Entrevista con Luis Panini sobre Los Cronopolios
Tiempo de crecer
Luego de El uranista y La hora mala,
novelas en las que exploró aristas oscuras de la condición humana
en tonos totalmente diferentes, Luis Panini, escritor mexicano,
vuelve a reinventarse y llega a las librerías ahora con un libro
juvenil bajo el brazo. Una trilogía, ni más ni menos.
Publicada por editorial Destino, Los
Cronopolios. Las espirales del tiempo, es la primera entrega de la
historia protagonizada por Lucas Arcos, un adolescente de 13 años
que, sin que tenga tiempo para prepararse, debe enfrentarse a un
mundo que le es totalmente ajeno y al que, pese a su capacidad de
“doblar” las leyes del tiempo, no termina de entender.
“Es una idea que surgió en 2011 o
2012”, comentó Panini en entrevista para am. “Generalmente tomo
muchos apuntes antes de comenzar cualquier proyecto y si veo que
tengo los suficientes apuntes para generar un texto redondeado, ya
sea un relato, una novela o un ensayo, entonces me animo a escribir”.
El joven autor recordó que le tomó
año y medio escribir las 600 cuartillas que se convirtieron en un
libro de 501 páginas. Con El uranista tardó un año, dijo, pese a
que la edición final tuvo 200 páginas.
“Esta novela desde el inicio yo sabía
que iba a ser mucho más compleja. El destino de casi una centena de
personajes, en tres libros, requería de más que simples apuntes,
fue así como descubrí un programa llamado Scappel, que es mind
mapping, que permite cartografiar tu mente. Es una pantalla en blanco
en donde comienzas a generar apuntes y a unirlos con líneas. Fue así
como podía establecer que el capítulo 14 del tomo uno de alguna
manera iba a estar relacionado con el capítulo 42 del último.
“Fue un proceso que me consumió
durante muchos meses y sigue haciéndolo. El segundo libro ya está
escrito, estoy trabajando en el tercero, pero es gracias a este
trabajo previo que pude entrar de lleno a estos libros que son
bastante largos y complejos a pesar de que son de corte juvenil”.
-¿Escribes para el Luis Panini de 13
años?
Por supuesto. El protagonista de la
novela, Lucas Arcos, tiene mucho que ver con mi comportamiento cuando
tenía 13 años: este aire de rebeldía, de ser respondón, de creer
saberlo todo… muchos de esos elementos son autobiográficos en ese
sentido. Tanto Lucas, como Dante Aquapantanus y la chica, Margo, creo
que los tres me representan.
-En tus novelas anteriores no hay
nombres propios, tus personajes no tienen nombre, y en esta sí…
No me gusta tanto asignarles nombres
propios a mis personajes pero en una novela de estas proporciones,
que se vuelve un poco épica en cuanto a la cantidad de personajes,
no la puedes narrar sin darles un nombre.
Me interesaba que los personajes
tuvieran nombres que pudieran ser fácilmente asimilados en español
o en inglés, los nombres (que elegí) existen en inglés, en
italiano y en otros idiomas.
En el caso de los apellidos, dijo
Panini, hay siempre una referencia a una parte de su historia o de su
origen.
“Por ejemplo, Oscar Ponte-Fracto
quiere decir ‘Puente Fracturado’ y tiene que ver un poco con la
historia de una ocasión cuando viajó en el tiempo, se unió a su
versión anterior y cómo eso creó una fractura. Cada apellido tiene
una razón de ser, no es arbitrario o al azar”.
Dante Aquapantanus, un personaje que
acompaña a Lucas Arcos, el protagonista, es humanimal, una especie
protohumana creada por Panini para este libro.
“Como en su material genético es 3%
reptil, en ese sentido tiene que ver con el agua y el pantano. Y así
cada apellido está pensado, no es algo que se me ocurre a la primera
y lo dejo”.
-Todos sus libros tienen grandes
diferencias en cuanto tono y estructura, ¿cómo hizo para ajustar su
estilo de, digamos, no repetición, a los corsés que sí tiene el
género de las sagas juveniles?
Eso es cierto. No voy a negar que es un
tipo de literatura en el que existen ciertas fórmulas… lo que
sucede en términos fantásticos en la novela son cosas o situaciones
que no he leído en otros libros. Desde la invención de los
cronófagos, los ácronos… me interesaba crear también una flora,
una fauna distinta, también una mitología distinta. Una serie de
leyes, incluso de política, sobre cómo está regido ahí… quería
que fuera distinto por lo menos a lo que yo había leído antes.
-¿Cómo es tu relación con el tiempo?
El tiempo siempre ha sido algo que me
ha interesado. Incluso desde los 13, 14 o 15 años estuve obsesionado
con la posibilidad de trasladarme a un tiempo distinto.
Antes de comenzar a escribir Los
Cronopolios leí alrededor de 30 o 40 libros de ciencia que tienen
que ver con esa posibilidad, con teorías. Pero aunque aplico algo de
esa información que aprendí no quería que fuera una novela de
ciencia ficción, quería que fuera fantasía completamente, es lo
que más me interesa.
En todos esos libros que leyó, comentó
Panini, comenzó a descubrir la maleabilidad del tiempo, un concepto
que sí aparece en su novela y que abona a su diferencia.
“Los Cronopolios no es un libro sobre
viajes en el tiempo, es un libro sobre cómo manipular el tiempo. Me
parecía más interesante que viajar al pasado o al futuro, eso no me
interesa tanto. Me interesa más cómo pueden transgredirse las leyes
del tiempo y lo que puede suceder”.
-Casi al inicio la doctora Yuko le dice
a Lucas Arcos que si pudiera viajar en el tiempo al momento en el que
su hijo muere no lo salvaría porque eso tendría una implicación
mayor…
Lo que pasa es que este tipo de
situaciones genera muchas paradojas. Al salvar la vida de alguien
estás cambiando la de muchas otras personas. Como si se asesina a
alguien antes de tiempo, la historia del futuro puede cambiar
completamente. Finalmente el curso de la historia, aunque resulte
difícil creerlo, está vinculado con un número bastante reducido de
seres humanos.
Por ejemplo, siempre he pensado que el
mundo en el que vivimos hoy sería bastante distinto si la biblioteca
de Alejandría no se hubiera incinerado. Creo que la evolución, la
capacidad de inteligencia lingüística, sería distinta si esas
obras hubieran sido conservadas.
Toda causa tiene un efecto y por eso
ahí tomo, en el libro, la idea de: “Si haces esto, va a pasar
esto, por eso no debes hacerlo”. Tienes que mantener el equilibrio
del tiempo siempre.
-¿Qué tan presente está el “hubiera”
en tu vida?
Trato de que no exista demasiado. Lo
que pasa, pasa y el hubiera no existe, no lo puedo resolver y no
trato de concentrarme en cosas que pudieron haber sido. Siempre es:
“Si esto no funcionó a lo que sigue”. Si me va mal es una racha
y el hubiera no causa ningún tipo de influencia en mí. Yo creo.
Imperfecto
En las sagas de aventura es bien
conocido un esquema llamado “El viaje del héroe”, que permite
darle estructura a la historia y que invariablemente comienza con una
etapa de preparación en la que el protagonista se hace de
herramientas, a veces de manera inconsciente, para enfrentar lo que
viene. En Los Cronopolios no hay tal.
“Me interesaba crear un héroe que
fuera el menos preparado en la historia, el que no supiera cómo
responder a situaciones, qué hacer. En ese sentido evidenciar las
debilidades de un héroe. No me interesaba escribir un héroe con
todas las de la ley, sino uno con demasiados defectos y sin
preparación alguna a lo que debe enfrentar en un mundo que es
completamente nuevo para él y que desconocía.
“Es un antihéroe. Lo verás en el
segundo y tercer libro, sigue permeando la incapacidad de Lucas Arcos
para sobresalir porque simplemente no llega a comprender la lógica y
las leyes del mundo en el que está metido y del que no puede
escapar”.
-Es un planteamiento muy juvenil, de
alguna manera al llegar a la juventud entras a un mundo totalmente
distinto al de la infancia…
Sí. Yo creo que el mayor contraste que
puedes tener en tu vida es el cambio no de primaria a secundaria sino
de secundaria a preparatoria. Estás en un ‘entremundo’ donde ya
no eres un jovenzuelo pero no eres plenamente un adulto. Es un área
muy gris de la vida, muy turbia, en la que no encuentras cómo estás
definido. El personaje empieza a los 13 años y en el tercer libro ya
tiene 15 años de edad.
De eso se trata la juventud, de estar
tratando de averiguar qué sigue y cómo hacerlo. Y cuando todo va en
tu contra, cómo responder a esa situación.
-Aunque son sagas dirigidas al público
juvenil estas historias son también muy exitosas entre el público
adulto…
Cuando mi editora leyó el manuscrito
dijo que era una obra de lo que llaman crossover, que no
necesariamente tiene que ser exclusivamente para niños y jóvenes.
Quizás no tanto para niños porque hay algo de crueldad y violencia
que se incrementa en el segundo y tercer libro. Por eso fue la
decisión desde la imagen de la portada: cuando lo ves no es el
típico libro juvenil que generalmente está ilustrado con un héroe
o un hombre con una espada. Querían darle un look distinto por el
hecho de que es una historia que puede seducir también a adultos.
La aventura de Los Cronopolios ya
comenzó. Será en verano de 2017 cuando aparezca la segunda entrega
y en agosto del 2018 llegará el tomo final del proyecto más
ambicioso, hasta ahora, de Luis Panini.
“Tengo ya el arranque de una novela
que está propuesta para Tusquets. De esa apenas tengo unas 30 o 40
cuartillas, pero la hice a un lado porque me interesa terminar lo
antes posible Los Cronopolios porque no me gusta publicar nada en
caliente. Prefiero que la obra descanse un año antes de comenzar las
correcciones porque si comienzas a corregirla un par de meses después
de terminarla no puedes ver tus propios errores”.
-Has dicho que durante el día te
disfrazas de arquitecto para poder ser escritor por las noches, ¿está
próximo el momento de dejar de disfrazarse y escribir las 24 horas?
No, desafortunadamente no. Tengo amigos
que son muy conocidos, que tienen mucho éxito en ventas, que han
publicado más de una docena de libros y aún así necesitan de un
empleo. Son periodistas, son columnistas, no pueden dedicarse de
lleno a la literatura. Sólo tres o cuatro escritores en México
tienen el lujo de hacer eso, no recuerdo quiénes son exactamente. Es
muy difícil vivir de la literatura en México.
Tengo tres empleos: trabajo de 10:00 a
6:00 en una oficina, luego llego a casa a hacer mi trabajo de diseño
de mobiliario y a veces puedo dedicar un par de horas a escribir,
entre la medianoche y las 2:00 de la mañana. Luego los sábados y
domingos tengo que trabajar pero también en la noche me dedico a
escribir. Entonces es básicamente de lunes a domingo sin parar.
-¿En qué momento hay tiempo para
Fortunata y Jacinta?, tus gatas a las que está dedicado el libro.
Jacinta, sobre todo, está en mi regazo
todo el tiempo y Fortunata siempre me está rondando, se duerme cerca
de mis pies. No importa qué tan ocupado esté siempre tendré tiempo
para ellas.
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