Entrevista con el escritor Marcos Chicot

La inmortalidad de las ideas

El escritor español Marcos Chicot tiene como principal motivación en la vida aprender, algo que ha hecho durante toda su vida —es economista y psicólogo clínico además de autor publicado— pero es algo que, según dijo en entrevista para PROVINCIA, ha podido lograr mucho más desde que está dedicado por completo a la literatura.
   En 2009 nació su hija Lucía con síndrome de Down, algo que lo motivó para que el crear historias dejara de ser un hobbie profesional para mutarse en una plataforma que le permitiera, de alguna manera, asegurar el futuro de su primogénita. El resultado de ese ‘golpe de timón’ fue El asesinato de Pitágoras, historia que quedó como finalista en el Premio Planeta de Novela y que se convirtió después en un fenómeno de ventas en Amazon en España, sitio en el que se mantuvo entre los primeros puestos durante semanas. Hecho que le valió para que una editorial, Duomo Ediciones, lanzara la edición en papel.
   Ahora, seis años después, Chicot no tuvo que batallar para encontrar quién publicara La hermandad, trama que llega a México, al igual que El asesinato de Pitágoras, de la mano de Editorial Oceano. Sobre este segundo libro, que de alguna manera tiene que ver con el del célebre maestro matemático, fue que habló el escritor con este medio.

Uno y muchos
Así como sería complicado clasificar a Marcos Chicot basándonos en las tres profesiones que ha desempeñado, también lo es referirse a La hermandad, un libro entretenido y trepidante que mantiene el vertiginoso ritmo de un thriller pero que también tiene elementos de erotismo, drama y novela histórica.
   “Es una mezcla de géneros. Como formato podemos decir que es un thriller, de hecho he intentado darle una ‘vuelta de tuerca’ al género y hacerlo lo más intenso de lo que era capaz utilizando las técnicas del thriller. Combino el pasado y el presente con lo cual en las librerías no saben en qué estantes colocar mis libros, pero espero que eso no sea un problema para los lectores. Que no les moleste esta mezcla de géneros y disfruten con una historia que espero les guste, les enganche y les mantenga atrapados con este ritmo que he intentado dar a la narración”.
   La hermandad narra una historia en dos tiempos, el primero ambientado en Cártago hace 2,500 años y el segundo en la Madrid actual. Es un villano y su ideario terrible y peligroso el que sirve de puente para que esos dos puntos de la geografía y de la historia puedan tocarse.

—La parte en Cártago es vertiginosa, todo sucede en unas cuantas horas, ¿fue sencillo lograr ese ritmo?
Es cuestión de trabajo. Siempre digo que cuanto más fluída es la lectura de un libro y cuanto más sencillo es para el lector, más trabajo hay detrás. Intento que mis novelas se lean con mucha fluidez y precisamente lo intento a base de mucho trabajo.
   Sencillo no me ha resultado, pero sí tenía claro el resultado que quería conseguir y he ido por él a base de mucho trabajo para mezclar los tiempos.
   La parte de Cártago ocurre en pocas horas, que es el tiempo en el que se desarrolla todo el libro, mientras que la parte de la actualidad, en Madrid, son unos cuantos días los que pasan.

El autor también indicó que el trabajo que implica lograr esa lectura fluida le implica trabajar primero, y durante mucho tiempo, la trama a base de esquemas y códigos de color para los diferentes elementos presentes en la narración. “Trabajo muchísimo la estructura de una novela antes de  empezar a escribir. Tengo la fase que llamo yo de documentación, y la de trama, que se solapan, y hasta que no tengo bien clara toda esa estructura y creo que funciona adecuadamente no empiezo a convertirla en texto”.

—¿Cómo fue el proceso, escribió primero la parte de Cártago y luego la otra?
Fue en paralelo intentando encajar elementos. Anoto muchas ideas, al final tengo decenas o cientos de páginas de notas, de ideas, cada vez más perfiladas y luego esa masa informe la voy convirtiendo en una trama más ordenada y en una estructura.
   Las dos épocas se me iban entrelazando y buscaba precisamente que el entrelazamiento fuera óptimo, que el ritmo de cambio de una época a otra fuera el adecuado porque yo lo que quería era que el lector sintiera que estaba leyendo una única historia, es decir, que aunque ocurre en dos épocas diferentes, realmente se trata de una historia. Al principio parece separada, ese es el juego que hago también, pero luego va convergiendo hasta convertirse en eso, una única historia y que el lector tenga la sensación de que todos los personajes pertenecen al mismo universo y al mismo tiempo a pesar de la separación temporal.

—En El asesinato de Pitágoras usó su conocimiento sobre el número pi, en La hermandad sobre cuestiones psicológicas, ese elemento, conocer el tema con cierta profundidad, ¿es una herramienta a favor o en contra?
En todo caso a favor, en contra solo tiene que como me gustan mucho los temas que elijo para las novelas, si fuera por mí me extendería de forma indefinida. Tengo que acotar y eso significa renunciar a algunos elementos que me atraen mucho y que me gustaría incluir, pero tengo que hacer selección de los que creo que más le van a gustar a los lectores y de los que creo que sirven para, con unas pocas pinceladas, dar una visión general del tema.
   En este libro he escogido el tema de la mente, del cerebro y de la manipulación porque creo que es un tema que a todo el mundo le puede atraer y también porque efectivamente es uno de mis campos profesionales, he ejercido como psicólogo clínico varios años, y llevo años investigando sobre el cerebro y la mente y devorando todo artículo científico al respecto que cae en mis manos.
   Yo paso mucho tiempo escribiendo las novelas, dos o tres años, entonces más me vale escoger un tema que me apasione porque si no voy a estar dos o tres años aburriéndome mucho. Escojo lo que más me gusta y aprovecho para aprender más sobre ello porque por mucho que sea mi campo y por mucho que sea, entre comillas, un experto en la materia, siempre hay mucho más qué saber y eso es lo que hago. Esa documentación y ese desarrollo de los temas me obliga, como quiero ser muy riguroso en mis novelas, a profundizar mucho más y aprendo mucho. Eso para mí es un disfrute también.

—El tema de la manipulación es central en la trama y como lector sentí eso, que la trama me manipulaba, ¿ese fue el objetivo?
Restringiría un poco la palabra manipulación (risas) pero sí, es correcto. La manipulación es un hilo en toda la novela, en ambas épocas está presente, y quiero que sea así. Es un libro sobre manipulación y también es cierto que yo de algún modo manipulo, es decir, juego con las expectativas del lector para intentar mantenerle interesado en la novela.
   Lo que yo quiero denunciar también con la novela es precisamente el uso perverso de la manipulación y lo frecuente que es hoy en día. Siempre lo ha sido, tanto en regímenes dictatoriales como democráticos. El carisma, la influencia y el poder que alcanzan unos pocos les sirve para manipular a una mayoría y finalmente la mayoría de las personas está a expensas del deseo de unas pocas. De formas tanto públicas como privadas y de formas perversas. Como menciono en la novela las campañas de publicidad son manipulación, las campañas políticas son manipulación y los lavados de cerebro de las sectas también lo son. Es una cosa muy presente y que la tecnología está haciendo cada vez más fácil y más potente, más precisa.

—El grado de manipulación que aparece en la novela casi raya en la posesión, ¿es posible alcanzar un grado así actualmente?
Al 100 por ciento espero que no (risas). En los extremos es donde resultan más ilustrativos los ejemplos y por otra parte es más interesante en cuanto a construir una novela que tiene su elemento de ficción. Prefiero mostrarlo desde el extremo y luego explicar, como hago al final de todas mis novelas, qué elementos son datos rigurosos y reales y qué elementos pertenecen al hilo de ficción para que el lector no quede confundido y no dude si lo que ha aprendido a través del libro son hechos ciertos o no, eso para mí es importante.

—Llama la atención la presencia del erotismo en esta novela, mucho más que en El asesinato de Pitágoras…
El erotismo me resulta interesante, forma parte de la realidad, normalmente somos muy puritanos a la hora de escribir. Decides como escritor dónde poner tus límites y luego la editorial pone sus límites aunque nadie me ha dicho nada al respecto.
   El erotismo y el enamoramiento me interesan porque son elementos de la vida real y de los más intensos, los dos lados de la pasión amorosa, es algo que nos marca la vida y por lo que podemos cometer auténticas locuras, entonces lo quiero mostrar.
   El erotismo, la seducción usando el atractivo sexual y el propio sexo también son elementos de manipulación.

Milenaria villanía
El asesinato de Pitágoras y La hermandad son novelas que tienen un cierto grado de correlación, pero ambas son autoconclusivas. La primera, publicada en 2013 aporta algunos personajes y situaciones a la segunda, que vio la luz este año, sin embargo, y aunque comparten un elemento esencial como el villano, se pueden leer perfectamente por separado y en el orden que se desee.
   El vil personaje antagónico, pero sobre todo su inquietante ideario, es uno de los factores primordiales de conexión sin arruinar la sorpresa y la emoción en ninguna de las historias. 
   “Quería reflejar varias cosas que también me parecen muy interesantes”, dijo Chicot al respecto, “una es la inmortalidad de las ideas, cómo determinadas ideas creadas en un momento preciso por unas personas, porque siempre surgen así, pueden prolongarse y tener influencia mucho más allá de la vida de esas personas. A veces son ideas positivas y a veces negativas.
   “Otro elemento interesante es que nuestras vidas están reguladas por ideas, las personas actuamos por ideas que nos llegan en gran parte desde fuera. La mayoría de las ideas que guían nuestra conducta no son elaboraciones propias, no son decisiones totalmente autónomas, es decir, no somos libres en ese sentido, somos producto —nuestra conducta y por lo tanto nuestro destino— de ideas que otros meten en nuestra cabeza. Este es para mí un elemento muy importante sobre el que hay que reflexionar”.
   Y el hecho de tener en esencia al mismo villano aunque llamado de manera distinta, dijo el autor, forma parte de la idea de la manipulación, que también está presente en El asesinato de Pitágoras y como idea central en La hermandad.
   “Le cambio el nombre por una razón muy sencilla: desde el principio quise que ambas novelas pudieran leerse de manera totalmente independiente. Como hemos comentado son géneros un poco diferentes, El asesinato de Pitágoras es una novela histórica pura y La hermandad es una combinación de novela contemporánea con novela histórica y es más thriller de lo que era la anterior. Quería que se pudieran leer independientemente porque son historias autoconclusivas. El asesinato de Pitágoras tiene un final, aunque queda una parte abierta, igual que La hermandad.

—El final abierto da la idea de que pudiera haber una tercera novela relacionada a estas dos ya publicadas, ¿podría ser?
La posibilidad existe pero no es una intención que yo tenga en el corto plazo. A mí me gusta dejar un elemento abierto en los finales de las novelas porque así es la vida en realidad, la vida son episodios que nos van sucediendo pero que no se cierran de forma absoluta a menos que muramos. La vida es un continuo devenir, un flujo, y yo lo que hago en la novela es reflejar un momento particularmente interesante de ese flujo en la vida de unas personas pero cuando acaba la novela no acaban sus vidas, sus vidas van a seguir abiertas. Por supuesto los hilos principales de trama sí quedan resueltos, espero que a satisfacción del lector, pero me gusta que quede la sensación de que hay algo más allá.

Al final de La hermandad aparece un fragmento de una novela titulada Regreso a la muerte que, sin embargo, ahora quedó de lado. “Sí tenía la intención de centrarme en ella”, indicó Chicot, “pero no decido sobre ese asunto y son un poco las musas las que de repente nos inspiran sobre qué escribimos. Se me ha cruzado otra idea, más en la línea de El asesinato de Pitágoras, que llevo ya varios meses desarrollando y que espero que esté para el año que viene. Va a ser más novela histórica pura.
   “(Regreso a la muerte) Es un proyecto que me gusta mucho en el que combino también épocas pero cuando me puse con este nuevo proyecto me empezaron a llegar estas ideas sobre desarrollar otra historia en la antigua Grecia y al final me di cuenta de que llevaba semanas dedicándome a documentarme, a leer y pensar sobre este tema y decidí dejar de lado Regreso a la muerte porque al final hay que seguir un poco los deseos a la hora de escribir. No puedo escribir sobre algo que no sea lo que más me apetezca en ese momento”.

—En La hermandad los protagonistas encuentran cosas que no se esperaban de ellos ni de su entorno, personalmente, ¿qué ha descubierto al estar dedicado totalmente a la literatura?
Lo que me ha dado es libertad para dedicarme a la creatividad. Yo he trabajado en diversos campos, soy psicólogo clínico pero también economista, y creo que he tenido suerte siempre y he podido aplicar bastante más de lo normal la creatividad a mis campos de trabajo, pero nunca tanto como en la escritura.
   La escritura me permite dedicarme por una parte a aprender y por otra a ser puramente creativo y esas son dos cosas que para mí son fundamentales y posiblemente las que más me llenan. A parte me da una cierta flexibilidad que, ahora que tengo hijos pequeños, me permite compaginar mi vida profesional con mi vida de padre aunque sigo trabajando muchas horas. Por esos dos motivos me ha dado una fuente de felicidad el poder dedicarme a la escritura.

—En su página de Internet hay mucha información sobre sus novelas, ¿cómo es su relación ahora con los lectores y con ellos por medio de las redes sociales?
Me resulta muy gratificante también. No sé cómo decirlo pero me produce bastante impacto cuando me he pasado años escribiendo una novela que alguien la lea en unas horas y me gusta sentir que la comunicación unidireccional, el monólogo que he mantenido yo durante años desarrollando un texto para que lo lean unos lectores que están del otro  lado de la página, no se quede en eso, una vez terminada y publicada, me encanta que la novela se convierta en un diálogo y poder hablar de la historia y de los personajes. Aunque solo se recibir un comentario sobre qué les ha parecido la novela y poder responder, porque intento hacerlo siempre.
   Cuando yo leo —me encanta leer también— y me gusta una novela, me gusta indagar e ir más allá si es una novela documentada, con la que aprendes algo, que no te olvidas de ella al cerrar la última página. Intento que ocurra eso con mis lectores, con mis novelas, que al cerrar la última página tanto los temas como los personajes sigan en su cabeza y puedan continuar la experiencia más allá de la novela. Eso es lo que trato de hacer en mi página web, tanto para El asesinato de Pitágoras como para La hermandad, dediqué después meses para desarrollar un video en el que explico algunos temas de la novela aparte de otro material adicional.

El sitio web de Marcos Chicot da cuenta también de otro tema que le resulta primordial: la difusión y el conocimiento del síndrome de Down, una causa cercana por la que trabaja desde el nacimiento de su hija Lucía y que se ha visto beneficiada por el hecho de que un escritor reconocido hable sobre el tema.
   El escritor ya había apoyado a organizaciones como Médicos Sin Fronteras pero a raíz de la llegada de su Lucía su trabajo solidario se redirigió.
   “Fue Lucía el motivo por el que yo decidí aparcar mis otras profesiones y centrarme exclusivamente en la escritura y decidí también que, sí tenía la suerte de llegar a muchos lectores, iba a utilizar ese canal para intentar que fuera un canal de difusión sobre el síndrome de Down porque se conoce muy poco sobre él y es en algunas sociedades un estigma precisamente por ese desconocimiento que provoca prejuicios.
   “Intento que sea más conocido precisamente porque, como digo en mi página web, ‘una sociedad más informada es una sociedad más acogedora para las personas con Síndrome de Down y para su entorno’, entonces intento convertir mis libros en una plataforma sobre el síndrome de Down porque en algunos países tener un hijo con el síndrome es una realidad dura de aceptar y que te puede llevar un poco al aislamiento y eso es lo que quiero evitar”.
   Chicot está enfocado, dijo, en hacer ver que el hecho no es para nada motivo de infelicidad. “Soy un padre que está absolutamente feliz y orgulloso de su hija, el hecho de que lo tenga no es en absoluto una fuente de infelicidad sino todo lo contrario. No pienso en ello en absoluto. Tengo una hija maravillosa y soy muy feliz con ella. La literatura es una plataforma y la quiero utilizar”.

Experimentación
Aunque el debut formal de Marcos Chicot en la literatura se dio en 2013 con El asesinato de Pitágoras, no fue esa la primera historia que escribió. Ya tenía varias tramas concluidas e incluso algunas publicadas como Diario de Gordon, una comedia. 
   “Lo de probar diferentes géneros es algo que va conmigo, siempre me ha gustado tener muchas experiencias y experiencias diversas, se nota en el hecho de que sea economista y psicólogo. Me gusta aprender un poco de todo, es algo que ha marcado mi vida.
   “La primera novela que escribí fue un drama, en 1997, y Diario de Gordon fue la segunda, la escribí en 1998. La primera fueron los primeros pasos y no creía que tuviera la calidad para mostrarla, pero Diario de Gordon sí me gustó bastante más, entonces años después, cuando ya había escrito un par de novelas más —incluso una juvenil (Susana y el delfín), probando otros géneros—, la reescribí con lo que había ido aprendiendo del oficio de escritor y fue cuando la presenté Diario de Gordon al Premio de Novela Francisco Umbral que fue el primer premio de novela que gané”.
   Y luego de experimentar con géneros como el erotismo y la novela histórica, Chicot se dio cuenta de que esta última es la que proporciona mucho mayor disfrute. “Me permitía tratar los temas que quería, documentarme mucho, aprender mucho, crear un entorno rico. Creo que los lectores disfrutan con la experiencia de entretenerse con una trama entretenida y a la vez aprender y creo que resulta ser el formato ideal para lograr mi máximo disfrute como escritor y hacer que lo disfruten mis lectores. Por lo que de momento creo que voy a seguir escribiendo novela histórica.
   “Mis siguientes proyectos definidos se centran en la novela histórica, pero tampoco puedo negar que la ciencia ficción me ronda la cabeza desde hace tiempo y que tengo un fichero, que llamo Ideas, donde voy anotando cosas que me vienen a la cabeza mientras trabajo otros proyectos y tengo varias notas para otra comedia, para una o dos novelas de ciencia ficción… o sea que la siguiente novela será histórica pero dentro de tres novelas no podría decir de qué género será”.





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