Lo que se ve no se pregunta

El adiós de Juanga

No tengo dinero, ni nada qué dar; lo único que tengo es amor para amar”, cantaba un joven de apenas 21 años que ya había estado en la cárcel y tenía mucho de haber dejado la casa familiar.
   Reinventado primero en Adán Luna, su nombre artístico inicial, y después en Juan Gabriel -como todo el mundo terminaría por llamarlo-, fue a través de la música que llegó al lugar que durante tanto tiempo buscó.
   “La música es una manera de comunicarme con los míos, de agradecer que soy parte de cada persona que ha contribuido a mi realización”, señaló en una entrevista al periodista Juan José Olivares.
   De Juan Gabriel parecía saberse todo, lo bueno, lo malo y hasta lo prohibido. Biografías no autorizadas como Juan Gabriel y yo, publicada en 1985, presentaba fotografías comprometedoras que permitían confirmar lo que ya se adivinaba: la homosexualidad del cantante.
   Querido Alberto, biografía autorizada firmada por Eduardo Magallanes que salió a la venta en 1995, tocaba ese tema de manera muy general. Faltaban aún varios años para que 'Juanga', nacido como Alberto Aguilera Valadéz en 1950, pronunciara su ya célebre: “Lo que se ve no se pregunta”, en una entrevista concedida en 2003 a Fernando del Rincón, en la que el cantante señaló que el arte es femenino y a la pregunta “¿Juan Gabriel es gay?”, respondió lo ya mencionado.

Arte y popularidad
Querido Alberto, publicada por editorial Aguilar, inicia con el capítulo titulado La consagración en la primavera: Bellas Artes, 1990 en el que se narra un momento fundamental no solo en la carrera de Juan Gabriel sino en el concepto de la cultura popular de México.
   Fue cuestionado por varias voces que el máximo recinto cultural del país, El Palacio de Bellas Artes, fuera sede para la presentación de un cantante popular cuya sexualidad, además, era eternamente cuestionada. Iniciaba la última década del siglo XX y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), de reciente creación, parecía abrir la puerta hacia la diferencia.
   Juan Gabriel, a cinco años del escándalo por la biografía no autorizada, Juan Gabriel y yo, y luego de enfrentar varias demandas de su primera disquera en disputa por su catálogo musical, parecía consagrarse finalente al llegar al 'Palacio de Mármol', algo que, sin embargo, no encantó a todos. Los críticos del acto señalaban que el star system de Televisa llegaba a espacios 'sagrados' para convertirlos en meros palenques.
   En contrapeso, el espectáculo fue respaldado abiertamente por Carlos Monsiváis, reputada voz cultural de México, tanto que fue él quien escribió el programa de mano del evento.
   “Bellas Artes no es un templo (tan no lo es que allí se presentaron muchísimas veces Gustavo Díaz Ordaz y José López Portillo, para citar algunos nombres profanos)”, dijo el escritor al respecto, “en Bellas Artes han cantado Los Panchos, Lola Beltrán, Guadalupe Pineda y muy justamente nadie ha dicho nada; Juan Gabriel es un gran artista popular, creador de un público y revelador de una sensibilidad que ese público ignoraba. Sumo estos elementos y descubro tras el rechazo a Juan Gabriel la más vulgar homofobia maquillada como respeto al recinto que la mayoría de los impugnadores de su presencia jamás frecuenta. Resumo: Juan Gabriel, generoso o no, tiene todo el derecho del mundo a presentarse en Bellas Artes”.
   Tanto admiraba Monsiváis a Juanga que convenció a su amiga Elena Poniatowska para que charlara con él. La famosa entrevistadora aceptó y habló con él en uno de sus momentos de mayor popularidad. “Madrecita”, recordó Poniatowska que le decía el cantante mientras que Monsiváis se refería como “Padrecito”.
   El resultado de esa charla está disponible ahora en Palabras cruzadas (ERA) tomo que compendia una gran cantidad de entrevistas realizadas por 'Elenita', entre ellas, la de Juan Gabriel.
   La relevancia de las presentaciones de Juan Gabriel era tanta que otra periodista, Guadalupe Loaeza, publicó una crónica de un show en El Patio, en la que destacaba el poder que el fugitivo de Parácuaro, Michoacán, tenía para erotizar a su público, un tema también abordado por Magallanes en Querido Alberto.
   “Yo no lo veo, no lo siento, no lo pienso así”, señaló Juan Gabriel a su biógrafo. “El público me inspria muchas cosas en mis conciertos y se produce ese alboroto. Yo trabajo para la gente, para multitudes, y alrededor mío se dice que expreso sensualidad, que mi sensualidad toca la sexualidad. A mí no me preocupa; además, se han dicho tantas cosas de mí que a esos comentarios no le presto oídos”.
   Acostumbrado a la adversidad al haber crecido en un hospicio al que fue llevado por su madre ante la falta de recursos económicos, el cantautor habló en numerosas ocasiones sobre la falta de amor que siempre experimentó. “Nadie nació para mí”, llegó incluso a cantar.
   "Mi público es querendón, ama y yo me dejo querer. Cada vez quiero que me quieran más, y quiero provocar todo lo que a ellos les provocan mis canciones”, abundó 'Juanga' en su charla con Magallanes. “Viví carente de amor. ¡Carente! ¿Sabe lo que es esa carencia? ¿Ha vivido desolado a los tres, cuatro o siete años? Por eso me dejo querer, por eso tengo al público así, porque me favorece su cariño”.
   Ese panorama de exiguo amor fraterno quedó bien expresado en Hasta que te conocí, serie biográfica de Juan Gabriel que se estrenó por TNT el 18 de abril de este año.
   Compuesto por 13 episodios, el seriado culmina justamente con la presentación de Juan Gabriel en Bellas Artes, cuando ya era amigo de Rocío Dúrcal y se le franqueba la puerta hacia un lugar preponderante en la cultura popular mexicana.
   Ahí, en el escenario principal de Bellas Artes, de desdibujó la línea divisoria entre el arte y lo popular. Entre lo decente y lo cuestionable; entre el macho mexicano y el mexicano más allá de su sexualidad.
   “En el encono contra Juan Gabriel”, escribió Monsiváis en su libro Escenas de pudor y liviandad, “actúa el odio a lo distinto, a lo prohibido por la ética judeo-cristiana, pero también se manifiesta el rencor por el éxito de quien, en otra generación, bajo otra moral social, hubiese sido un paria, un invisible socialmente”.
   Tan preponderante se volvió la figura de Juan Gabriel que ayer, luego de anunciarse su repentino fallecimiento en Santa Mónica, California, se mantuvo durante horas como tendencia en Twitter y, en esa misma red social, el secretario de Cultural, Rafael Tovar y de Teresa, se pronunció al respecto y volvió a franquearle el paso al 'Palacio de Mármol'.
   “El Pdte. @EPN me ha instruido abrir las puertas del Palacio de Bellas Artes para un homenaje a Juan Gabriel, si así lo decide su familia”, tuiteó el funcionario.
   Hoy, ya están las cenizas de Juanga en el lugar que lo consagró.



Juanga y la Doña

Además de su cuestionada sexualidad y los problemas legales que tuvo con sus disqueras y hasta con el fisco, también las canciones de Juan Gabriel le ocasionaron ciertoa polémica. O al menos una de sus canciones. 

María de todas las Marías, tema incluido en el álbum Mis ojos tristes, de 1978, era un homenaje a María Félix quien a sus 64 años mantenía el garbo de sus mejores años y viuda ya de Alex Berger, dividía su tiempo entre México y París.
   A la vuelta de uno de los viajes parisinos de la Doña, ésta acudió al programa televisivo Siempre en Domingo que en esa época marcaba gustos y destinos musicales en México. En ese foro se había presentado Juan Gabriel para cantar dicho tema, presentación que se convirtió en motivo de polémica.

   “María, de todas las marías/ Tan bella, que hasta te pareces a la madre de Dios/ María, de todas las Marías/ La doña, dueña del amor”, dice la composición estrenada el 11 de marzo de 1979. Líneas que resultaron incómodas en un país de rancia raigambre católica pero sobre todo, guadalupana.

   El domingo 18 de marzo de 1979, una semana después, Félix acudió al set de Siempre en Domingo para respaldar al compositor y hablar respecto a la comparación con la vírgen María, de la que era objeto.

   “Yo creo que cada quien tiene una idea de cómo es la vírgen, ¿es que se conoce un retrato de la vírgen? Cada quien ha tenido su modelo, cada pintor ha tenido el modelo de una vírgen (...) A lo mejor Juan Gabriel tuvo su idea de la vírgen, ¿por qué no? Es muy bonito lo que él ha dicho. No puedo decir más (...) Yo doy las gracias”.


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