Entrevista con el artista René Serrano
Un paisaje íntimo
Hombres en el campo, postales de un mercado, parejitas en
las empinadas callejuelas de Guanajuato y un jazzman afincado en Colima son
parte de lo que se puede ver en Paisajes Íntimos, la serie fotográfica de René
Serrano que se mostrará en el Festival Internacional Cervantino (FIC) a
celebrarse del 7 al 25 de octubre de este año.
Serrano habló para PROVINCIA sobre esa futura muestra que
le causa mucho entusiasmo y su charla resultó en un paisaje también muy íntimo.
Rodeado de sus tres perras —Kiwi, Chiquita y Bola— en la terraza de su casa-estudio, y con música flamenca
de fondo señaló la importancia que tiene la fotografía en su obra además de
todas las otras disciplinas en las que también destaca su creación.
Kiwi, atenta a la charla, no dejó de mirar fijamente al
interlocutor de su amo y entre gruñidos también se enteró cómo fue que Paisajes
Íntimos resultó seleccionada para ser parte del FIC 2015.
“Me mandaron una invitación. Seleccionan a gente de
ciertas áreas artísticas para exponer, viene desde el Instituto de Cultura de
Guanajuato y tú mandas un proyecto para ver si a ellos les conviene. El
proyecto (Paisajes Íntimos) fue aceptado y se va a exponer. Ahorita están
viendo en qué museo va a estar la exposición, yo creo que se va a dar el
resultado definitivo en unos dos meses más, o tres, no sé”.
Serrano señaló que poder ser parte de una de las más
grandes fiestas culturales del país es un gran gusto. “Guanajuato es una ciudad
que me gusta mucho, así como muchas partes de México, pero Guanajuato es un
lugar que desde niño me llama mucho la atención por todas esas leyendas
románticas y de bellos callejones. Me gusta mucho ir, me gusta el festival de
cine de ahí, me gusta mucho recorrer la ciudad. Para mí es una gran oportunidad
y aparte un gran honor poder estar ahí”.
La visión
Paisajes Íntimos —integrada por nueve piezas de gran
formato (1 metro de ancho)— formará parte del FIC, ese encuentro mundial en el
que confluyen disciplinas y visiones artísticas, pero tendrá además una parada
en un recinto de Puebla, a realizarse en mayo próximo, con piezas en formato
más pequeño.
“Lo que quiero es mostrar esa visión que tengo sobre mis
experiencias en lo cotidiano. La gente que está retratada es gente con la que
hablo, me gusta mucho hablar con el señor albañil, con el señor que está en la
construcción. Vas a ver en esta serie gente que acaba de salir del campo, vas a
ver gente que trabaja el mezcal, toda la serie se puede ver desde mi sitio web,
reneserrano.net, y en el Cervantino va a ser una selección de nueve grandes
formatos”.
—¿Es la misma selección la que va a estar en Puebla?
En Puebla va a ser en mayo pero lo que pasa es que van a
ser formatos más chicos, y con estas, las que van al Cervantino, es una
cuestión más inmersiva, es casi 1 metro de ancho por lo que den de altura, y
estamos planeando también una especie de libro o catálogo con algo de
interacción.
Se trata de eso, una ventana a esos paisajes que quiero
mostrar, creo que es el formato ideal para eso que quiero comunicar, las fotos
chicas es más fácil moverlas pero en el Cervantino se van a ver las fotos como
yo las concibo: en grandes dimensiones.
—¿Había expuesto antes en Guanajuato?
En Guanajuato sí pero no en el Cervantino. En Guanajuato
cuando fui Creador con Trayectoria tuve la beca de Creador con Trayectoria y
fue en el Museo de Arte Olga Costa-José Chávez Morado, es un gran museo,
padrísimo, cerca del Centro de Guanajuato. Ahí fue la exposición de una
cuestión más electrónica con sensores de temperatura y ese tipo de cosas.
Serrano está próximo a cumplir 40 años de edad y desde
que cumplió uno vive en la capital michoacana, por lo que se considera ya de
esta tierra de grandes paisajes que también ha incorporado a sus obras
fotográficas.
“Me gusta también mostrar esas cosas maravillosas y
extraordinarias que suceden en mi día a día, así tan simple, cómo yo percibo a
los profesores con los que tengo contacto, cómo percibo a un alumno o al señor
de la fonda a la que voy a tomar algún alimento a la hora de salir de clase. Yo
soy fanático de lo que se produce en Michoacán, sus aguardientes, sus mezcales,
todo eso, entonces voy a las poblaciones, a Queréndaro, a Río de Parras, a
Tzitzio, a ser amigo realmente de estas personas, hemos acabado al final en
amigos y cuento sus experiencias a través de las fotos y por eso se ve a través
de las fotos una complicidad entre la gente que se está fotografiando. No son
fotografías sin querer o posadas, es la gente que está trabajando y conviviendo
conmigo en ese momento. Yo lo imagino como esos dibujos de la antigüedad donde
se están trazando sketches de la vida cotidiana”.
—Entonces los retratados están conscientes de ser
fotografiados pero no posan, siguen en sus asuntos y usted empieza a captarlos
Ellos siguen normal. Hay una foto o dos que concretamente
saqué de una chava que está actuando en un cortometraje, le gusta posar, a ella
le gusta, está posando en un corto pero está haciendo lo que le gusta, está
haciendo su trabajo y eso es lo que quería retratar.
En otra ves a un estudiante, una chava que está nerviosa,
no sé si es emoción porque me imagino que no está muy tranquila pero sí se ve
esa dimensión un poco desconocida que está atravesando su cerebro de no saber
si va a pasar o no va a pasar; está, por ejemplo, un profesor que se ve un poco
acongojado porque no sabe responder a algo; hay una chava que está ensayando
danza —me encanta la danza contemporánea— y se está llenando de polvo… es lo
que trato de dar, pintarlos, por así
decirlo, en su momento cumbre, como un árbol que está ahí viviendo, respirando,
siendo parte de un paisaje.
René Serrano realiza, además de la fotografía, pintura,
escultura y arte digital, sin embargo el trabajo con la cámara le parece
seductor por el momento de comunión que se logra entre él y su retratado.
Recordó que cuando estudió en la Escuela de Bellas Artes en
Bélgica tenía que trabajar y le costaba mucho dinero comprar los negativos para
sus cámaras análogas y revelarlos, es por eso que tiene como ‘filosofía de click’
cargar de significado la fotografía que va captar.
“En un artículo que estaba leyendo sobre fotografía
contemporánea decía que se produce muchísima fotografía en estos días, para
bien o para mal. Esas fotografías van a una velocidad extrema subiéndose a
redes sociales, subiéndose a todo, a muy alta velocidad, entonces lo que me
seduce de la fotografía es ese momento de reflexión, de oración, de
contemplación primero del ojo, del momento, y la reacción que va a tomar mi
máquina. Mi máquina va a ser un traductor de lo que yo estoy pensando, el
trabajo del click es una cosa muy mecánica que hay que saber controlar por
supuesto, pero ante todo está un artista que explora ese cuadro o ese encuadre,
y que está buscando una composición con un ojo que estudió cuestiones estéticas
y lo va a traducir en una manipulación mecánica de un aparato.
“Me gusta mucho hacerlo con una cámara más compleja
porque me permite darle un trabajo más preciso a lo que yo quiero decir. A mí
esas historias de hacerlo con un celular, que no es mala idea, no me acomoda,
me gusta tener más control, el manual, manejar mi distancia focal… pero un
trabajo principal es la concentración de lo que estoy viendo y observando en
ese momento, que es toda una vivencia. En una tarde de estar con alguien, si le
voy a hacer una fotografía, me puedo pasar haciendo varias fotografías durante
24 horas si quieres, pero al final va a salir una que entendió todo eso que
conversé con esta persona o lo que viví con esta persona”.
—¿Le gusta también estar frente a la cámara o prefiere
estar siempre detrás de ella?
Sí me gusta más estar detrás. Me he hecho retratos porque
me gusta la pintura antigua —Rubens, Van Dyck, todos ellos— de los primitivos
flamencos, y me gusta cómo ellos van explorando el autorretrato, y cómo vas
viendo una evolución en la edad. Este año cumplo 40, estoy muy contento con mi
edad, estoy muy contento con lo que he hecho y me gusta ver también esa
evolución pero es una serie muy para mis cajas donde tengo mis archivos
personales. No expondría un autorretrato.
—¿Se toma selfies?
Finalmente son eso, pones un tripié y es como una especie
de documentación de cómo voy creciendo físicamente.
—¿Pero no con el celular?
Quizás con mi chica, alguna, con el objetivo más de tener
un recuerdo romántico y no con una reflexión más amplia, sobre todo estética.
Creo que queda más en el lado emocional personal, romántico.
—¿Fotografía a sus perras?
Sí, tengo fotografías de mis perras, es mi familia como
puedes ver, son tres, la Kiwi, la Chiquita y la Bola, son hembras las tres, es
mi familia. Kiwi es muy huraña, nada le gusta, nada le parece, no quiere que
nadie se le acerque, tiene su genio, ya tiene 7 años, tiene sus ondas de vejez.
Abierto a lo nuevo
Aunque Serrano destacó que viene de la academia y de lo
análogo en lo que a fotografía se refiere, también apuntó que no está cerrado a
experimentar con todo lo nuevo en el ámbito creativo.
“Si me levanto con ganas de programar lo voy a hacer; si
me levanto con ganas de aprender un nuevo software de edición lo voy a hacer;
si quiero pintar, voy a pintar; si quiero esculpir, voy a agarrar barro… no
tengo problemas al aprender una técnica nueva si va a llegar a mi idea, no voy
a hacer una cosa que no me va a servir”.
—¿Entonces dependerá del humor del día a lo que se
dedique a hacer en esa jornada?, ¿o hay días y horarios para casa cosa?
En el caso de la foto yo siempre cargo con cámara, yo
siempre traigo una mochilita, está bien camuflada —puedo salir a muchas partes
y no me cuido mucho—, y cuando hay una comunión con lo que está pasando es el
momento en el que voy a sacar la cámara y eso puede pasar aquí mismo o puede
pasar a la hora que estoy comiendo en una fonda en Jesús del Monte. Para la
foto no hay un horario como tal, es una conciencia más creativa.
La parte de la pintura si tengo una idea por la mañana
estoy bocetando y es en la noche —que estoy más tranquilo, que no me van a
molestar, que no tengo preocupación por tiempo— cuando pinto, es mucho en la
noche o fin de semana. Si estoy de vacaciones sí me voy de corrido toda la
semana. Programar o cosas más tecnológicas es a la hora que se me dé porque es
una de las ventajas, puedes ir más rápido, es otro tipo de creación. Y para
escultura sí necesitas a fuerza tu taller, no te puedes mover tanto.
Adaptarse a la supremacía de las cámaras fotográficas
digitales, dijo Serrano, le enfrentó más a dudas en cuanto a lo económico.
“Venía saliendo de la universidad cuando ya estaba toda esta gama de cosas. En
ese momento las gamas de pixeles eran muy bajas, esa era la cuestión: si vas a
invertir en algo tecnológico, ¿qué va a pasar con tu equipo?, ¿se va a acabar?
Tenía miedo a nivel de exponer mi inversión monetaria, sin quererlo, trabajé
por mucho tiempo con cámaras digitales prestadas, siempre alguien me la
prestaba, siempre conservé mis cámaras análogas —y las sigo utilizando—, no compré
cámara digital sino hasta hace unos tres o cuatro años. Pero es cierto que
ahora tengo un conocimiento más amplio de por dónde podría avanzar, ya sé el
camino, hacia dónde va la onda tecnológica de la cámara, que va a una cuestión
más de sensores.
“De nada te sirve comprarte una cámara muy grande si no
vas a imprimir, si va a acabar en Facebook no tiene caso, tienes que pensar en
eso: ¿para donde va tu trabajo? Ahorita estoy muy bien con mi cámara, sé que
hay mejores y más caras pero preferí invertir en óptica, en flashes, en
iluminación, en ese tipo cosas. Mi trabajo es mucho de campo, entonces casi no
utilizo flashes, no puedo andar cargando. Estoy a veces en medio del cerro,
acampando con mi cámara, no me puedo dar el lujo de traer mucho equipaje”.
—Además en esos lugares la luz se presta…
Como me gusta mucho la pintura —mi formación es de
academia, de bellas artes— busco una composición con esa luz que va dando el
día, esa luz bonita de muy en la mañana o muy en la tarde cuando va cayendo de
lado, que es preciosa, hasta el café se ve cuando humea, a mí me parece eso
genial —otra vez, me recuerda los cuadros de los primitivos flamencos, toda esa
serie de pinturas que es maravillosa— por eso es la búsqueda de esa luz natural
que me permite viajar más fácil.
El maestro, lo fundamental
A la par de su carrera artística René Serrano está dedicado también a la academia como maestro en varias universidades de Morelia por lo que está convencido de que, más allá de los planes de estudio, el elemento educativo que se debe actualizar es el profesor.
Serrano señaló que tiene la ventaja de hacer amigos fácilmente, por lo que tiene buena relación con estudiantes tanto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y de la Universidad La Salle y han sido ellos quienes han señalado las deficiencias actuales de la formación en carreras que de alguna manera están relacionadas con el ámbito artístico como diseño o cine.
“Lo que sí me cuentan es la cuestión de los maestros, lo que sí se debe de actualizar es un maestro. El profesor, a veces más allá de la persona que va a dar un conocimiento, parece que lo cierra, parece que quiere ser, como en el tiempo de las primeras academias, el gran maestro que comparte su conocimiento solo hasta que seas su amigo y no, el maestro debe estar actualizado no solamente en su área, debe leer muchísimo, salir lo más que pueda y siempre señalar cómo va a evaluar.
“En muchas academias de Morelia a veces los alumnos no saben cómo van a ser evaluados, el profesor les dice ‘me gusta’ o ‘no me gusta’ y no, tiene que ser con el porqué, y se quejan mucho de ciertos maestros, hay buenos y malos en todas las escuelas y creo que el punto clave aquí es el maestro. El alumno está ahí, sí tiene su responsabilidad, debe trabajar e investigar pero el maestro es la parte fundamental de todo, si no tenemos un buen maestro va a pegar mucho.
“Hay que ser puntuales en la educación, es un gran compromiso y no solamente en el arte, en todos las materias, cuando estudié Administración de empresas (licenciatura que dejó trunca para dedicarse al arte) a mí me dictaban, había un ‘profe’ que me dictaba del libro, imagínate”.
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