El pastel de las bodas de Caná

¿De qué sabor habrá sido el pastel en las bodas de Caná?

¿De tres leches?, ¿de chocolate?

¿De qué color el betún?, ¿Y los muñequitos del pastel?, además del novio, ¿cuántas novias había?

¿Será que alegres, luego de tomar el agua convertida en vino por Jesús, se lanzaron todos a bailar Payaso de rodeo y La víbora de la mar?

¿Será que al final, la novia (o una de ellas) lanzó el ramo para que sus primas, las solteronas de 10 y 12 años, por fin se casaran? Porque, qué pena ser una carga para su familia a una edad tan avanzada…

No, no soy un experto en la Biblia ni pretendo llegar a serlo, pero la he leído un poco y más allá de las interpretaciones que los verdaderos conocedores –religiosos o no- puedan hacer, creo que hay poco o nada que se pueda aplicar literalmente a nuestros días.

Los que hoy marchan para defender a la familia y al “matrimonio natural” han de pensar que en las bodas de Caná hubo madrinas con vestidos del mismo color y el tío borracho –con el buen vino que se discutió Jesús-, dio el discurso incómodo de la noche.

Si citan a la Biblia como fuente de toda verdad y de los modelos a seguir en cuanto a familia y matrimonio, que busquen esos fanáticos marchantes en el “libro sagrado” a ver si encuentran un pasaje en el que diga que el matrimonio es únicamente entre hombre y mujer.

Es en el evangelio de Juan donde aparece este episodio de la vida de Jesús y sólo dice “unas bodas en Caná”, no especifica cuántas parejas o cuantas novias y concubinas tendría el novio.

Ahora, si en la Biblia está declarado el modelo de familia santificado por Dios, veamos la disyuntiva que enfrentó ésta a la que el ‘Señor’ salvó de la destrucción de Sodoma y Gomorra:

“Entonces la mayor dijo a la menor: Nuestro padre es viejo, y no queda varón en la tierra que entre a nosotras conforme a la costumbre de toda la tierra. Ven, demos a beber vino a nuestro padre, y durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre descendencia. Y dieron a beber vino a su padre aquella noche, y entró la mayor, y durmió con su padre; mas él no sintió cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó.

“El día siguiente, dijo la mayor a la menor: He aquí, yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y duerme con él, para que conservemos de nuestro padre descendencia. Y dieron a beber vino a su padre también aquella noche, y se levantó la menor, y durmió con él; pero él no echó de ver cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó.

“Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre”. (Cita del capítulo 12 del Génesis)

Imagínense si hoy se supiera de un caso como este (que seguramente los hay), el papá terminaría en la cárcel y los hijos/nietos repudiados como abominaciones por todos los que hoy marchan en (se supone) 100 ciudades de México.

¿De verdad en la Biblia están las respuestas sobre los modelos de familia?

¿De verdad el entorno familiar influye en la calidad humana de los hijos?, ¿en su valía?, ¿en su orientación sexual?

Entonces llamemos a cuentas a todas las “familias naturales” que han producido a decenas de asesinos, estafadores y violadores; a cientos de sicarios; a miles de gays que hoy, según los marchantes retrógrados, ensuciamos con nuestra sola existencia su mundo perfecto.

Hoy que el México ignorante y retrógrado toma las calles, yo inicio mi propia Modern family, no fue a propósito, lo juro, pero esta coincidencia me hace replantear la necesidad de hablar fuerte y claro por la diferencia –como lo hizo en su momento el gran Pablo Lemebel-, una diferencia que más que segregarnos aporte al conjunto y lo enriquezca.

Este día marchan contra la “propuesta de Peña Nieto”, y se mofan del presidente ignorante por el que votaron sin darse cuenta de que es un reflejo de ellos mismos.

Ese al que hoy deturpan, como la mayoría de los que hoy tomarán las calles, sólo ha leído “algunos pasajes de la Biblia” y no se acuerda cuáles son.

Nos gana la ignorancia, confiamos más en lo que nos contó el vecino o la comadre que en lo que nuestro entendimiento, por limitado que sea, nos permita conocer.


Nos gana la ignorancia, salimos a marchar sólo cuando “el padrecito diga”.  


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