Entrevista con Ana Pellicer
“Amo el cobre
con pasión”
Jovial y
bromista, entregada y conocedora, así fue como los asistentes al Encuentro de
Cocineras Tradicionales pudieron ver ayer a la artista Ana Pellicer quien se
presentó en esa fiesta del sabor para hablar del metal que la conquistó hace
más de cuatro décadas: El cobre.
Con la ponencia
titulada El Cobre Ilumina la Cocina, la creadora expuso las muchas y
desconocidas ventajas que tiene ese material cuando se usa para elaborar
platillos.
Pellicer se dijo
feliz por estar en el evento y agradeció a los organizadores la invitación y el
hecho de promoverlo porque: “(Fomentan el) conocimiento de nuestra propia
riqueza, nos dan identidad y ayudan a todas las mujeres que tienen el lujo de
cocinar como cocinaban los ancestros”.
Aunque se dijo
inexperta en las artes culinarias señaló que la mejor forma de celebrar lo que
somos es comiendo.
“Las diferencia nos enriquece en tiempos de globalización. Si todos somos iguales ya nos llevó el tren”, señaló y ocasionó la risa del auditorio.
“Las diferencia nos enriquece en tiempos de globalización. Si todos somos iguales ya nos llevó el tren”, señaló y ocasionó la risa del auditorio.
El mensaje
Pellicer entró
en materia al hablar de aspectos prácticamente prehistóricos del material que
ha sido su principal materia prima, “yo lo único que sí conozco es el cobre y
lo conozco muy bien”.
Compartió algunas anotaciones del libro La metalurgia en la antigüedad de Robert J. Forbes en el que se señala cómo el cobre fue el primer metal útil para el hombre y cómo, gracias a que se descubrieron sus beneficios,fue posible el cambio de la piedra al metal.
Compartió algunas anotaciones del libro La metalurgia en la antigüedad de Robert J. Forbes en el que se señala cómo el cobre fue el primer metal útil para el hombre y cómo, gracias a que se descubrieron sus beneficios,fue posible el cambio de la piedra al metal.
“Amo el cobre
con pasión”, dijo y señaló que las transformaciones que vivieron los hombres
antiguos a través de sus utensilios de guerra y objetos cotidianos permitieron
que se desarrollaran las preferencias alimenticias y que la comida dejara de
buscarse con desesperación para subsistir. Se dejó de comer para vivir y se
empezó a vivir para comer, señaló.
Afincada desde
hace más de 40 años en Santa Clara del Cobre, Ana Pellicercomentó que en ese
lugar-en el que desarrolló su arte y conoció a su marido James Metcalf (también
artista, fallecido en 2012)-, el metal se trabaja desde tiempos prehispánicos.
Los procesos de fundición ya se conocían, añadió, y la
llegada de Vasco de Quiroga permitió preservar algunas tradiciones y oficios pero
con una visión utilitaria.
La ganadora del Premio Estatal de las Artes Eréndira (2010)
dijo que la producción de cazos en Santa Clara fue prácticamente una imposición pero
ahora es ya un elemento imprescindible en todos los hogares del pueblo e incluso al
casarse es necesario contar con uno.
Al ser un excelente conductor del calor, el cobre,
convertido en cazo, es fundamental en la preparación de atoles, pozole y ates.
Contó al auditoriouna anécdota: Un hombre originario de Santa Clara quien emigró a Estados Unidos se llevó su cazo y, al no encontrar otro medio de subsistencia, se dedicó a rentarlo a sus paisanos para cocinar en ocasiones especiales.
Contó al auditoriouna anécdota: Un hombre originario de Santa Clara quien emigró a Estados Unidos se llevó su cazo y, al no encontrar otro medio de subsistencia, se dedicó a rentarlo a sus paisanos para cocinar en ocasiones especiales.
Grandes
similitudes
Dedicada durante
décadas a crear arte en cobre con piezas monumentales que le han valido gran
reconocimiento, hace algunos años Ana Pellicer inició con su difunto marido un
nuevo proyecto: Llevar los utensilios de cocina hechos en Santa Clara al
siguiente nivel.
Luego de una
visita a Villedieu-les-Poêles en Francia, la creadora vio las posibilidades
del metal y vislumbró cómo hacer más que cazos.
Una parte importante de su ponencia fueron las fotos
comparativas entre Santa Clara y Villedieu-les-Poêles; procesos, talleres,
tiendas y productos son prácticamente iguales.
Fue así que la artista se enfocó en coadyuvar a la
producción de baterías de cocina de alta calidad que pudieran se usadas por
chefs de alta cocina.
Desmitificó el señalamiento de que el cobre puede
envenenar los alimentos y destacó el uso de este material en las cocinas de la
realeza como puede apreciarse actualmente en el Brighton Pavilion, recinto usado por el
rey Jorge IV como un retiro veraniego, donde hay cientos de enseres hechos del
señalado metal.
Los chefs usan
el cobre por ser un conductor homogéneo del calor, algo que impide que se
peguen los alimentos además de proteger a las verduras de procesos de oxidación,
todo esto gracias al proceso de estañado, realizado en el interior de las
cacerolas.
-A últimas fechas se ha generado casi un pánico contra
ciertos materiales en la cocina, metales, teflón… en el caso del cobre, ¿Cómo
se avala su uso en la cocina?
Por eso yo hablaba del estaño, tienen que estar estañados
porque si no, no son vendibles, si una cacerola de cobre está limpia, no va a
provocar nada, pero yo aquí traigo (compartió con PROVINCIA un estudio
reciente) porqué el cobre ayuda a la higiene y no a estar envenenado. Hay
muchos hospitales (que usan el cobre en su instrumental) porque tiene un
aspecto bactericida.
-Usted ha creado grandiosas piezas de cobre durante años,
¿esta es otra manera de hacer arte con cobre?
Sí, es arte. Es arte para cocinar y comer mejor.
Nada que temer
Ana Pellicer
compartió con PROVINCIA un estudio realizado por la Cooper Development
Association (CDA) sobre las propiedades bactericidas del cobre.
La investigación
encontró que las superficies de cobre o de aleaciones con más de 80 por ciento
de ese material son capaces de destruir en un lapso menor a 60 minutos
bacterias como Staphylococus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acintobacter
baminii así como Salmonella, Campylobacter jejuni y Eschrichia coli entre otros.
Por lo anterior, en 2008, la Environmental Protection Agencia (EPA) de Estados Unidos, registró al cobre y sus aleaciones como el único metal bactericida.
Por lo anterior, en 2008, la Environmental Protection Agencia (EPA) de Estados Unidos, registró al cobre y sus aleaciones como el único metal bactericida.
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