Reseña de La historia de mis dientes

Una historia para masticar

Cuando le piden que se describa, ¿usted incluye a sus dientes?
   Es curioso que esas hileras compuestas por 32 órganos anatómicos formados por calcio, fósforo y magnesio se pasen por alto con tanta facilidad o quizás con toda intención.
   ¿Qué tiene esto de relevante? Es el tema central de la nueva novela de la escritora mexicana Valeria Luiselli titulada La historia de mis dientes y publicada por la editorial Sexto Piso.
   La autora reveló en una entrevista que en realidad esas formaciones -que  lo mismo se pueden estrellar, carear que caer- en realidad no le interesan pero que le sirvieron como pretexto para detonar una historia interesante, a ratos absurda y de cierto manera experimental.

La trama
Gustavo Sánchez Sánchez, apodado (según su creencia) de cariño ‘Carretera’, es el personaje central de la historia de Luiselli.
   Se trata de un hombre común y corriente, quizás por momentos más corriente que común, quien luego de pasar los primeros 40 años de su vida en un trabajo que le resultaba conveniente, descubre su verdadera pasión: Cantar subastas.
   Un encuentro fortuito e indirecto le da claridad sobre el rumbo que tiene que tomar su vida, por lo que unas cuantas páginas después, el lector encontrará a ‘Carretera’ aprendiendo los métodos para su nueva profesión: El circular, elíptico, parabólico, hiperbólico y el alegórico, este último creado por él mismo.
   La profesión cambia y la suerte también. Subastas, viajes, dinero, colecciones y esposas son la nueva realidad del protagonista; una que le ayuda a olvidar su primera separación sentimental y hasta una paternidad frustrada.
   La vida le sonríe a ‘Carretera’, y lo primero que éste hace es sonreírle también pero no con su fea dentadura sino con la de una grandiosa y sensual diva de Hollywood.
   De la bella actriz ya solo queda el recuerdo y los dientes, y son estos los que terminan injertados en la boca de ‘Carretera’.
   Las subidas y bajadas económicas que experimenta el protagonista no logran mermar su ahínco en conseguir su objetivo de vida: Realizar una gran subasta personal, es un encuentro con el pasado lo que tal vez se lo conceda.
   Las perlas del éxito de ‘Carretera’, es decir sus dientes, desaparecen abruptamente a pedido de alguien muy cercano a él, un golpe asestado con crueldad.

El experimento
La novela de Valeria Luiselli, narrada la mayor parte en primera persona, muestra al lector el recorrido que Gustavo Sánchez Sánchez y sus dientes, realizan por la vida. Hay solo una sección, una especie de epílogo, en la que la voz cambia a una tercera persona y se pueden conocer, a través de fotografías, algunos de los lugares tocados por un periplo primordialmente dental.
   La escritora señaló, sobre La historia de mis dientes, que es una trama experimental, pero no particularmente, sino porque toda su creación literaria lo es.
   Su primera publicación de narrativa titulada Los ingrávidos (Sexto Piso, 2011), fue muy aclamada y traducida a varios idiomas, por lo que este segundo libro fue muy esperado.
   La historia fue escrita y analizada por entregas, mismas que algunos trabajadores de la fábrica de jugos Jumex, ubicada en Santa María Tulpetlac, leyeron en voz alta para luego enviar una retroalimentación a su autora, a quien no conocían.
   El origen es interesante y el resultado aún más. La historia de mis dientes es divertida de leer y es también, en cada página, un recordatorio de lo absurda y a la vez fascinante que puede ser la vida y las motivaciones personales.
   De subastas en Estados Unidos a la calle Disneylandia en Ecatepec, la novela de Luiselli es así de extrema, un detalle que simplemente resalta cómo puede cambiar el panorama y la realidad tan abruptamente y de un momento a otro.
   Otro detalle que resulta desconcertante y a la vez entretenido, es que muchos personajes incidentales tienen nombres de grandes escritores, pero su labor en la historia no tiene nada que ver con el mundo editorial. En la novela es posible encontrar a Margo Glantz intentando enviar por correo a un hijo narcoléptico, a Guadalupe Nettel cantando en un camión y a Álvaro Enrigue de chofer de un transporte colectivo, y esto por mencionar solo algunos ejemplos.
   No se trata de un panfleto en el que se den instrucciones sobre cómo cepillarse, el uso del hilo dental (el de la salud bucal, no el que se lleva a la playa) y enjuagues; pero la novela de Luiselli permite ver cuánto depende de los dientes la vida cotidiana de cualquiera. Una vez que se malogra la dentadura del protagonista, su rutina cambia por completo: Sus alimentos, el modo de hablar y hasta su forma de relacionarse.
   La historia de ‘Carretera’ y sus dientes puede tener varias interpretaciones y corresponderá al lector decidir con cual se queda, una de ellas es que las relaciones (de cualquier tipo) son como la dentadura: Si no se cuidan hay que hacer endodoncia, una para la que no hay anestesia posible.


Foto: Tomada de http://sextopiso.mx/

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