Entrevista con ganadores de los Premios Michoacán de Literatura

De flores y vampiros

Desde el jueves por la tarde se rumoraban algunos nombres de los ganadores de los Premios Michoacán de Literatura 2014, pero fue hasta ayer cuando se dieron a conocer de manera oficial.
   Entre los autores galardonados destacaron Víctor Solorio Reyes (VSR) y José Agustín Solórzano (JAS), ambos miembros de la Sociedad de Escritores Michoacanos (Semich) quienes además de su juventud tienen en común que recientemente sus nombres también formaron parte de la lista de triunfadores en otros certámenes literarios.
   Solorio Reyes recibió ayer el Premio de Cuento Javier Vargas Pardo por su libro de cuentos titulado Lex arcana, que según el acta del jurado ganó por tener un “tema novedoso, buena construcción y por tener una atmósfera bien construida”. Hace unos meses el joven autor moreliano se hizo acreedor al Premio Nacional de Novela Negra Una Vuelta de Tuerca 2014 por su Artillería nocaut.
   José Agustín obtuvo el Premio de Poesía Carlos Eduardo Turón por su libro Ni las flores del mal ni las flores del bien, elegido de manera unánime por “su voz desenfadada y lúdica (que) le permite jugar y subvertir elementos de la tradición lírica de la modernidad”.
   Apenas hace unas semanas el joven escritor michoacano —autoconsiderado como tal aunque nació en Guanajuato— recibió una mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía Francisco González León dentro de los Juegos Florales Nacionales de Lagos de Moreno por su Eucaristía del impuro.
   “Hablábamos ayer (jueves), un poco en broma un poco en serio, sobre esta teoría de la ‘bola de nieve’, cuando sucede algo bueno empieza a rodar esta ‘bola de nieve’ y empieza a traer más cosas positivas. El hecho de que venga lo de la mención, la noticia de la publicación con la editorial Tierra Adentro… puede seguir creciendo, a Víctor le pasó lo mismo, así suceden las cosas buenas, como por paquetes”, comentó José Agustín para PROVINCIA.

La motivación
Ayer a las 9:00 de la mañana VSR y JAS recibieron una llamada telefónica, era de la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán (Secum) para avisarles formalmente sobre su triunfo aunque ya ambos lo sabían.
   Además de en la alegría, algo en lo que también coincidieron fue en que cuando de concursos se trata la fórmula va así: 20 por ciento talento y 80 por ciento suerte.

—Ambos tuvieron el talento y la suerte de salir beneficiados en los premios y el estímulo económico, ¿qué van a hacer con el dinero?
(VSR) Ya se debe (risas). Nada realmente, yo creo que va al ahorro. Yo creo que hay que ir haciendo una ‘roncha’ para tratar de dedicarse más a la literatura, a seguir escribiendo, escribiendo, escribiendo y el trabajo de día no sea tan demandante, ni que requiera tanto tiempo.
(JAS) Pareciera que el dinero es regalado, a veces pareciera así, y no. Yo creo que te lo ganes ya es un ‘trabajazo’, no creo que a Víctor le haya tomado una semana hacer el libro de cuentos con el que ganó, igual a mí. Yo creo que es un dinero que igual como el que te ganas en la chamba sí tienes que pensar qué vas a hacer.
   Yo ahorita de entrada me voy a comprar una computadora porque la mía ya falleció como Cerati, duró cuatro años en stand by y ahora sí ya se fue (risas). Voy a comprar una compu para poder escribir algo más.

   Lex arcana, tomo que le dio el triunfo a VSR, se compone de cinco cuentos que tiene en común el misterio, el terror, los seres nocturnos y también un toque de violencia. Temáticas inherentes en la obra del joven moreliano inscrita en el subgénero de la narrativa negra.
   “Son cuentos que podrían considerarse de terror aunque no son tal cual, más bien son cuentos que los unen sucesos paranormales, hay un cuento de fantasmas, hay dos de vampiros, brujas, aparecidos… cosas por el estilo. Es única y exclusivamente eso.
   “También una línea muy común en ellos es la violencia, excepto en uno que es una cosa un poquito más cómica, es un subgénero y se me hace interesante que haya ganado con una cosa así porque es digamos yo creo que no muy común en Michoacán”.
   Añadió que más que terror, las premisas de los cuentos van sobre lo que a la gente le da miedo, “la violencia, el abuso, hasta cosas un poco psicológicas, cosas por el estilo”.

—¿Cuánto le tomó escribir los cuentos que componen Lex arcana?
El más viejo ha de haber sido de hace un año o año y medio y el último lo terminé dos días antes de que se terminara el concurso, realmente estuvo muy separado. Cuando viene el concurso hay que checar qué línea temática vamos a tener en el libro y me encontré con que había esta línea en varios cuentos y dije, ‘bueno, se puede hacer un compilado’.

   Sobre el título señaló que lex significa ley en latín y arcana se refiere a algo oculto y misterioso, “tiene que ver con el último cuento que es sobre vampiros y habla acerca de esta cofradía que tiene una religión vampírica, anterior que cualquier otra religión, y habla de que tienen una ley arcana”.

Un diálogo
JAS obtuvo el triunfo por su libro Ni las flores del mal ni las flores del bien, una frase que es en sí misma un juego literario que involucra a las letras francesas y cubanas. “Tiene que ver con un libro de Baudelaire que se llama Las flores del mal, luego hay otro antecedente: en Cuba hay un escritor que admiro muchísimo —incluso en el libro vienen algunos epígrafes de él—, se llama Luis Rogelio Nogueras, él le responde a Baudelaire con un libro que se llama Las flores del bien, y bueno, ahora yo, sin ponerme a su altura, hago esta especie de repuesta que se llama Ni las flores del mal ni las flores del bien”.
   El escritor comentó que una de las piezas da una explicación sobre el título del tomo que es, además, una especie de diálogo personal y también un testimonio biográfico.
   “Hay un diálogo. Baudelaire dice esto de las flores del mal, luego llega Nogueras y dice lo de las flores del bien, entonces yo estoy dialogando no solo con ellos sino en cada poema hay una especie de epígrafe y yo trato de responder a ese epígrafe.
   “Es un diálogo con lecturas que han marcado mi vida, con lecturas me refiero desde libros que ahí pueden aparecer hasta música —hay epígrafes de canciones de Fito Páez por ejemplo—, de eso va. Son poemas en prosa, se termina en la página 30 y a partir de ahí hay otra parte del libro que ya no tiene mucho que ver con eso, son en verso y ya son poemas más viejos, de finales de 2012 y principios de 2013”.
   La segunda parte de libro, titulada 25 Free style, sigue otra línea argumental, “tiene que ver un poco más con el desenfado de la vida de un poeta, cosas medio extrañas que no es bueno explicar porque te echa a perder todo el libro. Se llama 25 free style, 25 porque tenía 25 años cuando lo escribí y free style por estilo libre, es jugar con el desenfado de la vida, cuando no te importa un carajo nada, sales a lugares donde no deberías salir, llegas a tu casa a horas a las que no deberías llegar, eso que haces cuando no tienes trabajo ni un peso en la bolsa, es un poco una crónica de mi vida, ya lo leerán (…) es un libro muy burlón, muy irónico, me burlo mucho de mí, sí podría decir que los poemas son de mi vida, es totalmente biográfico”.

—Además de lo económico, ¿qué les significa el premio?
(JAS) Para mí —quitando de lado que todo tiene una cierta cuestión de suerte y de fortuna— el reconocimiento o el hecho de que te den una palmada en la espalda y te digan ‘vas bien’. Y si la palmada en la espalda va a acompañada de billetes está más padre. En lo personal cualquier reconocimiento es válido, sobre todo cuando desconocidos, que tienen una cierta capacidad crítica —digámoslo así— te dan un reconocimiento siempre es valioso. Que sea un reconocimiento estatal también es importante, ya no es un reconocimiento que te dan tus amigos o tu familia, para mí es importante y qué mejor que seguir obteniéndolos, ya de este vendrán nuevos, tanto para Víctor como para mí, es un buen augurio.
(VSR) Tengo yo mucho trabajo por delante para tratar de validar lo que pudiera ser una carrera de escritor y yo creo que es una validación más en ese aspecto y es una gran sorpresa también, porque dos premios en un año yo creo que no es común. Yo no tengo un título, una formación académica que me pueda validar como escritor, yo estoy llegando a esto de manera casi tangencial, entonces necesito validarme.
(JAS) Igual y es eso, una validación, lo que te decía de la palmada en la espalda es una validación de cierta manera porque hay escritores que no ganan premios y que pueden ser muy buenos y los hay, pero ya el hecho de que te lo digan eso sí es, como dice Víctor, una validación.
(VSR) A lo mejor la suerte tiene muchísimo que ver, en eso estoy de acuerdo, si el 80 por ciento es suerte, ese 20 por ciento que queda que es el trabajo, yo creo que indica que se está haciendo algo bien, aunque sea de ‘chiripada’.

   Además de los galardones de cuento y poesía recibidos por VSR y JAS la Semich también celebró el triunfo de Gustavo Pierre Herrera López, autor moreliano actualmente radicado en Puebla, quien se hizo acreedor al Premio de Ensayo María Zambrano por su obra El otro Ocaranza, ya que también forma parte de la citada agrupación.

—¿Cómo fue recibido en la Semich el triunfo de tres de sus miembros?
(JAS) Con gran algarabía y mucha cerveza (risas).  Trae un punto positivo. Decíamos hace tiempo, un año o año y medio, que el hecho de trabajar en equipo no se trata de hacernos todos los libros de todos o de la mala idea de que a veces se trata de regalarnos los reconocimientos, sino que te sientes apoyado, estás en un grupo que está trabajando y tú estas trabajando, hay una especie de inercia grupal, si tú ves que tu compañero, tu amigo, trabaja y gana premios tú tratas de seguir el paso, yo creo que esa inercia de grupo sí sirve.

—¿Creen que estos triunfos validan, para ciertos sectores, la labor de la Semich?
(VSR) Yo siento que la Semich no necesita validarse, a diferencia de mí, porque ya el simple hecho de que hayan logrado conjuntar a tantos escritores tan disímbolos, ese poder de convocatoria me habla a mí de que están haciendo algo bien.
   Desde que me empecé a acercar vi que están haciendo un gran trabajo y ahora que estoy adentro me doy cuenta de que hay una motivación y una preocupación por en verdad alzar las letras en Michoacán y funciona muy bien.
   De manera personal puedo decir que dentro de la Semich yo voy a crecer más que en cualquier maestría, doctorado, residencia o beca que pudiera obtener, porque son muy positivos, empujan mucho pero también son muy críticos y yo creo que no hay nada más valioso que una crítica honesta.

Un buen estímulo
José Agustín Solórzano, ganador este año del Premio de Poesía Carlos Eduardo Turón, señaló que en 2013 ese certamen fue declarado desierto, algo que le causó molestia personal pero también un descontento gremial.
   “Hicimos algo que a mucha gente no le gustó: un reclamo público sobre eso porque nos parecía y nos sigue pareciendo, al menos a mí, que declarar desierto un premio en un estado donde sí hay quien escribe es un problema, porque estás diciéndole a toda la gente lo contrario de validarlos, estás desvalorizando el trabajo de todos los que escriben, no solo de quien pudiera haber ganado, sino a todos los que participaron porque dice que no hubo un solo trabajo que valiera la pena.
   “Creo que es importante que se dio, ya dejemos de lado que me lo dieron a mí, ya el hecho de que se haya dado el premio es una validación, están diciendo ‘sí hay escritores en Michoacán y están trabajando’, eso es importante recordarlo, que el año pasado sucedió esto, que bueno que no volvió a suceder, ojalá que ya no suceda”.




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