Entrevista con Carlos González sobre El Asombro
El jurado del I Premio Internacional Ink de Novela
Digital —conformado por Enrique Serna, Verónica Murguía, René Avilés Fabila y
Liliana Heker— consideró que El asombro, del mexicano Carlos González Muñiz,
era una narración “sumamente ambiciosa” y le dio el galardón.
Definido como un libro que contiene otros libros por
González Muñiz, El asombro, ya está disponible en todas las plataformas de
venta y distribución de ebooks, pues es ese medio —lleno de ventanas emergentes
y links que con rapidez te llevan a otro punto de la historia— el idóneo para
poder transitar su laberíntica narración.
González Muñiz —quien estuvo en Morelia a finales de
abril para participar en la segunda edición de El Traspatio. Encuentro de
Editores Independientes— habló en entrevista para PROVINCIA sobre este tomo que
narra la historia de Lawrence Fortwright, personaje en torno al que giran
tramas y subtramas —que abarcan dos décadas y tres continentes— del libro, y
también acerca de lo que, personalmente, aún le causa asombro.
El camino
Aunque El asombro parecía predestinado sin lugar a dudas
a publicarse en medios digitales, el proceso de su concepción y construcción no
fue tan llano. Quizás lo azaroso del camino que Carlos González debió transitar
desde la idea original, que se remonta a 11 años atrás, hasta la versión final,
influyó en la narración.
El mismo jurado del Premio Ink hizo hincapié en lo
ambicioso del tomo, una apreciación justa si se tiene en cuenta lo complejo del
proyecto.
“Yo creo que me tomó unos tres o cuatro años hacerlo”,
recordó González, “la concepción va incluso de más atrás. Yo creo que como en
2004 más o menos empecé a pensar una novela, no esta en particular, que
siguiera la estructura de Las mil y una noches, diseñé una estructura de una
historia dentro de otra historia, dentro de otra, dentro de otra, empecé a
hacer una lista de historias que podrían ir adentro”.
En ese momento el también editor de La Cifra, editorial
mexicana independiente, había leído recientemente La vida instrucciones de uso
de Georges Perec, que tiene también una estructura intrincada y se vio influido
por ello.
“Ese primer intento empecé a escribirlo, no cuajó, era
demasiado grande para mí, dije ‘por ahora no’, escribí otra cosa. Ya cuando
encontré el camino me tomó unos tres años redactarla e investigar. Es una
novela de mucha lectura, de mucha investigación, es una novela de navegación
por Internet, me parece que eso la define también muy bien”.
González Muñiz señaló que cuando se embarcó en la
creación de El asombro tenía mucho tiempo disponible, “trabajaba dando clases
pero había mucho tiempo entre clase y clase, no tenía nada qué hacer, entonces
me ponía a navegar en Internet, a buscar palabras, a buscar temas y llegué a
cosas impresionantes que además tenían mucho qué ver unas con otras sin yo
pensarlo, sin creerlo. Por ejemplo: compré un librito del Fondo de Cultura
Económica (FCE), un breviario que se llama La visión, que es como una historia
de los anteojos, y una parte de la novela estaba muy enfocada en hablar sobre
Freud y sobre un cuento de Hoffman que se llama El libro de arena, hay una
parte en la que el personaje, Lawrence Fortwright, encuentra este libro,
recuerda que se lo contaban cuando era niño, etcétera, entonces en el libro del
FCE, un libro científico totalmente, encontré algo sobre el creador de los
anteojos, un árabe, y resulta que buscando más sobre la historia de los
anteojos llegué a un personaje que tiene el mismo apellido que uno de los
personajes del libro del cuento de Hoffman que estaba leyendo para otra parte
de la novela y se dieron esas conexiones. Encontrar esas conexiones casuales me
llevó bastante tiempo”.
Una vez que El asombro estuvo terminada, González Muñiz
empezó a buscar opiniones de lectores cercanos, amigos con quienes compartió su
monumental novela pero que justamente por su volumen resultó un tanto
intimidante.
“La novela la cerré en 2010, dije ‘ya, no puedo más’
—porque además es una novela grande, en papel yo creo deben ser unas 340
páginas—. Lo primero que busqué fue la opinión de algunos amigos, pero como era
una novela que era como varios libros dentro de un libro, estaba una historia principal
y había muchas subhistorias —la historia de la familia por otro lado, la
historia de los viajes del protagonista, que se va a España, que se va a
África, que se va a América—, cada uno de esos era como pasajes del libro que
bien podían leerse por separado, entonces yo se lo entregaba a mis amigos, un
mamotreto enorme con unos separadores y les decía ‘lo puedes leer en orden o en
desorden’, un poco como las instrucciones de lectura de Rayuela, les decía
‘puedes organizarla como tú quieras y dime qué te parece’. La novela descansaba
en las mesas de mis amigos durante meses y no la leían, no le entraban, no
sabían cómo, no se atrevían, les daba flojera, no lo sé”.
Ante tal panorama el joven autor estaba pensando en
publicar el libro en La Cifra o quizás en hacer un tomo interactivo, con todas
las herramientas que ofrecen las plataformas digitales, retomando la idea de
los libros ‘elige tu propia aventura’ que fueron populares en la década de
1980.
“Esos libros para niños y jóvenes que cuando llegabas al
final de un capítulo en que el héroe está a un lado de un precipicio decía ‘si
saltas ve a la página 90; si decides quedarte donde estás ve a la página tal;
si decides sacar la espada ve a la tal’, tu escogías, te ibas a la página tal y
decía ‘saltaste y te moriste, fin de la historia’, pero si elegías sacar la
espada decía ‘luchaste con mucha fuerza y ganaste’, seguía la historia, era un
tipo de libro-juego que ya no se hace, entonces tenía esa idea, dije ‘puedo
hacer eso, ahora con Internet, con herramientas de links…’ estaba en esas
cuando apareció el Premio Ink”.
La primera convocatoria del galardón convocado por la
Editorial Ink, la primera en México con un catálogo exclusivamente digital,
tiene como parte de sus bases que los tomos a presentar al certamen deben ser
aptos a adaptarse al ebook.
“Apareció el Premio Ink en marzo de 2014, que una de sus
apuestas era publicar un libro que fuera susceptible a ser adaptado a un medio
digital desde su construcción, algo así dice la convocatoria, que me pareció
muy sensato y además dije ‘esta novela está hecha para esto’, entonces la mandé
y ganó, no me lo esperaba, la verdad.
“Cuando vi al editor, cuando platiqué con el jurado,
Enrique Serna fue uno, y vi el acta del jurado, lo que opinó cada jurado, una
de las cosas que más les gustó fue esta capacidad que tenía la novela de llevar
a un lector a muchas lecturas sin que hubiera un gran movimiento de páginas,
que es lo que les pasó a mis amigos que no pudieron leerla cuando estaba
impresa”.
—Ahora que tiene una novela en formato digital, ¿cómo
cambió su relación con esa parte, dado que es un editor en papel?
Yo antes del premio ya estaba pensando en cómo mudar el
catálogo de La Cifra a digital. Yo encuentro muchas resistencias en el mundo
editorial (a ese formato) pero también se mueve muy rápido la resistencia. Este
año yo veo las cosas distintas, veo que más autores, más editores están
dispuestos a entrarle a lo digital, creo que estamos a punto de entrar a un
auge de lectura en tableta.
Lo que a mí me interesa como editor es ver las
posibilidades, las potencias que tiene el medio para editar más allá del libro
electrónico, la experiencia de Ink es interesante, si tú has tenido oportunidad
de verla sí puedes desplegar ventanas conforme vas leyendo, puedes leer una
historia secundaria o paralela, la ventana se abre encima de tu lectura,
revisas eso y regresas a la lectura principal, digamos, esa es una
interactividad mínima, creo que las posibilidades son increíbles. Ahora hemos
estado analizando un poco lo de las narraciones interactivas y las
hipernarraciones, hay movimientos en Estados unidos, Canadá y en España y
muchos lados —ahora que estamos buscando con un interés de editor— y hay cosas
increíbles, tú puedes hacer un libro que tenga audio, que tenga video,
fotografía, links, que tenga animación. También en la novela gráfica están
haciendo cosas increíbles, hay novelas gráficas en las que puedes animar
ciertos cuadros o en donde puedes cerrar la viñeta y encontrar información
sobre el personaje que acaba de aparecer, está su ficha, hay una movilidad muy
interesante.
Yo como editor tengo interés de ver a dónde nos lleva
esto, a ver si es posible no solo editar libro electrónico sino libro
interactivo, a mí me interesa mucho. Me parece que solo es un primer momento,
el empezar a promover más, los ebooks como los conocemos hoy pero también hay
que promover las grandes posibilidades del libro electrónico interactivo.
—¿Ha tenido ya retroalimentación de El asombro? De la
historia y de su formato
La primera retroalimentación fue la de los jurados, me
gustó mucho ver por fin que alguien pudiera tener la experiencia completa
—porque una amiga había leído fragmentos, no le había entrado al quite a todo—,
ver a alguien que había logrado reconfigurar toda la historia que abarca 20
años, tres continentes, hay sociedades secretas, autómatas, viajes, paisajes,
teorías, aparece Freud, aparece el maestro de Freud, el primer doctor con el
que hizo su residencia en un sanatorio, se unen líneas de la historia con obra
fantástica, con obras literarias, todo esto en un contexto del siglo XIX, los
temas del siglo XIX, de lo fantástico, de lo detectivesco, hay homenajes a
Sherlock Holmes, a Allan Poe, a toda la literatura de terror, yo quería que un
lector armara esto y pudiera armarlo en su cabeza. Los jurados fueron los
primeros lectores que realmente dijeron ‘esto es una locura, es un viaje
increíble’ y salió un blog de un lector muy entusiasta que también hace este
recorrido en el que me doy cuenta de que la novela abarca muchas cosas y yo no
me había dado cuenta.
Sobre el formato he tenido más dificultad de decirle a la
gente que lo lean, que ya publiqué una cosa nueva porque, ‘¿dónde está?, ¿a
dónde llegó?’, pero afortunadamente salió en las tarjetas de regalo de
Starbucks, el editor me dijo que son miles y miles de tarjetas, entonces alguna
ha de pegar a algún lector.
Tiene buenas valoraciones, poquitas, en iTunes, pero
todos coinciden en lo mismo, que era mi atención, que es un libro asombroso,
que trajera historias de todo tipo, que
llevara a muchos lugares, una auténtica novela de aventura, que es lo que
quería hacer. Creo que sí está respondiendo el público que hay.
A gozar
Aunque fue un proceso largo y un tanto complicado, la
escritura de El asombro resultó divertida y gozosa para Carlos González luego
de haber publicado una historia densa en La jaula de Mallik.
“Venía de un libro que publiqué en 2005, me parece, en
Tierra Adentro, que es La jaula de Mallik, que había sido un libro muy
cerebral, muy denso, que tenía otras influencias, era sobre la Segunda Guerra
Mundial en algunas partes, pero sobre todo fue muy denso para mí. Releerlo era
una tortura, corregirlo era un tormento, no solo era denso en el lenguaje
—tiene un lenguaje muy barroco— sino que era denso en las ideas, en el
contenido, era como muy pesado, además muy deprimente en algunas partes,
entonces acabé un poco harto, dije ‘¿por qué estoy escribiendo cosas que me
hacen sufrir? Quiero escribir algo que me sorprenda, que no me dé flojera
revisar’, mi objetivo era hacer un libro con historias increíbles, asombrosas,
que la gente no se las espere. El asombro siempre fue un elemento fundamental
del libro, al final, creo que fue el título más honesto y directo que pude
pensar”, señaló el autor, aunque el nombre para su novela no llegó a la primera
llamada, recordó que también que antes habían surgido otros como: El valle del
asombro, La asombrosa historia de Lawrence Fortwright, Lawrence Fortwright en
el valle del asombro. “El asombro siempre estuvo ahí porque fue la meta”,
recalcó, “el objetivo que me puse cuando empecé a escribir la novela”.
—¿Qué lo asombra?
Ahora con el paso de los años, cada vez menos cosas, la
verdad sí, pero lo que me sigue asombrando son las historias, la forma de
contar las historias.
Con el auge del streaming veo películas, veo series,
animación, estoy entrando de lleno al mundo de la novela gráfica como lector y
como editor también, pero primero como lector. Lo que más me asombra en la vida
es la habilidad de algunos escritores y de algunos dibujantes para contar
historias y seguirlas contando, y que sigan siendo sorprendentes aunque uno sea
ya, digamos, un experto en leer cosas.
Cuando pasa algo en una película, en una serie, en un
libro, que no me espero, cuando hay un giro, un formato diferente, realmente lo
disfruto y sigo poniendo esa cara de gusto, de satisfacción, asombro y digo
‘wow, esto está increíble’. Me pasó por ejemplo cuando vi la primera temporada
de House of cards, el primer momento en el que el protagonista voltea a la
cámara y le habla al televidente me dejó con la boca abierta, dije ‘esto es
fantástico’.
Creo que cosas del mundo no me asombran tanto, tendría
que viajar más o hacer algo, pero las historias sí me siguen asombrando mucho,
me siguen produciendo mucho placer, además.
—La convocatoria del Segundo Premio Ink cierra el 19 de
mayo, ¿va a formar parte del jurado?
No, este premio no funciona así. Me parece que van a
convocar al mismo grupo o a un grupo igual de importante de jurados. A mí me
están pidiendo que apoye con la difusión, que invite a la gente, que les diga
que el segundo premio ya está abierto.
Yo creo que a todos los autores que tengan una idea que
crean que funcionaría en un libro digital que no sea el libro lineal de
siempre, creo que deberían de intentarlo. Yo no he ganado muchos premios en mi
vida, sé las experiencias de otros premios, sé como funcionan otros —en el
medio editorial uno tiene que saber estas cosas—, y este es un premio que es
real, realmente los jurados hicieron lo mejor que pudieron para escoger el
mejor libro, no es porque sea mío, en esta ocasión lo fue, pero creo que los
autores que se animen a mandar pueden estar seguros que si su libro es bueno al
menos va a estar en los finalistas.
Ink es una editorial que no está apostando
financieramente, ni tiene cuentas que pagar con agentes, ni cuotas que pagar,
es una editorial que está armando su prestigio a partir de ser la primera que
ofrece un enorme catálogo digital en México y creo que tuvo un gran acierto en
convocar un premio así con los jurados que convocó, con gente realmente de
valor probado, creo que el concurso vale la pena y es derecho.
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