Reseña sobre el libro Contigo en la distancia

Las jugadas del silencio

Premiada con el Alfaguara de Novela, Contigo en la distancia, de Carla Guelfenbein es un texto que guarda discreción sobre qué es exactamente y por esto mismo la sorpresa del descubrimiento llega hasta después de dar vuelta a la última página.
   La trama desarrollada por la autora chilena quien, así como su protagonista, recorrió un largo camino antes de llegar a la escritura, está narrada a tres voces y todas giran en torno a una silenciosa mujer que aglutina a ese trío que la recuerda: Vera Sigall.
   El jurado del galardón obtenido por Guelfenbein calificó su prosa como compleja y transparente, una combinación bien lograda con cada uno de los personajes que narra su perspectiva de la historia. Poco a poco se develan los misterios que rodean a Sigall pero la trama no deja de avanzar. Pasado y presente se suceden simultáneamente hasta alcanzar un punto en el que lo único que queda por hacer es empezar a vislumbrar el futuro.
   La tragedia cae desde la primera línea de la novela pero es justamente ese hado funesto que parece marcarla el que permite que se pueda dar una serie de cambios de percepción y transformaciones profundas que harán culminar a todos en un sitio mejor del que empezaron.
   El suspenso por saber quién es el culpable de una muerte largamente aplazada parece esconderse entre las páginas de la novela pero siempre está ahí, al acecho, esperando el momento ideal para recordar su existencia y exigir su resolución. Dependerá del lector descifrarlo todo, palabra tras palabra.

Todo inicia, como ya se dijo, con una tragedia. Vera Sigall, una famosa escritora judía de origen  europeo afincada en Chile, cae por las escaleras y queda en coma. Pese a su vitalidad, su edad avanzada es un factor en contra en ese delicado juego de la inconciencia necesaria que arroja un poco de esperanza en pos de que sanen sus heridas. Si despertará o no es un misterio, así como es su vida.
   La huida de una Europa asolada por el nazismo y su llegada a Chile permanecen en las sombras de su memoria. Pese a su celebridad y al hecho de que es una autora de culto las entrevistas que ha dado son pocas y casi nada se sabe sobre su vida antes de que se iniciara en la escritura. Reservada y severa, son pocos los amigos de Sigall uno de ellos, quizás el más improbable y por lo tanto más cercano a fuerza de empeños, en su vecino Daniel, un arquitecto con el que pasa buena parte de sus días. Será él quien la encuentre al pie de la escalera.
   Sin familia, será ese amigo/vecino el único encargado de estar al pendiente de la salud de la escritora. Será también él quien empiece a sospechar que la caída no fue un accidente, que tal vez en el pasado de Sigall —que, al igual que todo el mundo, ignora— esté la respuesta a la tragedia.
   Poco después aparece Emilia, una joven francesa de origen chileno que vuelve al país de sus padres para estudiar más a fondo la obra de Vera Sigall, una literata que descubrió casi por casualidad y que ahora será el objeto de interés en su tesis. Así como Sigall, Emilia guarda sus misterios y recela del mundo de afuera. Solo sus papás y su novio, al que la une una peculiar relación, tienen el privilegio de atisbar un poco de lo que pasa en sus sentimientos y pensamientos. La llegada al lugar donde se encuentra el origen de su familia la llevará a comprender su verdadera raíz y también la del demonio interno que la atormenta.
   Al tener a Sigall como elemento común, los caminos de Emilia y Daniel se cruzarán sin remedio. Ese encuentro, con tintes de colisión, hará que sus certezas se hagan pedazos para que juntos, con la obra de Vera como pegamento, puedan reconstruirlas.
   Más tarde en la narración aparecerá Horacio Infante, otro mítico literato que estuvo unido a Vera Sigall en su juventud, cuando él empezaba a escribir sus poemas y ella se descubría como narradora. Quizás sea él quien detente la pieza faltante en el rompecabezas que resulta de la caída de Sigall. Página tras página el lector deberá buscar las pistas.

Nosotros
Los aciertos de Carla Guelfenbein son muchos. Además de la ya mencionada prosa intrincada y clara a la vez, está el hecho de que entrega una novela que oscila entre el suspenso, lo policiaco y lo intimista por lo que serán varios los lectores que podrán disfrutarla. Lo único que hay que mencionar es que es necesaria la paciencia porque, como ya se dijo, cada uno llegará a su particular conclusión sobre la proporción de la mencionada mezcla de géneros y estilos hasta después de la página final.
   Son tres las voces narrativas en Contigo en la distancia pero la única protagonista es Vera Sigall. Ella, que ha dedicado su vida a las palabras, se queda en un silencio ineludible desde el inicio de su historia, por lo que será a través de otros que esta se pueda articular. Acompañada por los insistentes sonidos de las máquinas que controlan sus signos vitales, es la reina estatuaria a la que sirven los peones —Daniel, Emilia y Horacio— en el juego de ajedrez de su vida. Poco a poco, desde esa omnipresente ausencia, develará lo que se tenga que saber para que los demás puedan solucionar sus propias partidas.
   Todo gira en torno a Sigall, ya se dijo, pero es además parte de otras vidas cuyas ramificaciones resultan casi inabarcables y sorprendentes. Ella es centro pero también está en la periferia del magnífico entramado de verdades, misterios, amores y mentiras desarrollado por Guelfenbein.
   La mencionada mezcla de géneros y estilos literarios lograda por la autora chilena resulta notable y también maliciosamente tejida, porque cuando el impacto de la tragedia pasó y la posibilidad de que no haya sido un crimen parece desvanecerse, un par de líneas le recuerdan al lector que además del trama interno de Emilia, Daniel y Horacio, lo importante es saber si hay o no un culpable del silencio nebuloso de Vera Sigall. Guelfenbein juega con el lector y cuando este ya se convenció de que la novela no tiene más que ofrecerle, le presenta, sucinta y brutal,  la verdad que faltaba por descubrirse.
   Esta mascarada en la que nada es lo que parece y nadie lo que dice ser, tiene eco también en el trío de narradores, ellos mismos no han terminado de conocerse y tampoco saben a ciencia cierta con quién es que han compartido la cama, los anhelos y la existencia.
   En este juego de simulaciones que resultan ser la vida y la literatura no queda más que aferrarse a la esperanza de que se cumpla la promesa que dicta: “Más allá de tus labios/ del Sol y las estrellas/ contigo en la distancia/ amada mía, estoy”.


Foto: Tomada de www.megustaleer.com.mx

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