Entrevista con Cupatitzio Piña
Transfiguración
Una mujer llora porque no puede ver a sus hijos, otra
habla de tiempos difíciles en su trabajo y una más narra una terrible
experiencia que la llevó al borde de la muerte. Las tres tienen, además de
historias por contar, algo en común: Son transgénero.
El trabajo realizado por Cupatitzio Piña Mendoza en su documental
Transformación permite asomarse y conocer, quizás por vez primera, las
historias de mexicanos que han vivido –o están en proceso- un cambio de sexo.
Su trabajo fílmico surgió como parte del proyecto de
titulación de la Maestría en Filosofía de la Cultura luego de integrarse al Taller
de Desarrollo y Producción de Proyectos Documentales Etnográficos con el apoyo
de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y el Centro
Nacional de las Artes (Cenart).
Transformación se estrenó el fin de semana pasado en el
Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ) y dentro de poco estará en Internet
con acceso libre.
En entrevista para PROVINCIA Piña Mendoza contó como fue
que llegó al tema de su documental, las trabas y problemas que tuvo para
realizarlo y sobre su concepto de lo masculino y lo femenino.
El también autor moreliano comentó que antes de iniciar
todo este proceso nunca antes había pensado siquiera en el tema de la
transexualidad y lo que implicaba pero un día, pensando en el tópico que debía elegir
para su investigación, tuvo un encuentro que le clarificó el panorama.
“El hecho de encontrarme con esta trabajadora sexual un
día caminando en la noche dije ‘bueno, aquí está, se cruzan todas estas cosas,
seguramente debe haber mucha gente como ella, que no están en las esquinas, que
no están trabajando en la calle’, y entonces mientras iba avanzando en la tesis
iba comprendiendo también la complejidad del fenómeno y eso mismo me fue como
abriendo la mentalidad, la perspectiva, y decir ‘es un fenómeno muy complicado
y muy complejo’. En el debate académico es complicadísimo, hay una serie de
debates y bueno, no tenía prejuicios, de entrada no los tenía, pero tampoco
tenía cierta claridad acerca de con qué me iba a encontrar”.
La investigación de Piña Mendoza se tituló como Cuerpos,
tecnologías y subjetividades. Una aproximación a la múltiple encarnación de las
identidades transgénero.
-Ya que tuvo claro el tema, ¿hubo alguna dificultad con
la universidad o alguna de las instituciones que se involucraron en el proyecto?
No, por fortuna no, cuando yo encontré la convocatoria al
Taller de Desarrollo y Producción de Proyectos Documentales Etnográficos, le
planteé a mi asesora de tesis la posibilidad de poder conjuntar los dos
procesos y me dijo que adelante, después, ya cuando me tocó la elección del
tema le dije: Yo creo que la identidad de genero es donde se cruzan todos mis
intereses académicos y me dijo que estaba perfecto ya que además es un tema muy
visual, y que podría tener una buena resolución a partir del cine etnográfico.
Con quien sí quizás un poco fue con los compañeros de la maestría
y del taller, esto que decía el sociólogo estadounidense Erving Goffman de que
el estigma es contagioso, que es una enfermedad social, pareciera que un poco
el hecho de trabajar cerca de estas personas también te trasmitía como cierto estigma,
mucho decir ‘este por qué está trabajando con ellos, ¿también quiere cambiar de
sexo o qué?’, pero no, nada de eso, las instituciones de hecho me apoyaron
muchísimo de que fuera este tema tanto en la maestría como en el taller.
-Comentó que la elección de los testimoniales fue un
tanto azarosa, ¿fue fácil abordarlos ya que los tuvo ubicados?
No, de hecho si fue bastante complicado. Ellos ya están
un poco acostumbrados a que lleguen reporteros, a que lleguen periodistas a
hacerles reportajes y el problema es que muchas veces no se respeta su
información o se les da un tono amarillista o un tono victimizante, o no se da
la información tal cual ellos la trasmiten y quisieran que se difundiera, entonces
ya están muy a la defensiva.
Sí fue complicado llegar a ellos y fue a base del diálogo,
de platicarles un poco la investigación, cual había sido mi propio proceso de
discriminación con esta onda de los tatuajes, y fue a partir de ir platicando y
generando cierta empatía con ellos, ya que veían que era un trabajo serio, en
todo caso negociábamos, incluso con los que estaban más a la defensiva,
negociábamos que el trabajo debía tener un tono tal que les sirviera a ellos
para seguir en su lucha por el reconocimiento de sus derechos.
Autor del libro Cuerpos posibles… cuerpos modificados.
Tatuajes y perforaciones en jóvenes urbanos (2004), Cupatitzio Piña tiene
tatuajes por lo que no es totalmente ajeno a estos procesos de cambio del
cuerpo y también un poco a la discriminación por una imagen que se sale de la
norma.
A pesar de lo anterior el joven investigador dijo no
considerarse un experto en el tema del cuerpo, “estoy aprendiendo y estoy
investigando y eso me parece lo importante, pero no creo que haya nadie experto
en el cuerpo, lo importante será seguir avanzando, entendiendo que el cuerpo es
un campo de conocimiento enorme, inagotable y que sigue teniendo muchas cosas
todavía de las cuales podamos aprender”.
-¿Cuál fue el principal aprendizaje de todo este proceso?
En el académico fue bastante fructífero. Por fortuna me
dieron la mención honorifica a la investigación y bueno, fue bastante
fructífero entender estas formas de producción de la corporalidad a partir de
los discursos científicos por parte de la siquiatría, por parte de las ciencias
sociales, y cómo esto es completamente distinto cuando se vive en carne propia.
A partir de las historias de estas 11 personas que
participaron pude vislumbrar cómo los debates académicos están un poco alejados
de la realidad y no están respondiendo a las necesidades vitales de estas
personas.
Transformación pudo ser exhibido el fin de semana pasado
luego de dos años y medio de trabajo, tiempo que se dividió en un año de
investigación en la maestría, otro de capacitación en el taller de producción
fílmica y luego seis meses para escribir propiamente la tesis y salir a rodar
el documental. “Empezamos a principios de 2011 y concluimos a mediados de 2013”,
comentó.
-¿Qué fue mas difícil la preproducción, la producción o la
postproducción?
Un poco de todo. Un poco la preproducción porque había
que platicar mucho con las personas que participaron para que accedieran, había muchos que se
negaban de entrada y no los pude hacer mover de ahí.
En la producción lo complicado fue que teníamos un manejo
bastante precario de las cámaras y los micrófonos, entonces había cosas a
resolver de aspectos técnicos que se nos salían de las manos y que teníamos que
resolver como pudiéramos.
La postproducción quizás haya sido lo más fácil porque ya
había un compromiso que la narrativa tenía que servir para ellos y también para
mí, entonces ya tenía mucha claridad hacia dónde iba, tenía que ser una
narrativa con mucha información, que tuviera denuncia social acerca de las
problemáticas que ellos tienen y al mismo tiempo que tocara también ciertos
aspectos que yo estaba manejando en la investigación escrita.
-¿Hubo momentos difíciles durante la grabación? Dos de
las entrevistadas hacen trabajo sexual
Sí, en esta secuencia en la Ciudad de México donde va
caminando (una de ellas) y la acompañamos de su casa a su esquina de trabajo
fue complicadísimo, porque estaba en una zona bastante insegura de la ciudad.
Iba el personaje, la camarógrafa, el sonidista y yo iba
detrás de ellos pero cargando todo el equipo, las luces, el tripié, entonces no
podía moverme, sí hubo un momento en el que dije ‘si aquí nos pasa algo nos va
a pasar de todo porque yo no puedo ayudarlos a ellos y ellos tampoco me van a
poder ayudar a mi’. Ese fue el momento más complicado.
-En el documental se menciona el tema de lo masculino y
lo femenino, ¿personalmente qué cree que es ser hombre y qué se ser mujer?
Esa es una pregunta complicada. Una de las tesis, de las
premisas de la investigación escrita en la maestría es que estamos llegando a
un momento histórico en el que el desarrollo tecnológico y científico está
alcanzando unos puntos en los cuales cada vez va a ser más difícil definir si
hay una base biológica natural o qué es lo que define las identidades de género
porque con cada nuevo descubrimiento científico nos vamos dando cuenta de que esta
frontera es bastante maleable.
Por otro lado los avances de las técnicas quirúrgicas y
las terapias hormonales están llegando a un punto en el que si tú decides
cruzar la línea del género cada vez va a ser más efectivo, cada vez va a ser
menos notable tu origen biológico digamos, y entonces si las cosas siguen así
llegaremos a un momento en el que la identidad de género sea una cuestión de subjetividad.
Uno de los testimoniales incluidos en Transformación es
el de la activista trangénero Agnes Torres, originaria de Puebla, quien fue
asesinada en 2012.
“La cuestión de Agnes es un tema que detonó muchas cosas
en la narrativa del documental porque yo la conocí, estuve platicando con ella,
teníamos una entrevista programada, ella ya había decidido participar en el
documental y una semana antes de que nosotros saliéramos a rodar la asesinaron,
entonces fue muy duro y complicado. De que es un símbolo ya lo es, es un
símbolo para comunidad transexual en México”.
-Comentó que el documental no va para festivales, ¿en
donde se va a compartir?
El camino es este, terminar de cumplir el compromiso con
los participantes (les entregará una copia a cada uno), terminar de cumplir el
compromiso con la universidad, que no solamente el documental se quede ahí sino
que también las entrevistas completas para que si hay investigaciones
posteriores se pueda utilizar ese material o pueda darle cierta orientación a
otros investigadores, y una vez que terminemos este proceso lo vamos a subir a
Internet, creo que es la vía más factible para que pueda llegar a una mayor
cantidad de personas.
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