A 58 años de la muerte de Miguel Bernal Jiménez

Un tributo al gran creador

Hoy hace 58 años que falleció el gran músico moreliano Miguel Bernal Jiménez. Tenía 46 años de edad cuando, estando en León, Guanajuato, un ataque al corazón le arrebató la vida.
   A casi seis décadas de su partida —tiempo mayor de lo que duró su corta pero agitada y productiva existencia— es justo hacer una pausa y preguntar ¿de verdad se conoce y valora su obra y legado? De las 251 piezas que el maestro escribió —entre música vocal e instrumental, sacra y profana—, ¿cuántas ha escuchado?
   Se supone que en Internet podemos encontrar todo y si se busca en Youtube se puede ver que efectivamente hay temas de Bernal Jiménez en el famoso sitio de videos pero es necesario observar todos los detalles.
   Uno de los clips —publicado hace cinco años por el usuario opus88888— es de Mester de Juglares, tema de Radio UNAM que a la fecha tiene 26 mil 441 visitas (uno de los más vistos del maestro), mientras que, por poner un ejemplo, Justin Bieber con Confident tiene, en apenas cinco meses, 87 millones 535 mil 889 reproducciones.
   El error de apreciación es claramente del público, uno que consume lo primero que le dan sin meditarlo demasiado o tal vez sin pensar en absoluto. Por supuesto son las adolescentes principalmente quienes buscan los temas del cantante canadiense, pero es justamente a esa edad que debería forjarse el gusto por la música de concierto, esa que a décadas de su composición sigue viva, sigue trasmitiendo un mensaje.

Los mil nombres
¿Qué tienen en común El Sr. Batuta, El Doctor Becuadro, El Niño Semifusa, Fray Florindo, Servus, M. Mouse, Primicerios, Jaime Le Brungel y Miguel Bernal Jiménez? Que todos amaron la música.
   Todos esos nombres, o más específicamente seudónimos, fueron algunos de los que utilizó el maestro para publicar en su revista de cultura sacro musical, Schola Cantorum, fundada en enero de 1939 y que circuló en la capital michoacana durante 34 años.
   Y así como Bernal Jiménez tuvo varios nom de plume y personalidades al publicar, su obra detenta también aristas no por todos conocidas.
   Ballets, dramas sinfónicos, concertinos, música sacra y profana… un catálogo vastísimo y variado que la familia del maestro, a través del Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez y su patronato., ha buscado preservar y difundir de la mejor manera.
   En una entrevista realizada el año pasado, a propósito de la edición 25 del encuentro musical, Verónica Bernal, nieta del compositor y actual directora general del festival, comentó para PROVINCIA sobre un proyecto de digitalización de las piezas en conjunto con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta)
   “Platicábamos con el licenciado Rafael Tovar y de Teresa (titular del Conaculta) y se aprobó el poder digitalizar toda la obra del maestro Bernal Jiménez y poco a poco iremos haciéndolo. Primero se tiene que hacer una transcripción y (posteriormente) toda una edición crítica y editorial para cada una de las piezas y, bueno, esto cuesta muchos millones de pesos.
   “El proyecto inicial es primero digitalizarlas, sobre todo para que no se vaya a perder ese legado, porque si no se le da un tratamiento (adecuado) a un archivo de tantos años empiezan a pegarse las hojas y se empieza a perder el material; vamos a empezar el proceso de toda la digitalización de la obra y posteriormente trabajar toda la transcripción y la edición”.
   Añadió en ese momento que esperaban tener para este año listas las piezas para orquesta y cada año seguir, “luego en 2015 todo lo coral y después todo lo sacro…”.

Una obra de amor
El principal —o el que la mayoría comparte en mayor o menor manera— legado de Miguel Bernal Jiménez es el musical, sin embargo, quizás este no hubiera podido llegar hasta la actualidad si no fuera por el otro que dejó en su familia: hacer las cosas con amor y fe.
   El entrañable libro Una vuelta al corazón. Diario de una mujer, escrito por María Cristina Macouzet, viuda de Bernal, es testimonio de lo anterior.
   Con una sexta edición presentada el año pasado, el tomo narra una arista también poco conocida de la vida del maestro: las vivencias de la mujer que lo acompañó durante 16 años de matrimonio y que compartió con él penas, privaciones y pérdidas pero también grandes viajes, reconocimientos y el cariño y admiración de toda la gente que conoció al gran creador de música sacra en una época en la que México pedía nacionalismo pero no de iglesia.
   Es a la señora Kitty, como la llaman con cariño, a quien se debe agradecer que la memoria y la obra del maestro siga viva, fue ella quien la mantuvo así a través del recuerdo de su amor y también de sus hijos, especialmente de Miguel y Eugenio —ambos ya fallecidos— quienes hace 26 años fundaron el patronato que cada año organiza el Festival Internacional de Música de Morelia.
   La jornada de vida de Miguel Bernal Jiménez fue muy breve, pero lo que dejó tras de sí es una fuente inagotable de gozos, algo que descubrirá el público si decide acercarse al legado
del maestro.








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