Entrevista a Pascal Lazarus y Vinciane Geerinckx
Inicia la caminata
Ayer inició en
las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ) el
Taller Caminata Sonora, primera actividad de RedLab Overseas, modalidad con la
que el laboratorio de gestión cultural estará realizando en la capital
michoacana proyectos que involucren a talentos de todo el mundo.
Tocó a Pascal Lazarus
(PL) y Vinciane Geerinckx (VG), creadores multidisciplinarios originarios de
Bélgica y Francia respectivamente, inaugurar esta forma de trabajo. Fundadores
del Colectivo 6.35, que aglutina talentos de Burkina Faso, Turquía, Suiza,
Canadá, Bélgica y Francia, están por primera vez en un país latinoamericano y
de habla hispana para buscar sumar nuevas visiones.
Lazarus y Geerinckx
están convencidos de su aproximación a otras culturas: la fricción, un proceso
mediante el que se funden perspectivas culturales y se genera una nueva, más
integral.
En charla para PROVINCIA, los artistas compartieron cómo
ha sido el desarrollo de su particular método de creación y sobre lo que han
visto en la ciudad en estos pocos días que llevan aquí.
—¿Qué les ha sorprendido de la
cultura de Michoacán?
(VG) Tenemos apenas
tres o cuatro días aquí. Fuimos al Día de Muertos, es impresionante.
Descubrimos el Día de Muertos, es la primera vez que vemos algo así. Estamos en
proceso de descubrir, por el momento. Preparamos la conferencia, estamos
trabajando y cada vez vemos detalles, la arquitectura que es diferente. La
ciudad es diferente de las ciudades que hemos visitado en otros países y cada
día descubrimos eso.
(PL) Acabamos casi de llegar. No estamos en un enfoque
turístico sino que queremos adentrarnos en la cultura. Por eso nos tomamos el
tiempo de ‘escarbarle’ a las cosas. Conocer gente. Dentro de dos semanas
podríamos tener una repuesta mucho más clara. De momento tengo jet
lag todavía (risas). Estamos descubriendo todo lo cultural. No me
esperaba algo en particular, no tenía expectativas precisas. Me impresionó
mucho que la cultura tradicional está muy viva y que está muy presente en la
sociedad, contrario a otros países que hay un vacío total en ese aspecto. Es lo
que permite crear un ‘cemento social’ que otros países no tienen.
(VG) Estamos ansiosos
de tener el contacto de la gente del taller porque es de ahí que parte todo el
intercambio.
Y aunque su idioma
materno es el francés, Pascal Lazarus y Vinciane Geerinckx no se han dejado
amedrentar y ya se aventuraron a salir solos a conocer Morelia.
“Estábamos en la ciudad, solos, en los mercados y todo
estuvo muy bien. Esta aprehensión del turista extranjero que cree que lo van a
robar, no la hemos experimentado. Siento mucha simpatía y dulzura”, dijo
Geerinckx.
“Como estamos en
proceso de descubrir, la idea es no caer en esa trampa de comparar: ‘en nuestra
casa es así y aquí no’, tenemos muy pocas barreras de ese tipo porque lo tomamos
como viene”, añadió Lazarus.
—Lo más común es que los artistas trabajen en solitario,
¿en qué momento decidieron buscar trabajar en conjunto?
(PL) Lo interesante de nuestro trabajo es la mezcla de
las competencias. Lo que todos pueden aportar a un solo proyecto, competencias
físicas, técnicas, puntos de vista, historias… el trabajo se basa en la
acumulación de todas esas cosas, no es el trabajo de un solo individuo sino el
trabajo de un grupo. Qué puede crear ese grupo. Ese es nuestro enfoque.
(VG) Es algo que hacemos desde el principio. No es ‘yo
dirijo y pongo mi visión’ y con ese enfoque muy rápido tuvimos la necesidad de
ir a buscar a otros países. Como por ejemplo, la primera vez fue en Burkina
Faso, y nos dimos cuenta de la riqueza de esos momentos. La manera de actuar no
es la misma, ha sido un proceso en el que nos dimos cuenta de todo lo que
podemos aprender con ese intercambio.
Hacer estos proyectos
es primero que nada un aprendizaje y un enriquecimiento. No partimos de la
visión de que lo sabemos todo y se lo vamos a mostrar a la gente, no venimos
con esa actitud. Nos gusta aprender y estar con gente que le gusta aprender.
Eso nos llevó a proyectarnos internacionalmente porque es salir de nuestro
punto de vista cultural muy limitado o europeo y buscar otras formas. Es muy
interesante porque tenemos una visión de países como Burkina Faso o de México y
el venir abre totalmente el panorama. Ya no estamos con el cliché mediático de
ese país sino en lo que es realmente. Nos damos cuenta de que no somos tan
diferentes y estamos todos inmersos en una cultura similar.
—¿Cuál es el cliché en los medios europeos sobre México y
Latinoamérica?
(VG) Por el momento se ha hablado muchos de los
estudiantes que desaparecieron, del narcotráfico, como que hay una inestabilidad,
eso es lo que llega allá. Pero venimos y no está presente de esa manera. Lo
cotidiano es muy diferente de lo mediático. Es lo mismo en otros países.
(PL) La idea muy presente, un cliché, es que todos los
mexicanos quieren ir a trabajar a Estados Unidos, y tengo la impresión de que
es más creativo y activo aquí que en Europa en cuanto a la cuestión de crear
empresas, de gente que se mueve por el arte, toda esa creación está en un nivel
más fuerte que en Europa.
—¿Qué momento o momentos de su trabajo
los han dejado más satisfechos personalmente?
(PL) Yo diría que la
gira que hicimos en los pueblos de Burkina Faso, porque la relación
artista-público estaba totalmente desarticulada. Eso me marcó más.
artista-público estaba totalmente desarticulada. Eso me marcó más.
(VG) Eran lugares que
por ser inaccesibles nunca habían tenido ningún tipo de espectáculo, y por eso
había algo muy sencillo que operaba durante esos momentos. Fuimos, presentamos
algo y la gente fue a ver, no hubo algo sagrado, fue algo sencillo, un
intercambio verdadero. Era fácil de ponerse en acción, llegábamos a un pueblo y
dábamos la función. Fue mágico.
—Hacen los proyectos in situ, en el
lugar, ¿cuál es su postura respecto a las redes sociales que a la vez conectan
y desconectan?, ¿ustedes las usan?
(VG) Sí. Las
utilizamos, pero tenemos que hacer un esfuerzo.
(PL) La relación con respecto a esos medios cambia de un
país a otro. Por ejemplo en África no hay, en algunos países hay censura, en
Europa se asocia mucho a una comunicación vacía, muy inteligente, nosotros no
comunicamos mucho por esos medios, aunque sí los utilizamos.
—En México se usa, el Twitter sobre todo, para difundir
información que a veces las televisoras no transmiten…
(VG) Es la excepción que confirma la regla. En Europa hay
más personas que tuitean ‘comí espagueti y estuvo bien’ (risas).
Y aunque Geerinckx y Lazarus son muy renuentes a usar
Twitter, Facebook e incluso Skype, las nuevas tecnologías y lo digital no es
algo que les dé miedo incorporar a sus proyectos.
“El trabajo sonoro también lo he hecho analógico, con bandas magnéticas.
Pasar a lo digital facilita muchas cosas y pasar a otro campo de creación. No
hay algo malo en pasar a las nuevas tecnologías mientras no olvidemos lo que se
ha hecho antes. El principio es el mismo. La herramienta cambia nada más”, dijo
Lazarus.
Para ellos, dijo Geerinckx, no existe este debate entre
lo analógico y lo digital, lo artesanal
y lo tecnificado. “Utilizamos lo que es útil para hacer lo que queremos
hacer, por ejemplo, el trabajo para estudiantes que hemos hecho ha sido muy
artesanal, con aparatos viejos, porque queríamos utilizar algo muy
sencillo”.
“Ha habido ese debate cada que hay una evolución”, añadió
Lazarus, “en la medicina, en la arquitectura… llegamos a un punto de una
técnica que está bien pero hay un punto de evolución que puede borrar a las
anteriores. Pero lo artesanal siempre estará presente. Con nuevas tecnologías
hemos visto nuevos tipos de narraciones, nuevas instalaciones, lo único que
pasa es que abre un nuevo campo a explorar”.
—En México se dice que si te
dedicas al arte te mueres de hambre, ¿cómo es la percepción al respecto en
Bélgica?
(VG) Es parecido con muchos padres, pero en Bélgica hay
un sistema social que le brinda a los artistas una ayuda, es como una pensión
por ser artista, adquieres un estatus de artista oficial.
Hay un sistema de apoyo para la gente que perdió el
empleo y es algo igual para los artistas. Cuando trabajas 12 meses de 18 en
contrato artístico, tienes acceso a esa ayuda —que es de entre 600 y mil euros—
y es algo que se mantiene a condición de que tengas tres contratos por año, si
no, se pierde. Es relativamente fácil mantener el estatus de artista, es
difícil de tenerlo pero fácil de mantenerlo.
Sin embargo hay un
problema, los artistas que tienen ese estatus no son considerados como artistas
por el organismo que controla los recursos, son considerados como gente que
tiene que buscar empleo y tienen los mismos controles que todas las otras
personas que buscan empleo. El controlador no entiende la actividad de un
artista y es por eso que pierden el estatus.
Geerinckx comentó que
hay casos en los que un artista pasa dos meses o más trabajando en una obra en
su casa y cuando el controlador va a hacer las revisiones rutinarias puede
quitarle el estatus de artista porque para el sistema un tipo de trabajo así es
gratuito y por lo tanto va contra las reglas al no haber un contrato de por
medio.
“Es un sistema que te
obliga a jugar con eso y es muy ambiguo. Sin embargo, gracias a ese estatus
pueden seguir generando obras y aunque es un apoyo muy pequeño, vivir de ello”.
Lazarus añadió que para vivir adecuadamente se requieren
mil 200 euros al mes, por lo que recibir mil euros o menos complica la
subsistencia de quien solo dispone de ese recurso. El apoyo que brinda el
sistema es menor al salario mínimo, que en Bélgica es de mil 200 euros.
—¿Cómo funciona el mercado del
arte en Bélgica?
(PL) Para el arte plástico, a nivel europeo, hay dos
escalas: los que ganan muy poco y los que ganan muchísimo, no hay intermedio.
El arte plástico es controlado por los curadores, ellos son los que ponen en
valor a un artista o no, ellos son los que controlan el mercado, es complejo,
hay muy poco dinero público para el arte plástico, pero al mismo tiempo hay
mucho dinero en juego y mucha gente muy pobre.
—Las radionovelas tuvieron su
momento de apogeo e incluso aquí en Morelia hay estaciones que aún pasan algunos episodios, ¿hay en Europa
este tipo de trabajos?
(PL) Hay algunas pero
en estaciones de radio muy alternativas. No hay en radios grandes u oficiales,
lo encuentras en radios alternativas con creaciones sonoras en proyectos
complejos de creación y no tanto de consumo masivo.
—¿Creen que el arte ha dejado de
lado al sentido del oído?
(VG) Yo creo que no.
Hay muchísimos proyectos sonoros, a lo mejor no tienen ese reconocimiento como
una película, pero sí hay muchos.
(PL) Lo que sucede es que el trabajo sonoro está en otros
medios, en una instalación, cine, teatro… hay muy pocas obras, eso sí, que son
netamente sonoras, pero esa tendencia está regresando para trabajar solamente
en eso. Generalmente se funde en otras disciplinas.
(VG) En Bélgica y en Francia por ejemplo, en Suiza, en
Alemania… hay una tendencia de hacer trabajos y creaciones sonoras.
—Durante el taller trabajarán
piezas netamente sonoras pensadas para guiar a alguien que camine por el Centro
de la ciudad, ¿está definido el recorrido de la Caminata Sonora?
(PL) Es una sorpresa. No podemos decir más.
(VG) El punto de partida es delante del MACAZ y… no
podemos decir más (risas).
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