Entrevista con Antonio González de Cosío

The line of beauty

El estilo de Antonio González de Cosío es completo y complejo y su evolución se ha dado en una línea que aunque no siempre recta, sí ha tocado siempre puntos, momentos y lugares colmados de belleza y emociones.
   Conformado a través de los años, su estilo se ha visto influido por varios factores: su deseo cumplido de pasar la vida en el mundo de la moda, sus estudios en Letras Hispánicas, su trabajo periodístico, como editor y ahora como coach en el programa televisivo Mexico’s Next Top Model (MNTM).
   Todo lo anterior ha llevado al nacido en la Ciudad de México a un punto de evolución en el que las letras vuelven a aparecer. Es ahora desde la literatura que González de Cosío comparte su estilo especial, arriesgado y calculado.
   Coautor con Lucy Lara de El poder de la ropa (Oceano), el también blogger de moda publicó, ahora en solitario, El libro del estilo (Oceano), un tomo de 341 páginas en el que comparte sus propias experiencias —vividas desde la infancia— en la cruzada por encontrar su estilo, uno ahora muy celebrado.
   En entrevista para PROVINCIA, González de Cosío señaló que esto no es una cuestión de élites ni de dinero, sino de atreverse, liberarse de atavismos y animarse a vivir esa búsqueda en la que —como dice en su libro— siempre hay hallazgos y no acaba nunca.

Respirando glamour
Para Antonio González de Cosío es simple: la moda es su oxígeno. “Yo no me concibo haciendo algo distinto a lo que hago. Incluso cuando he tenido momentos malos en mi vida profesional —a veces escasea el trabajo— incluso en esos momentos he pensado en trabajar en moda: ‘me voy a meter a trabajar de vendedor a una tienda, un Zara, no importa, porque tengo que estar en contacto con la ropa’.
   “Yo he tenido la bendición y la fortuna de poder hacer en vida lo que quería hacer y lo que me da felicidad hacer que es escribir y es estar en el mundo de la moda. Es un mundo que me sorprende, es un mundo que me seduce y que el día en que deje de sorprenderme y de seducirme me daré la vuelta y me iré para otro lado, porque entonces se me acabará el excitement de estar aquí”.

—¿Es difícil tener estilo?
Yo creo que es difícil darte cuenta de que lo tienes y descubrirlo. Ya una vez que lo encuentras es muy fácil llevarlo y es fácil hacer que florezca.
   Yo creo que a veces es también una cuestión de interés, a veces tú tienes tus gustos pero no los tienes ordenados de tal manera que trabajen para ti. El estilo es algo que te representa y que pone ahí afuera lo que tú eres: tus gustos, tu posición social, tu ghetto —si es que tienes uno—… todo lo que tú eres se percibe a través del estilo.

—Hay varias anécdotas en su libro, sobre todo de su infancia y juventud en las que parece que tenía la idea pero no los elementos adecuados para realizarla, ¿cree que a mucha gente le pasa justo eso?
Sí, yo creo que puede pasar y también creo que el experimento te puede explotar en la cara pero yo creo que hay que intentarlo.
   Lo de los elementos luego es una cosa muy peculiar porque durante muchos años se ha pensado que la moda es una cuestión de élites, que solo la gente que tiene dinero puede acceder a la moda. Claro, siempre se identifica a la moda como La Moda, en un pedestal, con letras de oro, y se relaciona con marcas y con el lujo y una serie de cosas que no necesariamente son moda. No solo esto es moda, hay otras cosas que también lo son, otras marcas, otras tendencias, otro tipo de elementos que son moda también y que tú puedes adaptar a tu forma de ser y a tu vestuario sin necesidad de mucho dinero.

—¿Cree que este es un proceso de mayor facilidad para las mujeres?
 Yo creo que es más fácil porque las mujeres están mucho más en contacto con la moda y entienden mucho más qué es moda, qué es tendencia. Son mucho más abiertas al cambio y son mucho más abiertas a la experimentación. Ellas dicen que no, porque cuando he entrevistado me dicen ‘yo hubiera pensado que no porque un hombre se pone un traje y ya está’, y les digo ‘sí, pero eso es lo que te uniforma y con eso no estamos hablando de moda, estamos hablando de otra cosa’.
   Yo creo que sí es mucho más fácil iniciar esta cruzada en busca del estilo por parte de las mujeres que por parte de los hombres porque además el hombre tiene más atavismos. El hombre se fija un poco más en el qué dirán, tiene mucho miedo de ser juzgado de algo que no es… todo este tipo de cosas siempre lo detienen mucho antes de elegir algo que le puede gustar o que se le puede ver mejor.

—Estos atavismos sociales, el machismo que luego se inculca casi sin pensar… ¿le fue difícil dar el primer paso para romper con todo eso? ¿ha dudado?
He tenido muchos momentos de duda a lo largo de mi vida, pero son dudas en las que te sientas a ver si tu conducta y las cosas que están haciendo —y que también se reflejan en tu forma de vestir— son las adecuadas  y a dónde te están llevando.
   Para mí es muy curioso, yo ya estaba un poquito decepcionado a nivel personal porque no encontraba galán, así de simple, y tienes todo lo que te dicen tus amigos, uno te dice una cosa y otro otra. Uno me dijo ‘no, no, no, es que tienes que cambiar tu forma de vestir. Tienes que vestir mucho más serio y mucho más formal porque en México  la gente que se viste un poco más flamboyant no le gusta a la gente que vale la pena’, y lo estaba considerando hasta que un amigo me dijo ‘¿vas a renunciar a la persona que eres y que has sido durante toda tu vida por la posibilidad de encontrar pareja? Me parece un poquito triste’.
   Al final ‘me cayó el 20’ y justamente haciendo conciencia en que yo tenía que seguir siendo quien era y seguir la evolución que yo había llevado hasta entonces. Ahora, además de estar feliz con mi estilo, encontré a la persona de mi vida.
   Creo que sí hay muchos atavismos y una serie de cosas que nos llegan desde fuera pero creo que al final uno tiene que ver por sí mismo y ver que el estilo y que tus decisiones en el vestir tienen que ser honestas y sentidas. Te tienes que dar cuenta de que a veces el toque de diferencia  va a ser un poco llamativo para el resto pero quien tenga la sensibilidad para apreciarlo es justamente la persona que te interesa porque será la persona que te dé una mejor posición laboral, será la persona que te note para un proyecto personal, será la persona a la que le intereses como pareja o no, ese es el punto.

—Y finalmente encontró galán y se casaron, ¿le fue difícil elegir el atuendo nupcial?
Nunca me lo había preguntado (risas). Sí, sí fue difícil. Fue muy curioso esto porque yo siempre soñé con casarme vestido de Chanel y fue un sueño que pude cumplir. Me casé con una chaqueta de demi couture de la Colección París-Shanghai que además fue un regalo de Karl Lagerfeld y su equipo, y la verdad es que fue una experiencia maravillosa.
   Lo más curioso es que yo tuve lo que me iba a poner meses antes y una semana antes de la boda mi marido no tenía qué ponerse, entonces tuve que romper un poquito la tradición y ayudarle a encontrar su traje.

Sin ton ni son
La realidad actualidad es de saturación de información. Redes sociales y sitios web generan y comparten contenidos todo el día y todos los días y por supuesto, el tema de la moda y todo lo tocante a este no se han quedado fuera en esta vorágine de información
   González de Cosío consideró que este proceso también se ve reflejado en la proliferación de blogs que reflejan una manera erronea de vivir el mundo de la moda.
   “Yo creo que hay mucha desinformación, sí. Yo creo que hay de todo, no creo que todos sean malos ni que todos sean buenos, pero creo que sí hay mucha desinformación y la moda se está convirtiendo en una cuestión del momento”.
   Pero ese asunto es algo que el autor consideró que va mucho más allá, “creo que es también un reflejo del momento de la humanidad que estamos viviendo: de usar y tirar. Comprar algo de Zara y tirarlo en seis meses, la fast food… como que todo se vuelve una fast culture, una cultura rápida.
   “Y yo creo que todo esto es como comerte un algodón de azúcar, algo que se te desvanece muy rápido en la boca. La gente se está acostumbrando a esto y estás viviendo en una especie de prisa y de carrera por no ir profundamente a nada. Te quedas con un encabezado de una noticia y con tres frases. ‘Se murió Chespirito’, ‘Se murió Óscar de la Renta’. Te quedas un poco con esa información inmediata y sintética”.
   González de Cosío consideró que todo esto hace que la gente viva una especie de sucesión de imágenes pero que nada se queda. “Una especie de fast forward —como de una película— en el que ves muchas imágenes pero se te queda poco. Y yo creo que muchos  bloggers están haciendo eso.
   “Yo en mi labor como blogger en la revista Glamour estoy tratando de hacer un poquito más. Leo muchos blogs y hay varios que —además de que están escritos con las patas— tienen una información peculiar”.
   El experto en moda criticó que el único sustento que le dan los malos bloggers es “porque lo valgo yo”, “es gente que te cuenta lo que vivió en un evento, los bloggers se están volviendo mucho lo que hacíamos en notas sociales en antaño en este país. Yo trabajé muchos años en sociales de Ovaciones y era esto: ir a una fiesta y describir lo que viste. ‘Fuimos a una fiesta con Juanita y con Pepita que presentaron un producto que es tal y que está muy bonito’. Ya. No hablaste del producto en general, no dices quién lo hizo… etcétera, etcétera, se queda en un nivel bastante intrascendente y yo pugno por lo trascendente. Trato”.

—¿Cree que a las modelos, al estar en exposición constante a las marcas y a la moda, les puede pasar algo igual?, que se les atrofie al final el sentido de la moda
No lo creo. Las modelos que yo he conocido, tanto mexicanas como extranjeras, son chicas con mucho estilo en general. No todas, pero son chicas con mucho estilo y les ayuda la percha, la percha ayuda muchísimo. Las modelos se pueden ver bien vestidas en alta costura o con un trapo enredado en el cuerpo. Cuando es una buena modelo.
   Yo creo que las modelos no son generalmente atraídas por el mundo de la moda. Encuentran un trabajo, les gusta su trabajo pero yo nunca he visto modelos apasionadas por la moda, son muy pocas, no es el común. Lo ven como un trabajo y tú (la modelo) eres un gancho para colgar ropa, así de duro y así de simple es.

—En el caso de las chicas que participan en MNTM, ¿cómo las ve en cuanto a estilo?, ¿cómo llegaron y cómo están en este punto con la final ya muy cerca?
Yo veo que llegan niñas con ganas de hacer cosas en la vida, con ganas de cumplir sus sueños y veo que poco a poco —porque además esto es como un boot camp, un campo de entrenamiento intensivo, especialmente para las que llegan hasta el final— lo logran. Son chicas muy interesadas en el medio, en dar todo lo que tienen, a veces no les sale o no les sale como esperaban pero yo las veo muy dispuestas.

González de Cosío destacó la participación de Andrea, una de las concursantes que salió del reality desde hace algunas semanas.
   “Una de las cosas que me llamaban la atención de ella es que es una chica con mucho estilo, con mucha búsqueda, que le gustaba experimentar, me hice muy fan de Andrea. A Andrea le tengo mucho cariño porque es una mujer con mucha personalidad y esa personalidad alocada y espontánea lo manifiesta a través de lo que se pone y me encanta. Me parece que es una chica divertida y esto yo lo valoro más que la chica que va impoluta y perfecta, a mí eso me da lo mismo porque hay muchas que son así. A mí me gusta mucho más ver una personalidad que puede tener hasta un toquesito de vulgaridad porque eso le da como spice, como pimienta”.

—¿Preferiría entonces a una fashion victim que mínimo lo intentó, en comparación con alguien que siempre juega a lo seguro?
No, las fashion victims no me gustan tampoco. Yo siempre apostaré por el punto medio porque la fashion victim es el extremo. Yo prefiero una persona que ensaye, que pruebe nuevas fórmulas y que a lo mejor le pueda fallar.
   Una fashion victim es una mujer que no tiene estilo porque lo que hace es que copia exactamente lo que ve y se lo pone sin importarle si se le ve bien o no y esto no me parece que sea estético, a menos que sea Kim Kardashian, pero no, no me parece.
   Yo fui fashion victim durante una temporada de mi vida, ahora lo admito, no me arrepiento porque también fue una parte de mi proceso. Ahora creo que hay que diluir la moda y diluirla en ti mismo, a través de ti, del tamiz de tu personalidad. Tienes que tomar las modas y adaptarlas a tu estatura, a tu volumen, a tu edad, a tu color de piel y entonces la moda se te va a ver bien y tú vas a llevar la moda y no la moda a ti.

—¿Lady Gaga tiene estilo?
Sí, absolutamente. A Lady Gaga le pasa lo que nos pasaba a nosotros en InFashion. Cuando hice una revista que se llamaba InFashion el estilo era que nunca era igual. Una portada podía ser barroca, una podía ser minimalista, otra podía ser blanco y negro y así nos íbamos y yo creo que el estilo de Lady Gaga es provocar con lo que lleva puesto. Claro, es una fórmula que se puede agotar rápido porque entonces ya después ¿qué se pone? A su mamá muerta encima de la cabeza o ve tú a saber.
   Tan se le agota que ahora hizo un rewind en su vida y está demostrando que es una buena cantante en el disco que hizo con Tony Bennet. Demuestra que es una buena cantante y que puede bajarle tres rayitas a su desmadre. Eso ya te habla de una artista más completa y compleja también.

—Ghettos como los hipsters hoy tan vigentes, ¿son modas, son estilos, son formas de vida?
Yo creo que puede ser un poco de todo. Esto no es nuevo, esto ha sido siempre, los grupos y las tribus de moda han existido desde toda la vida. En los años 20 los modernos, las flappers que querían ser planas… eran tribus de moda. Han influido mucho a la moda en general y siempre ha habido un afán de los jóvenes de diferenciarse del resto.
   Yo también en los años 80 era igual de funky. Me gustaba inspirarme en Madonna, me gustaba inspirarme en Rod Stewart, me gustaba Duran Duran, me hacía sus cortes de cabello… siempre tienes estas ganas de pertenecer a un grupo determinado de gente joven. Es como hablar el mismo lenguaje. Hoy ser hipster por ejemplo es un poco una filosofía de vida, es un poco también una moda, una tribu, yo creo que es un estilo, pero como estilo yo digo en un capítulo en mi libro si son clichés o realidad, y yo creo que hay un poco también de las dos cosas. Sí existen como tales porque al final las agrupaciones ahí están pero a mí lo que me parece más divertido es la mezcla de estos ghettos y cómo van dando no necesariamente otros ghettos pero sí van esparciendo una serie de códigos que ya se integran al mundo en general pero también al mundo del vestir.
   Ahora el rock lo hace Versace, lo hace Lagerfeld en su propia línea, lo hace Balmain… claro es un rock and roll más mezclado con couture y en estas mezclas me parece que hay grandes posibilidades de nuevos discursos de moda.

—¿Es fácil encontrar juntos estilo, buen gusto y elegancia?
No, no es fácil. Yo creo que una persona con estilo puede lograr momentos elegantes o puede haber personas que tienen un estilo elegante pero generalmente son estilos mucho más balanceados.
   La elegancia y el estilo yo creo que se juntan y se unen cuando hay un balance. Aunque yo no puedo ver a un punk elegante, pero si una mezcla de punk y otra cosa. Chanel se inspiró en los punks e hicieron una colección hace poco y eso podría ser elegante pero yo creo que son cosas distintas.
   Yo creo que la elegancia es resultado del balance de tu estilo. El ideal del estilo es lograr un punto medio entre cómo te vistes y cómo te gustaría vestirte. Además hay una serie de elementos externos que no te dejan ser totalmente libre: estás en una sociedad, trabajas en una compañía… te exige el grupo en el que te mueves que te vistas de cierta forma. Tienes que buscar ciertas válvulas de escape para poder manifestar tu estilo. Yo creo que en esta medida, cuando logras manifestar tu estilo a pesar de las restricciones es cuan-
do puedes ser elegante.

—¿Cómo fue el proceso de darle un estilo al libro?
No muy largo, la gente de Oceano trabajó muy rápido en él. El libro lo propuse a principios del año pasado, hice el esqueleto, les gustó, me dieron carta blanca para escribirlo, me dieron un deadline para entregarlo y estuve escribiéndolo durante 9 meses, literal, fue como un parto, todavía hice una primera revisión y una segunda, mi editor, Pablo Martínez, estuvo
muy en contacto conmigo.
   En las ilustraciones tuve poco que ver porque es más una cuestión de formación pero en la portada sí tuve que ver. La portada es de Bogart Tirado, él me había hecho una propuesta que no me gustaba y entonces yo le di unas ideas de lo que quería. Y la verdad es que creo que es la portada ideal, claro, es un poco femenina y lo que tú quieras pero yo creo que es un libro que pueden leer hombres y mujeres.

—Es ya su segundo libro, ¿planea continuar su incursión en el mundo editorial?
Yo espero que sí. Estoy ya tratando de intentar en el siguiente libro meterme ya mucho más en el mundo de la narrativa, se me antoja mucho hacer una novela, estoy ya con esta idea desde hace un par de años.
   Cuando estaba más joven tenía más claro el tipo del libro que quería escribir, ahora ya no porque también hay muchas cosas del mundo real que me atañen, que me sorprenden, que me mueven y que me han hecho revalorar cómo está la humanidad. Me gustaría ver cómo adapto este sentir del momento a todo lo que yo ya había pensado de esta novela y de este personaje.

—¿Qué elemento será indispensable en el personaje central de su novela?
Yo creo que su espontaneidad. El personaje es un poco yo, más en esencia, más en el motor del personaje, en su forma de ver la vida. El personaje no soy yo, es una mujer, pero tiene mucho de mi punto de vista acerca de la vida. Y el humor, el humor me parece que puede salvarlo todo, reírte de ti. Los mexicanos nos reímos hasta de la muerte, cómo no aprender de ello y cómo no aprender que son cosas que te salvan, que son válvulas de escape.

De efecto calculadoAntonio González de Cosío, autor de El libro del estilo (Oceano), al ser cuestionado sobre cómo se ven reflejados en su estilo los estudios realizados en Letras Hispánicas, señaló que se ve en su capacidad de análisis al elegir los atuendos para ponerse.
   “Yo creo que influye en que a veces me vuelvo muy analítico y puedo programar el efecto que yo quiero causar con lo que me pongo. Hay un proceso mental, hay un proceso de corazón, hay un proceso de feeling, pero también hay un proceso intelectual de mis elecciones en ropa, esto lo tengo claro, porque se te desarrolla el intelecto y la astucia.
   “Por ejemplo: tengo un amigo que me dice ‘¿por qué siempre te dan ascenso en el avión y te suben a clase bussiness?’, porque me visto para que me den ascenso. Preguntas sobre la posibilidad de ascenso y cómo te ven te puede ayudar mucho”.
   Y compartió una anécdota reciente en la que su elección en el outfit le dejó un buen momento. “Nos fuimos con mi marido a una fiesta que dieron en Singapur a la tenista Serena Williams. El dress code era casual creative entonces yo fui con unos jeans y unos zapatos muy normales pero con una chaqueta que me hicieron en MNTM el año pasado que tenía cristales de Swarovski, es una chaqueta espectacular, divina y a mi marido le puse otra que me hicieron también ahí. Nuestras chaquetas fueron el centro de atención de toda la fiesta. Hubo gente que se nos acercó a preguntarnos quién nos las había hecho o dónde conseguía una. Este tipo de cosas son las que yo concibo un poco con un proceso de sentirlo y pensarle. Yo digo ‘me encanta esto y además esto me puede traer esto’, eso lo tengo muy claro”.

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