Entrevista con Celia del Palacio
La Guadalupe de otro cielo
Es posible que el nombre de María Guadalupe Villalobos
Vélez no le resulte familiar y, tristemente, el de Lupe Vélez —su nombre
artístico— tampoco lo recuerde ni lo asocie con la fama, el glamour y la
belleza de quien así se hizo llamar en las marquesinas del cine de Hollywood y
de los teatros en Broadway.
Lupe Vélez fue una de las primeras actrices mexicanas en
triunfar en ‘La Meca del Cine’. Marcada por la violencia de la Revolución
Mexicana, que la tocó en sus primeros años de vida, pero también por su
coquetería innata, la joven llamada ‘La Dinamita Mexicana’ y hasta ‘La Fiera’,
recorrió un largo camino que la llevó hasta lo más alto de la fama y del amor. La
cinematografía nacional cuenta apenas con un par de películas en cuyo reparto
participó Vélez, es por eso que su nombre no resulta tan conocido para el público
del país como el de Dolores de Río, quien también triunfó en Hollywood pero
vivió una segunda carrera en su país natal.
La oportunidad de conocer A Lupe Vélez se da ahora con el
libro Hollywood era el cielo, de Celia del Palacio. La autora mexicana, cuya
obra se ha enfocado en el universo femenino, entrega en su más reciente tomo
una biografía novelada de una mujer que escandalizó con su vida privada pero
cautivó con su talento en el escenario. Sobre el proceso de escritura y las
fuentes a las que acudió para la documentación del tomo fue que Del Palacio
habló para PROVINCIA.
—Lupe Vélez llegó a ser llamada ‘La Fiera’, ¿fue fácil
domar a la fiera para escribir su biografía?
En realidad me costó bastante trabajo, más allá de lo que
siempre yo había hecho, porque había yo escrito sobre otras mujeres del siglo
XIX y en cambio Lupe Vélez es una mujer ya del siglo XX con una psicología muy
compleja y ella misma fue una persona muy complicada, digamos, con muchas
contradicciones, con muchos deseos, una mujer muy apasionada, más que una fiera
yo diría que es una mujer con una gran pasión y una gran alegría de vivir pero
también una gran fragilidad interna.
Sí, me costó trabajo, quise meterme lo mejor posible en
sus zapatos, en sus pensamientos, para poder explicar porqué hizo las cosas que
hizo o cómo se sintió por dentro. Esto me tomó más o menos un año y medio de
investigación y sobre todo poner toda la atención en tratar de plasmar una
imagen de Lupe lo más cercana a lo que ella pudo haber sido.
—¿A qué fuentes acudió?
Hay varias biografías sobre la vida de Lupe. Esto que yo
estoy haciendo es una novela, más que una biografía. Me basé en las biografías
que están muy bien documentadas y que se hicieron con mucho profesionalismo.
También en investigación hemerográfica porque ella dio muchas entrevistas a los
periodistas, le gustaba mucho dar entrevistas y la mayor parte de su vida es
pública porque ella la contaba con gran lujo de detalle e inventándose también
muchas cosas.
Ella hizo una mitología de sí misma y lo difícil también
fue tratar de interpretar cuáles de esas cosas que ella decía de sí misma
pudieron haber sido ciertas y cuáles no, porque, digamos, contaba a veces unas
historias que parecían más una película que la vida real. Entonces esto me costó
mucho trabajo de hacer.
Del Palacio comentó que por supuesto también acudió al
cine y consiguió casi todas las cintas en las que participó Lupe Vélez “para
verla cómo era, digamos, en acción, porque además en los papeles que ella
representaba, la mayor parte de las veces se representaba a sí misma, entonces
era muy interesante ver las películas para poder hablar de ella.
“La música de la época, toda la contextualización
histórica en cuanto a la Revolución Mexicana en San Luis Potosí, la Ciudad de
México en los años 20 y 30 después de la Revolución y luego Hollywood cuando
ella se fue para allá y cómo era la ciudad de Los Ángeles, a dónde se iba a
comer, qué se hacía. Cada uno de los detalles de la vida cotidiana me costó
mucho trabajo investigarlo y saber cómo era. Esto también fue a través de los
periódicos, de las historias del cine, en los primeros años del cine cuando
todavía era mudo y luego ya se convirtió en sonoro”.
Además se puede decir que, literalmente, la autora
revivió los pasos de Vélez en los diferentes lugares en los que vivió ya que
Del Palacio acudió a San Luis Potosí, tierra natal de Lupe, para visitar el
barrio de San Sebastián, en el que nació. Del Palacio también fue a Hollywood a
buscar la casa de Vélez, una construcción de estilo español. “La encontré ahí
en Beverly Hills, pude verla, pude estar ahí y por supuesto en la Ciudad de
México en los teatros, el Teatro Principal donde ella debutó para poder
imaginar cómo eran estos lugares y poder contarlo”.
—Durante el proceso de investigación, ¿qué fue algo de lo
que más le sorprendió encontrarse?
Me sorprendió mucho encontrarme el barrio este de San
Sebastián en San Luis Potosí que en realidad es un barrio bastante modesto. La
familia de Lupe era una familia de clase media, tenían un café en la avenida
Zaragoza donde ella creció. Ver esos lugares y ver cómo pudo haber ella crecido
realmente nos da una idea muy entrañable de esta Lupe niña que se pasea entre
las mesas coqueteándole y haciéndole ojitos a los comensales desde que era
chiquita y sirviendo ahí refrescos y demás. Eso me gustó mucho.
Por supuesto ver la casa de Hollywood, esta mansión de
tipo español, una haciendita que ella tenía ahí. Estas fueron las cosas que más
gustaron y sobre todo imaginármela a ella caminando por esos lugares y ver cómo
eran estos espacios donde ella se movía. Ella iba mucho al box a ver las peleas, le gustaba ir y
gritarle al réferi cuando no le favorecía a su peleador favorito, etcétera.
Entonces ir a ver estos lugares, el Teatro Velasco a donde ella llegó cuando
recién llegó a Hollywood a buscar un papel en una obra de teatro… imaginarme
cómo pudo haber caminado por ahí, una muchachita sola, de 19 años, chiquita
como ella era —1.52 metros de estatura y 50 kilos de peso—. Fue una experiencia
muy importante para mí.
—La edición del libro resulta elegante y muy femenina,
¿cree que le hubiera gustado a Lupe?
Yo espero que sí. Ese libro me gustó mucho y fue toda una
obra del departamento de edición de la editorial Suma de Letras. Con mucho
cariño y mucho empeño lo hicieron para hacer esta cubierta de papel albanene y
esa fotografía maravillosa de Lupe, esa foto fue de 1929, es una obra de arte
la fotografía misma, tomada en un museo de Minneapolis. Toda esta tipografía
dorada que quiso emular esta época glamorosa e incluso también ser un homenaje
a este icono de la cultura mexicana en Estados Unidos.
—¿Por qué se interesó en escribir sobre Lupe?
Yo estaba buscando una mujer diferente, una mujer fuerte,
dueña de sí misma y me la encontré en un periódico. Fue mi esposo quien me la
mostró y me dijo ‘oye, esta mujer, mira todo lo que hizo, fue esposa de Tarzán
y además hizo tal cosa… novia de Gary Cooper’. Me sorprendió mucho que yo no la
conocía, no la había oído más que nombrar tal vez alguna vez.
Empecé a preguntar y casi nadie conocía a Lupe Vélez y
mientras más investigué sobre ella y me pareció cada vez más entrañable, más
simpática, más seductora, me asombraba mucho que la gente no supiera quién era.
Por eso decidí escribir sobre ella y sobre todo que en 2014 se cumplieron 70
años de su muerte y creo que sería importante recordarla, como una especie de
homenaje hacer esta novela para esta mujer extraordinaria.
Otra época
Del Palacio mencionó que fue a través de las numerosas
entrevistas que concedió que Lupe Vélez construyó un mito alrededor suyo algo
que la maestra en Sociología ve difícil de lograr ahora.
“Mitos así como tal yo creo que no porque estamos en otro
contexto, en otro momento histórico y las estrellas de Hollywood parecerían ser
cada vez más accesibles a nosotros. Para crear estos mitos se requiere una
distancia para poder mitificar y crear toda una representación de algo que no
tenemos muy cerca. En cambio a las actrices de hoy las podemos ver en su vida
cotidiana todo el tiempo y con esta imagen que aunque no sea cierto, digamos,
pero que parece como si fueran nuestras compañeras, nuestras amigas, algo muy
cercano, y de eso no se pueden construir mitos”.
—Mujeres como Lupe Vélez y Dolores del Río fueron las
iniciadoras de la, digamos, exportación del talento latino a Hollywood, y aún así impera el machismo…
También estuvieron otros dos actores como Gilbert Rolland
y Ramón Novarro, ellos eran mexicanos. Sus verdaderos nombres eran Dámaso de
Alonso y Juan Ramón Gil Samaniego. Ramón
Novarro era primo de Dolores del Río. Ellos también fueron figuras muy
importantes de Hollywood en esos primeros años, pero bueno, Dolores del Río es
sin duda mucho más recordada para nosotros sobre todo porque volvió a México e
hizo toda una carrera en el momento preciso en que iniciaba esta Época de Oro
del Cine Mexicano, y Lupe Vélez lamentablemente no pudo hacer eso, no regresó a
tiempo, murió muy joven y ya no pudo insertarse en ese mito particular nuestro.
—A pesar de esta presencia masculina, ¿cree que sí hace
falta más reconocimiento al género femenino por lo iniciado?
Yo creo sí. Yo por eso escribo sobre mujeres, porque creo
que hay muchas mujeres que han sobresalido, que han hecho cosas muy importantes
en diferentes ámbitos de la cultura y de la historia, incluso de la política,
pero que no son reconocidas, hay como todo un empeño por ningunear, por
invisibilizar todos estos hechos de las mujeres y creo que es muy importante
hacerlos visibles, que la gente los conozca.
Creo que nuestra historia es una historia mutilada que
solamente toma en cuenta a los hechos de los hombres y nos hace falta recuperar
esa otra parte de la historia, esa otra mitad que es tan importante como la que
ya conocemos.
—Para terminar nos gustaría saber: si para Lupe Vélez
Hollywood era el cielo, ¿que lo sería para usted?
Seguramente que estos libros míos se pudieran leer, que
llegaran a un mayor número de personas y que les gustaran, que les agradaran y
poder seguir escribiendo sobre mujeres con el mismo empeño que ahora.
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