siempre tener esa atención y ese respeto.


—¿Es fácil encontrar modelos de lencería en Morelia?
Al principio sí me costaba trabajo. A lo mejor la gente de aquí no estaba tan acostumbrada, entonces al principio sí me costaba encontrar amigas que se animaran, pero ahora ya son varios inbox los que me llegan a la semana, pidiendo fotografías de ese tipo.
   Al principio no las cobraba pero se empezó a cargar al trabajo y decidí cobrar aunque fuera algo simbólico. Sí, ahorita mucha gente quiere.

—¿Y modelos masculinos?
He hecho fotos para deportistas, es un mercado que no he estado explotando mucho pero sí lo he hecho y claro, estoy abierto. Si alguien llega a pedir una sesión de fotos claro que se la haría, no tengo ningún problema.

—¿A dónde va Hotel Delirium?
Tengo pensado hacer una exposición de esta serie, aún no logro encontrar el lugar. Estaba pensando hacerlo a lo mejor en un tipo bar, algo que no fuera tan cultural sino más relajado donde la gente pueda echarse un trago y ver las fotos. Algo más nocturno tal vez, que sea congruente con el trabajo.

—¿Es Morelia un buen lugar para ser fotógrafo?
Sí, yo creo que sí. Me sorprende cómo en estos ocho meses que he estado dedicándome más a la fotografía se ha estado abriendo el mercado mucho más.
   Curiosamente desde que empecé a hacer las fotos de las chicas me ‘jalan’ para hacer fotos publicitarias, acabo de hacer unas fotos para un libro de arquitectura. Se está abriendo el panorama, la gente se está dando cuenta de que la fotografía es importante, vender la imagen que tú quieres es importante. Sí, yo veo muy buen potencial aquí, el problema es que la gente no está acostumbrada a pagar, cuando les dices un precio desconoce todo lo que se tiene que hacer y piensan que es un trabajo de nada más pararte, disparar y ya.

—¿Se toma selfies?
Sí, muchas, pero no de esas de en el baño. Acostumbro tomarme selfies con las modelos cuando estoy en los shootings, es dejar una marca tal vez, o mostrar lo que se está haciendo. A veces lo hago con el celular y a veces con la cámara.




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