Entrevista sobre el libro El famoso tequila
Borrachita el alma de tequila
Del bautizo con un trago de tequila
sobre el que cantó Lucha Reyes, a José Alfredo Jiménez en el
rincón de una cantina esperando su botella, esta bebida, considerada
por muchos como la más mexicana, se mantiene como uno de los
principales referentes identitarios del país, pero, ¿qué tanto se
sabe realmente sobre ésta?
José María Muriá Rouret,
historiador, académico y tequilófilo mexicano, tiene mucho qué
decir al respecto luego de cuatro décadas de estudiarlo, disfrutarlo
y promoverlo.
El famoso tequila, su más reciente
libro publicado por Miguel Ángel Porrúa, es un pequeño gran ensayo
sobre la muy conocida aguardiante mexicana.
“Antiguamente eran cuatro los valores
mexicanos”, dijo Muriá en entrevista para am, “la charrería, el
mariachi, el tequila y las Chivas rayadas (risas). Desde que Vergara
compró a las Chivas nos quedamos con tres”, señaló el autor
quien ha residido buena parte de su vida en Guadalajara.
“La charrería está un poquito en
declive, entonces nomás nos está quedando el tequila y el mariachi
también está cediendo espacio a la banda. El único símbolo (de la
mexicanidad) que en este momento está pujante, es el tequila”.
Muriá, también autor de Orígenes de
la charrería y de su nombre, señaló que parte de lo que busca con
este libro es tratar de explicarse y explicar, esa preponderancia del
tequila dentro de la construcción de la identidad popular.
Doctor en historia y miembro de la
Academia Mexicana de la Historia, Muriá señaló que, después de la
Revolución Mexicana, cuando se empezó a formar la imagen del
mexicano se añadieron dos elementos: la altivez y el tequila.
“Es lo que hacía falta porque
nuestro campesino no es altivo, es un elemento social bocabajaeado,
maltratado, humillado... pero un producto del campo que sí es altivo
porque es de a caballo, trae pistola y sabe montar bien, es el
charro. Luego resulta que al charro no se lo imaginaba uno de otro
modo que no fuera bebiendo tequila. Y además, cantando música de
mariachi”.
El escritor señaló que la actual
indumentaria del mariachi es la del charro porque en ésta se
conjuntaba el origen rural del campesino con el orgullo, la altivez y
la potencia del segundo.
“De alguna manera se conjuntan los
tres elementos, que además coinciden en Jalisco en tres regiones
diferentes: los charros son alteños, los mariachis se supone que es
música ligada a la costa y el tequila que es del centro de Jalisco.
Del corazón de Jalisco”.
-Se afianza esta imagen con el cine,
Pedro Infante y Jorge Negrete aparecen vestidos de charros y tomando
tequila...
¡Y un altero más! Claro, ellos son
figuras. Además una cosa hay que decir, le hicieron bastante bien al
tequila y lo dieron a conocer, pero lo maltrataron mucho también con
ese estilo de tomarlo como si fuera agua de uso.
-Como tequilófilo, ¿qué le produce
esa imagen?
¡Es una aberración beber así! Acabo
de ver en un catálogo una botella de cognac que vale 35 mil pesos, y
yo pensaba en un amigo mío que le pone Coca Cola al cognac y se lo
bebe así (risas).
Cuando veo las películas a mí me
parece un sacrilegio brutal. El tequila debe beberse como la más
elegante y más refinada de las bebidas porque es una bebida de gran
calidad. Se debe beber despacio, pasándolo por la lengua, por el
paladar, una vez que se ha tragado aspirar por la boca para que
acaben de entrar los efluvios que quedaron por ahí sueltos...
etcétera.
Pese a la innegable entronización del
tequila, Muriá señaló que la frase: “La más mexicana de las
bebidas”, no lo termina de convencer.
“Yo creo que tan mexicano es el
tequila, como la charanda, como el sotol o el mezcal... de hecho el
tequila es un tipo de mezcal, pero ahora en Oaxaca se han apropiado
de la palabra mezcal con gran ira de los zacatecanos y de Jalisco
también, porque aquí también se produce.
“Desde hace ya muchos años, para las
fiestas patrias, la bebida obligatoria es el tequila; cuando la
Selección mexicana juega como nunca y pierde como siempre, también
el tequila es la bebida conducente... en fin. Y lo cierto es que
también es el aguardiente mexicano que más se vende en el mundo. No
te puedo dar las cifras de hoy, porque han subido, ha crecido mucho
la exportación de tequila, pero te puedo decir que para septiembre
de 2015 se había exportado ya la misma cantidad de tequila que en
todo 2014”.
Larga relación
El famoso tequila, compartió José
María Muriá, fue escrito con la intención de epilogar su obra
literaria y estudios respecto a esta bebida.
“Yo empecé a trabajar el tema del
tequila en 1975, por necesidad, necesitaba conseguir 10 mil pesos
para operar a uno de mis hijos de las anginas y la Cámara del
Tequila me los dio para hacer mi primer trabajo. Lo malo fue que me
piqué.
“Para mí fue muy importante ese
trabajo del tequila, no como resultado mismo porque no se publicó,
lo que pasa es que me hizo ver como historiador -yo ya estaba
dedicado a la historia de Jalisco-, de que el tequila es una
expresión económica, social y hasta política, de gran importancia.
Como historiador de Jalisco me hizo entender que era algo muy mío,
agregándole el hecho de que este servidor es tequilero desde muy
joven”.
Muriá compartió que una vez que en su
juventud le pasó el entusiasmo por las cubas libres, se descubrió
junto con sus amigos escuchando a Chavela Vargas y bebiendo tequila.
“Me voy interiorizando en el consumo
razonable del tequila y cuando me pongo a hacer este libro resulta
que me sentí hasta biografiándome a mí mismo. A la fecha, he
estado atento al tema del tequila”.
Durante el periodo que trabajó en la
Secretaría de Relaciones Exteriores en la capital del país, el
historiador mantuvo su interés en esta bebida. “Me precio de haber
sido el introductor del tequila en el horizonte de la cancillería
mexicana”, dijo.
“Cuando yo llegué, el tequila sólo
aparecía el 15 de septiembre, se mandaba una caja de tequila a cada
una de las embajadas y eso era todo.
“Había un comedor para funcionarios
y yo me llevaba mi botellita de tequila para tomar antes de comer en
lo que los otros bebían whisky. Resulta que un día llega el
subsecretario del ramo y se me queda viendo y me pregunta: '¿Tú qué
bebes?'. Un comensal dijo que yo traía tequila, como diciendo: '¡Qué
asco!', y el subsecretario, con toda su habilidad diplomática me
dijo: 'Señor doctor, no me haría usted el honor de convidarme un
poquito de su tequila?'. Y a partir de ahí empezó a entrar el
tequila hasta que se empezó a servir normalmente en todas las
recepciones”.
Aún en ese entorno, recordó, siempre
se mantuvo cerca del tequila. Ya en la década de 1990 regresó a
Jalisco y a su vuelta encontró un ambiente más propicio para sus
investigaciones y proyectos tequileros.
“Se publicó aquél trabajo que había
hecho en 1975. Había una gran bronca porque se estaba haciendo un
esfuerzo legal para que se pudiera hacer tequila con solamente 10% de
agave, en vez del 51% que obliga la norma actual. Era por la escasez
de agave, dimos una pelea grande, la ganamos en el Senado gracias a
don José Luis la Madrid, senador de Jalisco, y se logró regresar la
norma al 51%.
“Me afilié al grupo de defensa del
tequila, a los partidarios del 100% agave, incluso varias veces
ofrecieron hacer una marca de tequila con mi nombre pero no acepté
porque hubiera perdido toda posibilidad de ser neutral, ecuánime y
todo eso, para luego andar diciendo que el mejor tequila del mundo
era el mío”.
Esta larga relación con el tequila,
desde diversos ámbitos y con variadas intensidades, hizo necesario
una suerte de corte de caja.
“Al llegar a cierta edad, y empezar a
sentir 'pasos en la azotea', dije: 'Quizás sea el momento de reunir
todo en una sola obra'. Empecé a escribir y me di cuenta de que iba
a ser un libro de 400 o 500 páginas y dije: 'No, lo que tengo que
hacer es un destilado de todo lo que he investigado y de todo lo que
han investigado otros amigos'. Están casi citados todos los libros
(sobre el tequila), incluso los bastante malos que casi sería mejor
esconder. Pretende ser un destilado de lo que hasta este momento
sabemos del tequila. En pocas páginas tiene usted una buena copa
literaria de tequila”.
-En la introducción del libro señala
que no es alcohólico pero, ¿cree que el tequila hace más llevadera
la vida?
Por supuesto. Hay párrafo de Lázaro
Pérez, el químico famoso de Jalisco, del último cuarto del siglo
XIX, en el que habla de todas las cualidades del tequila. Cualidades
científicas, como diríamos ahora.
Yo creo que el tequila es aperitivo, se
lleva con la comida, con la plática y no es dañino, en cantidades
mesuradas, por supuesto.
-Hay un epígrafe de Álvaro Mutis en el
que dice que hay horas que le pertenecen al tequila, ¿cuáles son
esas horas?
Yo creo que antes de comer. En Europa
siempre se lo beben después
de comer, pero yo creo que es antes de comer. Llegas a una comida, a
un restaurante, empiezas con un tequila y pronto la conversación se
vuelve más fluida y fraternal.
-El título es El famoso tequila, ¿esta
fama o ha minado la posibilidad de un conocimiento profundo?
Sí, algo hay de eso. El tequila se ha
hecho muy famoso, es una fuente de ingresos para fabricantes y para
una serie de personas que viven un poco en torno del tequila. Por
ejemplo, hay un señor que se inventó una cosa que se llama Academia
del Tequila, y bueno, viven en torno de la fama del tequila.
No hay una Academia de la Charanda en Michoacán, porque la charanda no tiene todavía la fama del tequila, y no digo que sea bueno que haya una Academia del Tequila, porque creo que le hace más daño, sobre todo que en su propaganda hace una breve historia del tequila llena de tonterías.
No hay una Academia de la Charanda en Michoacán, porque la charanda no tiene todavía la fama del tequila, y no digo que sea bueno que haya una Academia del Tequila, porque creo que le hace más daño, sobre todo que en su propaganda hace una breve historia del tequila llena de tonterías.
José María Muriá, autor del libro.
Comentarios
Publicar un comentario