Entrevista con Sergio Ramírez

Sin pudor

Sergio Ramírez está convencido de que la literatura es merecedora de todo: de cualquier sacrificio, de cualquier entrega, de cualquier revelación…
   Tampoco cree que haya fuentes que deban dejarse a un lado. Lo que sea que sirva para nutrir un tomo literario es válido.
   Lo anterior quedó de manifiesto con su libro Juan de Juanes (Alfaguara), una especie de memoria o diario de confesiones en el que desentraña su andar en el mundo literario y permite conocer desde otra perspectiva a los escritores con los que ha tenido relación a lo largo de su vida.
   Escrito entre 2011 y 2013, el tomo abre una ventana para también conocerlo a él, autor además de Margarita, está linda la mar y ganador del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español anunciado en noviembre pasado.
   Sergio Ramírez abrió, venciendo al pudor, una puerta que permite ingresar al centro de su mundo, uno plagado de grandes escritores y grandes egos pero también enormes amistades.

—Es un libro desde su vivencia, ¿fue difícil escribir desde lo total y completamente personal?
Creo que la dificultad que uno tiene que vencer es el pudor, porque al hablar de los escritores que uno ha conocido o que se ha relacionado, está hablando de uno mismo.
   Muchas veces se tiene que superar esa pregunta de si estoy violentando las normas de la intimidad que presupone una amistad al revelar cosas que no deben ser reveladas, pero esa es una pregunta que uno tiene que hacerse siempre y responderse que no, que la escritura merece todo los tributos y que para hacer un libro de memorias literarias uno tiene que contar historias, historias que resulten atractivas al lector. Es lo que yo he querido hacer aquí entresacando historias, no contando el completo de estas relaciones sino entresacando historias que a mí me parecieron que son singulares y por lo tanto le pueden parecer singulares y atractivas al lector.

—¿Cómo fue el proceso de edición?, ¿cómo se pueden editar las vivencias?
Este libro se fue haciendo por partes. Primero yo tenía unas pocas historias, las fui aumentando de manera que el libro creció mientras estaba en manos del editor. El original que recibió el editor era más corto que este que está ahora en sus manos. Ese fue el proceso, la selección fue siempre mía, decidir qué es lo que decidía que entrara.

—Generalmente en un proceso de edición salen más cosas que las que entran…
Sí, sobre todo en un libro como este que se puede volver infinito. Hay muchas cosas que contar. Puede aumentarse, me parece que podrían entrar historias con otros autores que no están aquí.
   Alguien me decía ‘en este libro no está Ernesto Cardenal’, es cierto, la relación con Ernesto es sumamente obvia para mí, somos vecinos hace 30 años, tengo muchísimas cosas que contar de Ernesto pero se me quedó fuera esta vez.

—¿Podría haber entonces una versión ampliada?
Sí, de hecho esta es ya una versión ampliada de lo que yo pensaba que sería la edición original, de manera que sí. Además la ventaja de este libro es que no es un cementerio de gente que ya murió o que no está en la literatura sino que está lleno de gente joven, cada vez conozco más gente joven, por lo tanto tendría yo más que hablar de ellos.

—¿Qué lo hizo decidirse a escribir el libro?
El pie musical me lo dio el libro de Juan Cruz, que se llama Egos revueltos, que me divirtió mucho. Por eso en algunas páginas yo hago un listado de todos los huevos que se ofrecen en una pizarra, hablando de egos revueltos-huevos revueltos. Juan comienza por ahí, de hablar de su perspectiva de editor, cuando fue editor en Guadalajara cómo tenía que manejar los egos de sus escritores. Yo no hablo desde la perspectiva del editor sino del escritor metido entre otros escritores, digamos el pie musical me lo dio el libro de Juan.

—El subtítulo del libro hace referencia a glorias y calamidades, ¿qué considera que hay más en el mundo literario?
Ese ya es un ardid editorial. A veces las relaciones con los editores son conflictivas, con los traductores me ha pasado que he tenido momentos conflictivos, sobre todo con idiomas que yo conozco y sobre los que puedo opinar. Son tensiones que están en la literatura.
   Algunos tienen tensiones con sus editores a pesar de que la escuela editorial hispanoamericana es muy distinta de la anglosajona en la que un editor se toma muchas libertades con un libro: corta, propone… hay editoriales que rehacen un libro por mucho renombre que tenga el autor.
   Recuerdo una anécdota de Graham Greene que una vez el editor le propuso cambiar el nombre de uno de sus libros y él le contestó con un telegrama que decía ‘cambie el título y yo cambio de editor’. Ese conflicto no es tan patente entre nosotros.

—¿Juan de Juanes es una guía o una ventana para quien quiere entrar al mundo literario?
Yo creo que sí. Es una ventana o una puerta que yo le abro a un autor joven para que se entere de que la literatura es un campo atractivo, es un mundo que está poblado por seres humanos con sus propias cualidades de relación. No sé cómo será el mundo de los boxeadores o de los futbolistas pero me imagino que debe ser igualmente atractivo, hay rivalidades en la literatura como en el futbol, como la rivalidad entre Messi y Cristiano Ronaldo, la clásica, hay otras rivalidades yo creo que sobre todo porque la literatura es un asunto de egos o de individualidades, pero son individuos los que escriben, los que publican, los que se relacionan, me parece que los roces y comparaciones de ego vienen a ser inevitables. Yo quiero abrir esta ventana a los escritores jóvenes para que vean que se trata de un mundo atractivo y muchas veces aleccionador.

—Y a pesar de la individualidad que presupone escribir se ha tendido a hacer grupos: el boom, los autores posteriores…
Los que venimos después del boom somos Alfredo Bryce Echenique, Manuel Puig, no son muchos tampoco, lo que pasa es que el mundo de los escritores se ha multiplicado y uno encuentra legiones de escritores que son muy buenos, antes había menos.
   Creo que la escritura ha ganado prestigio y hay gente que se lanza al ruedo, se atreve porque parece que es un asunto que vale la pena. Antes éramos menos.

—¿Cree que la llegada del ebook puede ser una opción para que continúe el desarrollo de la literatura?
Yo creo que multiplica las posibilidades. Con el libro electrónico se va a presentar lo mismo que con el libro impreso: hay buenos libros, malos libros, libros mediocres, libros regulares, libros que valen la pena leer y eso va a estar igualmente en el universo electrónico como está en el universo escrito.
   Cuando uno piensa en Balzac, en Flaubert, en Maupassant parece que eso es lo único que existió entonces, no, en los estantes de las librerías había decenas de nombres que están olvidados y que a lo mejor se vendían más, y ahora nadie recuerda quiénes son. La literatura es eso. Ese fenómeno se va a traspasar al mundo electrónico.

El autor de Sombras nada más comentó que recientemente se enteró de que una reconocida cadena mexicana de restaurantes que también vende ibros tiene un millón de suscriptores en la lista de distribución digital, posibilidad que, dijo, el libro impreso no ha tenido.
   “Yo edito en Internet una revista de literatura, caratula.net, y tenemos 25 mil lectores comprobados según los registros electrónicos. Eso con una revista en papel es imposible en centroamérica, tener una revista con 25 mil ejemplares, solo lo imagino metiéndolas en una bolsa y mandándolas por correo, no es posible. Por eso hablo de las posibilidades, la red arrastra todo, es como tirarla al mar, arrastra basura también”.

Sergio Ramírez comentó que le gustaría ver más libros como Juan de Juanes escritos por otros autores. Dijo que le planteó la idea a Xavier Velasco, autor de Diablo guardián, y este último estuvo entusiasmado con la idea. “Yo estaba pensando que un libro de Xavier Velasco, que es una maravilla para escribir, sería una maravilla hablando de sus escritores contemporáneos, otro que tiene mucho sentido del humor para hablar de su generación es Juan Villoro, ese tipo de libros a mí me gustaría leerlos, esa reflexión de la literatura, de los escritores, viendo lo que te ocurre cuando estás metido en ese mundo”    




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