Entrevista a Stanley Shoemaker
Conjugando realidades
La cuenta en Instagram de Stanley Shoemaker tiene
imágenes que van desde unos tenis colgados en un cable de luz, pasando por un chac
mool, hasta el video de un Ice bucket challenge a la inversa, por supuesto sin
dejar de lado las fotografías que dan cuenta del crecimiento de su hija.
Lo anterior permite atisbar la variedad temática y de
intereses de un artista conceptual y fotógrafo que se considera más moreliano
que el ate.
Shoemaker tiene más de una década dedicado por entero a
la creación de paisajes alterados y situaciones inesperadas que tendrían cabida
—o quizás la crean— en una realidad paralela. Sus imágenes, cargadas de
simbolismos, se han exhibido en la capital michoacana pero también en otros
estados, además de fuera del país.
Shoemaker habló para PROVINCIA sobre su obra, un conjunto
de imágenes que son arte contemporáneo en toda regla, no solo por las temáticas
que presentan sino por la utilización de las herramientas que la actualidad
ofrece: cámaras digitales, Internet, redes sociales y aplicaciones para
teléfonos móviles.
De padre estadounidense pero nacido en Morelia, el joven
creador tuvo, de inicio, un entorno cargado de arte y creatividad.
“Me fui a Monterrey y estudié en el Tec de Monterrey pero
siempre he estado conectado a todas las vertientes artísticas porque mi abuelo
era diseñador de muebles y entonces por eso me metí a la foto.
“Estudié Administración, nada que ver, (pero) allá estuve
en cursos en el Museo de Arte Contemporáneo, en diplomados y ya después regresé
y empecé la fotografía como algo recurrente y ahorita ya he hecho muchas
exposiciones”.
Lo que da la lente
Además de en su página de Internet y en Instagram, el
trabajo de Shoemaker es fácil de encontrar a través de Google, pero también
gracias a la difusión de sitios especializados en arte y fotografía como el de
Cultura Colectiva, sitio en el que hay un post reciente acerca del moreliano.
En el espacio mencionado se hace referencia a ese mundo
improbable, crítico, irónico y hasta absurdo que crea el artista en sus
imágenes.
“Es muy simbólico todo lo que manejo. Hay veces que es la
postvisualización de la imagen. Le tomo fotos a todo lo que veo y ya una vez
que estoy en la computadora es cuando empiezo a descartar imágenes, veo algunas
que se pueden conjugar, y ahí es cuando empiezo a interpretar la misma
fotografía”.
—¿Siempre es así el proceso creativo o a veces piensa en
la imagen final que busca y va a tomar específicamente lo que necesita?
Hay veces que sí. Llego, digamos, y ya tengo como una
idea y digo ‘se vería supercool’ y entonces me enfoco a eso.
Cuando estás en clases de fotografía siempre te ponen un
tema, no sé si has visto en Instagram hay veces que te dicen ‘vamos a hacer el
tema de humo’ y ya, todo mundo (sube) fotos de humo, entonces hay veces que
tengo una idea y empiezo a tomar muchas fotos de los objetos que quiero plasmar
dentro de una imagen y ahí es cuando empieza todo el diálogo que tengo.
Y es justamente esa infinidad de temas y las
posibilidades que ofrecen, un aspecto que a veces dificulta el trabajo
curatorial de Shoemaker cuando tiene que definir las piezas que integrarán una
exhibición.
“A veces es muy difícil, cuando hago las exposiciones,
empatar las mismas imágenes porque tienes que tener un tema, y hay veces que
trato temas muy diversos.
“En Instagram tengo varias cosas, he hecho varias cosas
diferentes, en Facebook casi no pongo nada pero en Instagram sí, como es una
plataforma un poco más artística me llama más la atención”.
La cuenta que tiene en esa aplicación —que registra ya
mil 353 seguidores y 148 fotos posteadas— da cuenta de la variedad de temas e
intereses del artista moreliano.
—Como fotógrafo profesional, ¿cómo ve al Instagram? Ahora
ya cualquiera sube fotos y le pone los filtros de luz que quiera…
Creo que está muy bien porque es una manera de llegar y
abrirte la mente. Yo sigo a varias personas, me siguen a mí, entonces hay veces
que eso te alimenta como parte de lo visual que tienes. Ni siquiera es
Instagram, yo creo que vivimos en un mundo visual, todo está cargado de
imágenes, también ese tipo de cosas te ayudan a ti a ver las imágenes que se
conjugan entre sí.
Ahorita ya todo está cargado de publicidad, las redes
sociales… está muy interesante lo que estamos viviendo ahorita. Yo creo que sí
es parte importante de cualquier persona.
Eso de los filtros está padre, está padre que puedas
jugar con las imágenes.
Ideas de peso
Stanley Shoemaker trabaja con la galería NM
Contemporáneo, ubicada en Cuernavaca, Morelos, espacio en el que se puede ver
expuesta una parte de su trabajo y que además ofrece a la venta sus obras.
“Ellos manejan mi trabajo. Ellos me encargan cosas,
‘hazte un tríptico’, ‘hazte un políptico’, ‘están interesados en esta imagen’ y
ya lo checo, pero no hago muchas, hago una de una y una prueba de artista que
es la que yo manejo”.
Con exposiciones en Estados Unidos, Argentina,
Inglaterra, entre colectivas e individuales además de las realizadas en Morelia
y en Guanajuato de manera más reciente, la labor artística de Shoemaker lo ha
alejado completamente de la carrera de Administración, que alguna vez ejerció.
“Ahorita estoy en esto y es interesante porque conoces a
mucha gente interesante dentro del mismo ambiente de la fotografía, hay varios
discursos en el mismo medio, hay muchas vertientes.
“La fotografía conceptual me gusta mucho porque la idea
es lo que más influye dentro de la imagen, es lo que carga más peso sobre todo,
es lo que me llama más la atención”.
Dedicado desde hace más de 10 años a la fotografía, la
creación de Shoemaker se ha visto modificada recientemente al pasar del blanco
y negro al color.
“Si tú ves en Google hay muchas fotos en blanco y negro
que era lo que usaba. El blanco y negro es padre pero también como que es más
fácil de usar, porque tienes una gama corta, la gama de grises y acá ya tienes
el color y empiezas a meterte en otras ‘ondas’”.
El estilo desenfadado y hasta irreverente de vestir y
hablar del artista moreliano es reflejo, tal vez origen, y definitivamente un
complemento básico de su obra que busca la crítica pero también la reflexión a
través de los contrastes y conjugaciones que plantea.
Artista de su tiempo
Shoemaker inició su formación fotográfica con una cámara
de 35 milímetros, sin embargo dijo estar convencido de que se tiene que vivir
el tiempo en el que toca.
“Si es digital, es digital y probablemente después va a
ser algo en tercera dimensión, entonces tienes que seguir así. Si no usas la
computadora, si no usas las herramientas como Photoshop, te quedas rezagado”.
—¿Cuánto tiempo aproximadamente le invierte a cada foto?
Es muy variable. Yo creo que en horas hombre, si lo
quieres ver así, yo creo que le he estado ‘echando’ unas seis horas. Es que
llego, la hago y la dejo un rato. Después la vuelvo a ver y le veo más cosas.
Pero además del tiempo que Shoemaker pasa frente a la
computadora seleccionando las imágenes a conjugar y el trabajo propiamente en
los programas de edición digital, se tiene que añadir las horas que invierte en
locaciones con su cámara en mano, una labor que, dijo, prefiere hacer en
solitario. “Generalmente voy solo, a veces me acompaña gente pero es la típica
de (decirle) ‘espérame tantito’.
“Me gusta mucho la locación, por lo mismo que hago este tipo
de imágenes entonces siempre estoy buscando locaciones interesantes en donde
pueda llegar y fotografiar y que pueda usar esas fotografías dentro de mi
trabajo, entonces sí me ha tocado ir a varios lados que me gustan: Lugares
deshabitados, paisajes muy tétricos que también llaman la atención”.
Uno de los sitios a los que ha acudido a ‘levantar’
imágenes es Prypiat, una ciudad fantasma en Ucrania que se ubica cerca de la
frontera de Bielorrusia.
El lugar debe su fama a que sufrió los efectos del peor
accidente nuclear de la historia suscitado el 26 de abril de 1986, cuando se
produjo el sobrecalentamiento y explosión del reactor número 4 de la Central
Nuclear de Chernobil, por lo que debió evacuarse a toda la población.
—¿Desde niño tenía este estilo de captar lo que de manera
común no se fotografía?
No creo que es tanto lo que no se fotografía porque yo le
‘pego’ a todo, pero, no sé… yo siento que la fotografía es un medio de
expresarte, entonces yo lo
tomo como un medio.
tomo como un medio.
La foto es el medio que yo uso para expresar mis ideas,
es a veces confuso inclusive porque la misma fotografía te lleva a otros
niveles, la fotografía comercial, la de retrato, todo este tipo de cosas que es
fotografía pero es muy diferente a mis propuestas.
—¿Le han pedido foto comercial?
Sí, pero no me gusta mucho… el retrato tampoco me gusta.
—¿Y que lo fotografíen a usted?
Tampoco me gusta mucho (risas).
—¿Entonces padece las fotos para credenciales y
pasaporte?
No, me ‘aliviano’. Es lo que hago, entonces no hay
bronca, pero cuando quiero hacer algo tengo como una idea de mi retrato y ya yo
lo hago, lo maquilo, si lo quieres ver así.
Shoemaker señaló que lo que sí disfruta son los paisajes,
“siempre ando buscando eso, el paisaje y el objeto, un objeto que no sea
comúnmente visto en un paisaje, entonces ya es cuando se conjuga con este
lenguaje y es cuando sale algo muy bueno”.
—Pero también está el elemento humano…
Sí, muchas de mis fotografías incluyen el elemento humano
pero no como un retrato, casi nunca ves rostros dentro de mi trabajo, o a menos
que sea el selfie (risas). Mi esposa me dice ‘oye, ¿por qué no me tomas fotos?
(risas).
—¿Cómo ve la moda de las selfies?
Yo estoy totalmente en pro de todas las nuevas
tendencias, creo que los selfies son de años atrás, si lo quieres ver así,
hasta en colodión había selfies.
Hicimos una muestra con Mizraím Cárdenas, exdirector del
Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ), una exposición de Alfredo Zalce, La Lente y el Entorno se llamaba.
Estuvo muy interesante porque vimos una foto con una cámara de formato medio, y
fue la que usamos para el cartel de la exposición, estuvo impresionante ver a
Alfredo Zalce frente a un espejo como en el típico selfie, ahorita ya con un
solo click lo haces, antes era más complicado. Es la tendencia que marca la
tecnología y probablemente después va a ser otra cosa.
Como resultado de la fotografía móvil y las posibilidades
que ofrecen cámaras y celulares, Shoemaker se dijo convencido de que cualquier
persona podría dedicarse a la fotografía o al menos capturar una buena imagen.
—Casi cualquiera puede tener ahora un smartphone pero,
¿qué cree que hace falta para dedicarse profesionalmente a la foto?
Sabes qué pasa, bueno, mi más humilde opinión: creo yo
que con todo esto de las redes sociales ya la fotografía ha decaído en calidad,
ya toman fotos movidas o como sea.
Hubo una aplicación que se llamaba Memento, porque solo
podías subir una foto y ya, se acabó, eran 5 mil espacios o 50 mil espacios, no
recuerdo exactamente, subías tu foto, tenías un día para cambiar y ya.
Entonces tenías que escoger la mejor foto de tu
portafolio. Quedó a la perpetuidad esa aplicación y creo yo que las personas
subieron la mejor foto que tenían, en cambio en Instagram hay mil 500 post y
todos son lo mismo: el selfie, pero es algo que vivimos.
—¿Qué foto subió a Memento?
Subí una que hice con una cámara estenopéica, de 30
minutos de exposición. Era una silla, creo, la digitalicé y la mandé.
Sí estuvo complicada la decisión, porque era solo una
fotografía a subir y con esto que está pasando ahorita que todo mundo sube
miles quién sabe que vaya a suceder después.
—En su portafolio, ¿cuántas imágenes hay?
No tengo el número pero sí son cientos, son muchas… no,
no tengo el dato, es que empecé en blanco y negro, ya me cambié a color y no
las he contado.
Tengo por tópicos, me inclino a veces a la naturaleza, a
la crítica de la naturaleza versus lo urbano, después el capitalismo con toda
la pobreza que hay. Combino muchas imágenes, digamos de Nueva York con
Tailandia, haces de dos imágenes una muy fuerte, que impacta.
—¿Ha habido algún país o ciudad en el que haya sido
difícil tomar fotos? ¿o que intentaran quitarle la cámara?
Creo que no tanto que me quitaran la cámara, pero la
gente muy pedante, muy distante, cortante, fue en Moscú, son bien ‘gachos’,
aparte te pedían hasta los papeles, pero no, nunca me he encontrado con algo
así de ‘me van a tumbar la cámara’.
Orgulloso de su tierra
Aunque el aspecto y el nombre del joven artista hacen
pensar que podría ser de otro país, no le ha tocado sacar a nadie de esa
confusión. “Me oyen hablar y ya (risas). Fíjate que es curioso porque sí se oye
así pero es como Pedro Friedeberg, que lo oyes y dices ‘ha de ser alemán’…
Frida Kahlo, inclusive, Guillermo Kahlo, pero no, nunca me ha tocado porque
cuando participo pongo la nacionalidad”.
—¿Tiene la nacionalidad estadounidense?
No. Nunca la saqué… impuestos (risas). Nunca la saqué
pero no me importa, me considero más moreliano que el ate.
De tour
La exposición más reciente en Morelia del fotógrafo
Stanley Shoemaker data de 2012 y fue realizada en el Museo de Arte
Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ). Actualmente el artista de la lente
realiza, junto con otros creadores, una gira por varios recintos de Guanajuato.
“Estoy en el Círculo de Artistas del estado, me invitaron junto con Sergio Garval, y ahorita estamos como en un tour de museos dentro de Guanajuato, está muy padre toda la idea porque recorres todos los museos principales de Guanajuato. “Pienso después exponer en el Musas, el Museo de Arte de Sonora, y a ver qué sale después, a donde me lleva el viento”.
“Estoy en el Círculo de Artistas del estado, me invitaron junto con Sergio Garval, y ahorita estamos como en un tour de museos dentro de Guanajuato, está muy padre toda la idea porque recorres todos los museos principales de Guanajuato. “Pienso después exponer en el Musas, el Museo de Arte de Sonora, y a ver qué sale después, a donde me lleva el viento”.
Foto: Cortesía de @shoemakerphoto
Comentarios
Publicar un comentario