Entrevista con el ilustrador Patricio Betteo

El mejor trabajo del mundo

Las manos de Patricio Betteo pueden asir un pincel o estar sobre un teclado y un mouse y seguir siendo igual de afortunadas, a través de ellas los trazos dan forma a mundos que llenan el vacío blanco del papel o la pantalla. A través de ellas se fundan ciudades, existen personajes y las búsquedas son posibles.
   El más reciente trabajo editorial del autor e ilustrador mexicano se realizó en conjunto con Lydia Cacho, se trata del libro En busca de Kayla, publicado por la editorial Sexto Piso, en el que se aborda uno de los principales temas de la escritora y periodista: la trata de personas.
   En su reciente visita como parte del programa de El Traspatio, encuentro de editores y editoriales independientes, Betteo presentó dicho tomo y señaló que el proyecto fue para él como recibir una caja en la puerta de su casa que contenía una mariposa a la que le faltaba un ala. Él, trazo a trazo, se la dio y ahora la historia de la pequeña Kayla puede volar libre.
   “Myriam es una chica a la que le encanta leer, jugar beisbol para las Panteras de Mixcoac y comer los waffles caseros que prepara su papá. Sin embargo, un día su mundo se voltea de cabeza cuando se entera de que Kayla, una compañera del colegio, ha desaparecido”, señala Sexto Piso sobre este título en su página de Internet. “Poco a poco, Myriam y sus amigos descubrirán que Kayla fue engañada a través de las redes sociales por una banda criminal y emprenderán una gran investigación utilizando toda su voluntad e inteligencia para intentar rescatarla. En el camino descubrirán los peligros implicados en exponer la vida privada en el ciberespacio, aprenderán que aunque las niñas a veces desaparecen, es siempre mejor decir la verdad que ocultarla. Al final de su aventura, Myriam, Bruno y su pandilla descubrirán los verdaderos secretos de la amistad, la valentía, la compasión y la solidaridad en un mundo en el que no todo es lo que parece”.
   En este proyecto, para el que tuvo poco menos de un mes, se centró, dijo, en que los personajes resultaran agradables —en su trazo y colorido—, a la vista dado el tema que trata la historia, pero pese a ello, añadió entre risas, ha recibido comentarios sobre lo sombrías que resultan las imágenes.
   Alegres o no, los pasajes gráficos que construyen a En busca de Kayla son resultado de la combinación de técnicas manuales con algunos toques de ilustración tradicional.
   “Es prácticamente todo digital”, señaló Betteo en entrevista para PROVINCIA. “Hay unos elementos así como de último minuto que metí de dibujos a lápiz o alguna acuarela, pero todo está hecho digitalmente, es pintura digital.
   “Le llamo a mi terminado tradigital, combino ambas, porque incluso aunque lo hago totalmente digital a veces trato de que tenga la calidez de las técnicas tradicionales. Luego me han dicho que si es acuarela, óleo y no, es Photoshop, pero lo utilizó como si fuera una herramienta tradicional. A veces, no sé, quiero meter un trazo a lápiz. Hay una parte (en En busca de Kayla) que tiene cosas escritas a mano, esas sí las hice a mano y las escaneé, pero casi todo está hecho con Photoshop.

—¿En otros trabajos ha sido igual?
Lo mismito, sí. A veces como que cambia el grado de trabajo tradicional o digital, depende mucho de los tiempos, a mayor tiempo de entrega puedo dedicarle más a lo tradicional. Lo digital me permite editar, corregir, hacer todo mucho más rápido.

—Hay una combinación de estos dos elementos que parecieran opuestos, en ese sentido, ¿cómo es su relación entre la imagen y el texto?
Uno tiene una responsabilidad y está haciendo un trabajo de comunicación, al final. Tienes que retratar cosas que el escritor no dijo, o tú ilustrar lo que él no ilustró con su pluma.
   También es como encontrar ese punto en el que la narrativa necesita una decoración o una aderezada en esa parte y no ser redundante en otras. Yo siempre he dicho que reiterar lo que el texto ya dijo es una pérdida de tiempo. Si dice: “Compró 1 litro de leche en la escuela”, y pones una niña con 1 litro de leche en la cooperativa de la escuela estás ilustrando lo mismo que dijo el texto, mejor la pones con el litro de leche en la casa, ya contaste lo que pasó después, como si agregaras texto pero no hay texto. Los niños no compran 1 litro de leche en la cooperativa de la escuela pero bueno, es un ejemplo (risas).

Retomar los espacios
Durante su visita a Morelia Betteo comentó que se está dando la obtención de espacios por parte de los ilustradores nacionales para trabajar en proyectos editoriales. Esos lugares existían en décadas pasadas —1950, 1960 y 1970—, y ahora es momento de recuperarlos luego de una especie de ‘divorcio’ entre la industria y el talento local.
   “Hubo un boom de la gráfica mexicana y de la historieta, una historieta muy peculiar, muy propia y que era una industria enorme muy provechosa, había muchos recursos y mucha gente trabajando y de pronto vino esta decadencia, empieza a desaparecer y ahora viene a recuperar esos espacios de otra manera, porque ya son otras épocas. El mundo globalizado en el que tan rápidamente podemos saber lo que se está haciendo afuera, también una editorial puede comprar derechos de reproducción de obras extranjeras con mucha mayor facilidad que antes. Yo creo que antes los editores se la vivían en los trenes ‘pescando’ proyectos y ahora también el Internet puede ser un vehículo para que digan: ‘Ah, en Bélgica están haciendo unas cosas increíbles, vamos a traerlos a México’, entonces también ahora tenemos que recuperarlo pero hay mucha oferta afuera. Una mayor competencia.
   “No es que estemos en pañales y sea un crecimiento lento sino más bien es como creérnosla y, como siempre, que los editores apuesten más, confíen más en el talento local”.

—En el libro la imagen debe tener un mensaje, algo que la gráfica perdió un poco luego de haber sido el medio para difundir objetivos e ideales de numerosas luchas sociales…
Aquí es un punto medio, no robar cámara. No es un trabajo artesanal de volcar toda mi inquietud artística y todo mi oficio ahí, sino más bien cumplir con el propósito de que esto llegue a un lector que sea un mensaje claro, un mensaje entretenido de alguna manera y que despierte reflexión.

—Las herramientas tecnológicas son provechosas, pero también tienen su lado oscuro por la gran cantidad de imágenes que se generan, ¿personalmente crees que esta parte mal usada ha ensuciado el panorama visual?
A nivel personal te puedo decir que sí. De veras, ¡qué cantidad de imágenes! Ya todos son capaces de bajar su ‘vomitada cerebral’ y hacerla pública (risas). Eso sí es diferente a antes. Siempre hemos habido muchos loquitos, muchos con cosas qué decir o con cero autocrítica, discursos baratos, inmediatos pero ahora parece que todos tienen un megáfono. Es más bien que se ve mucho más pero nunca va a llegar el día que eso le quite espacio a lo que tiene verdadera calidad, a lo mejor lo que hay que hacer es que hay que investigar e indagar más para encontrar calidad. Te metes a Internet y puede ser un sitio tan abundante que si quieres encontrar cosas buenas tienes que saber dónde buscarlas.
   Los tiempos están cambiando pero siempre hay espacios para todos, es lo que siempre digo y justamente ahorita hay muchos más espacios y es horizontal. Estamos todos en el mismo espacio.  Entonces sí, a lo mejor hay que echarle más ganas para que la calidad se vea, pero no va a dejar de haberla por eso.

—¿Usa redes sociales? Tiene su blog y está en DeviantArt…
Sí, tuve un DeviantArt muy fuerte durante muchos años, de hecho ahorita les estoy ayudando a hacer una actividad para su 16 aniversario, soy miembro senior de DeviantArt. Hoy lo que uso más es Instagram como red social, no tengo Facebook, no tengo Twitter, uso mi blog e Instagram, también como una manera  de publicar sin concesiones, subir lo que yo quiera. Hace muchos años, con el boom de los blogs yo decía: “Órale, es como si todos pudiéramos tener nuestra propia revista, ya no necesitas editores, nadie controla tu producto, tú eres dueño de él y lo haces llegar a los rincones más recónditos del mundo”. Lo sigo haciendo solo que no hago productos editoriales completos, hago imágenes, imágenes, imágenes, como una forma de publicar. No hago tweets, hago posts en Instagram y casi todos son de arte. Así trabajo en las redes, es una forma de publicar más que de conectarme porque para eso están otros espacios.

   Betteo, comentó, dibuja desde niño, así que cuando llegó el momento de elegir una carrera optó por lo más cercano a eso que le gustaba: diseño gráfico y aunque no la terminó sí le debe a ella haber encontrado su camino.
   “Abandoné sexto semestre de diseño gráfico, hubo una huelga en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como de casi un año, la huelga de 1999. Yo abandoné la carrera tantito antes de la huelga entonces también fue un perfecto momento porque ya no volví. Cuando se reanudaron las clases ya no volví y al final más bien diseño gráfico me permitió conocer que había un campo que se llamaba ilustración y de la ilustración me di cuenta de que era un campo muy fértil y que tú podías vivir de hacer dibujos y dije: ‘Perfecto’. Es lo que yo quería, vivir de hacer dibujos.
   “Siempre digo que tengo el mejor trabajo del mundo porque estoy haciendo lo que de niño hacía por placer y ahora lo  hago por placer y además la mayoría de las veces me pagan. Es una maravilla que puedas seguir haciendo lo que hacías cuando tenías 6 años”.


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