(Breve) Entrevista a Ruy Pérez Tamayo

Profesional de la duda

Celebridad es un término que actualmente está devaluado y se utiliza para identificar a cualquiera, esto lo hace inadecuado para aplicarlo al doctor Ruy Pérez Tamayo, digamos entonces que es una figura pública de gran importancia para la historia presente y futura de nuestro país. En esa justa medida fue recibido ayer en el Centro Cultural UNAM Morelia a donde acudió para presentar su libro Diez razones para ser científico (FCE).
   Algo que sí se puede calificar de célebre fue la charla de Pérez Tamayo sobre su tomo y que formó parte del programa de la primera edición de la Fiesta del Libro y la Rosa, en la capital michoacana.
   Hubo una rotunda negativa al inicio pero luego de unos momentos en los que varios presentes le pidieron tomarse una foto con él -“¿para qué son esas fotos? No sirven para nada”, dijo con vehemencia una y otra vez pero siempre accediendo-, el doctor Ruy Pérez Tamayo aceptó hablar unos momentos para PROVINCIA.
   Durante la presentación de su más reciente libro narró varias anécdotas personales y tocó numerosos temas de su campo de trabajo e investigación. Ameno y bromista en su participación al micrófono, se tornó serio al hablar con este medio y con rigor dio su opinión respecto al sistema educativo del país y la idiosincrasia mexicana.

-¿Qué le falta al sistema educativo en México para incentive el gusto por la ciencia?
Que se tome en serio la educación científica desde los principios de la educación. Que no se considere como algo alternativo y que puede tener lugar a nivel de la secundaria o preparatoria, sino que se inicie en las épocas en las cuales el conocimiento se transforma en costumbre, que es durante los primeros años de la escuela, esto es lo que hace falta a parte de todo lo que le hace falta a la educación en mi país, que es que se le apoye con un presupuesto que sea mayor al del ejército.

-¿Qué elementos de la idiosincrasia mexicana juegan en contra de la ciencia?
Es fundamentalmente la prevalencia de religiones como parte de nuestra cultura tradicional, una de las causas de la Edad Media fue la prevalencia en el mundo occidental la prevalencia de la iglesia Católica, Apostólica y Romana y que esta siempre se ha opuesto al estudio científico de la realidad y pretende que basemos nuestro conocimiento en revelaciones sobrenaturales y este es un espíritu anticientífico claramente, 80 por ciento de la población en nuestro país es sólidamente católica y esto está en contra del progreso.

-Está en boga lo digital: Redes sociales, libro electrónico… ¿cree que de alguna manera se pueda utilizar a favor de la ciencia?
No solamente debe utilizarse, ya se está utilizando y su uso va a ir en aumento, en forma progresiva, este es el siglo de la electrónica, estamos viendo una serie de avances que antes eran prácticamente impensables, la cultura se está haciendo accesible,a través de Internet, a sitios y a personas en números que antes no eran ni siquiera creíbles, estamos en medio de un progreso en una forma extraordinariamente acelerada, no tanto en México como en los países desarrollados, pero nosotros vamos a llegar ahí, tarde o temprano, sin embargo estamos viendo cómo se está desarrollando esto y es verdaderamente fantástico, es como un sueño de ciencia ficción.

-Diez razones para ser científico es un libro pequeño y manejable, ¿se pensó así de inicio para que se pueda llevar prácticamente en el bolsillo?
Este es un libro que estaba dirigido originalmente a estudiantes de secundaria y preparatoria cuando todavía están en un momento de decisión de qué quieren hacer el resto de su vida y entonces pensando que no es gente que tenga muchos recursos para comprar libros caros y que tampoco está acostumbrada a leer muy pesados y muy voluminosos, es que lo mantuve de una forma modesta y el Fondo de Cultura Económicalo puso en la colección Centzontle que son libros pequeños y baratos, está diseñado para un público que, se considera, no compra libros con frecuencia y cuando los tiene no los lee si son muy largos, entonces para hacer que el libro tuviera acceso en el publico al cual estaba dirigido, se le dieron las características que lo hacen más accesible.

No hay vocación
Ruy Pérez Tamayo habló ampliamente de cada una de las razones, enumeradas y explicadas en su libro, para ser científico, pero antes de su intervención los doctores Luis Felipe Rodríguez y Miguel Martínez Ramos comentaron el texto.
   Ambos coincidieron en que Pérez Tamayo tiene la capacidad de escribir sobre ciencia de una forma amena sin perder exactitud ni rigor, lo que hace que sus tomos sean de fácil acceso.
   Destacaron también el aspecto humano que imprime al tema el también académico y la claridad con que reflexiona al respecto.
   Al tomar la palabra el ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1974 compartió que no cree en la predeterminación de una vocación y se dijo convencido de que no hacemos bien lo que nos gusta sino que nos gusta lo que hacemos bien.
   Señaló también que su llegada a la ciencia fue azarosa, su padre, un músico concertista de limitados recursos económicos, se negó a que sus hijos siguieran su carrera, para evitarles privaciones futuras y los instó a que estudiaran medicina.
   Pero Ruy Pérez Tamayo no se quedó de “doctor toca panzas”, cómo refirió en la charla, sino que gracias a la influencia de su amigo Raúl Hernández Peón, quién se dedicó a la neurofisiología.
   De experimentar durante sus estudios universitarios con gatos de azotea (aprovechó para compartir la técnica para atrapar a los felinos), su gran deseo de superación y aprendizaje lo llevó a especializarse en patología en Estados Unidos gracias a una beca.

Los motivos
El doctor Ruy Pérez Tamayo enunció y ofreció una breve explicación sobre las 10 razones que él encontró para ser científico y compartió además su propia definición de ciencia: “Es una actividad humana, creativa, cuyo objetivo es la comprensión de la naturaleza y cuyo producto es el conocimiento generado por un método científico organizado en forma principalmente demostrativa y que aspira a alcanzar el mayor consenso entre los conocedores”.
   El contenido del nuevo libro de Pérez Tamayo se resume en el siguiente decálogo: 1) Para no tener jefe; 2) Para no tener horario de trabajo; 3) Para no aburrirme en el trabajo; 4) Para hacer lo que me gusta; 5) Para usar mejor el cerebro; 6) Para que no me tomen el pelo; 7) Para hablar con otros científicos; 8) Para aumentar el número de científicos en México; 9) Para estar siempre bien contento; 10) Para no envejecer.
   Un decálogo mediante el que instó a los presentes a volverse ‘profesionales de la duda’ y cuestionar siempre, en lugar de dar las cosas por sentado.


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