Reseña sobre el libro El nido
Promesa e incertidumbre
Imagine que alguien, o algo, le ofrece
la solución para todos sus problemas, ¿la tomaría?
En la mayoría de los casos haría
falta muy poco para decir un “sí” rotundo y claro, antesala del
ansiado bienestar total.
El asunto es que todo acuerdo, aunque
sólo sea verbal, tiene “letras chiquitas”, condiciones que, por
bienintencionadas que sean, pueden encerrar un problema aún mayor
del que se supone que estamos arreglando. ¿Qué hacer?
A esta situación se enfrenta Steve, el
protagonista de El Nido, novela de Kenneth Oppel publicada
por Editorial Océano en la colección
Gran Travesía.
De entrada, la historia parece apelar
al público juvenil, pero una vez que el lector, sin importar su
edad, se adentra en los entresijos de este mundo lleno de luces,
sombras y acuerdos definitivos, se podrá dar cuenta de la
universalidad que encierran los folios que la consignan.
Se trata de una novela corta, apenas
192 páginas, pero grande en sus alcances pues logra emocionar -desde
el más genuino gusto hasta la más turbia angustia-, pero también
inducir a la reflexión sobre el origen de los monstruos que pueden
acechar a cualquiera. ¿Son reales o imaginarios? ¿Son propios
o ajenos?
La trama
El verano se le presenta retador al
pequeño Steve. Lejos de ser un tiempo de relajación sin deberes
escolares, parece que serán un par de meses llenos de pesada
incertidumbre acarreada por el nacimiento de su nuevo hermano.
Steve es el hermano mayor y por lo
tanto se espera de él que guíe a su hermana Nicole y al recién
llegado, cuando sea el momento. Pero hay algo que anda mal. Hay algo
raro en el más pequeño de la familia, algo... descompuesto.
El corazón del bebé necesitaba
arreglarse, también sus ojos y quizás su cerebro. La alegría del
nacimiento rápidamente se convirtió en angustia, una que se añade
a la que Steve siente de manera permanente.
Ante un panorama así le parece
maravillosa la llegada de los ángeles. Son sueños, se dice al
inicio, pero eso seres llenos de luz saben tanto de él y de su nuevo
hermano, que poco a poco empiezan a invadir el terreno de la realidad
con su promesa: “Venimos a ayudar”.
Pronto, Steve se dará cuenta de que no
todo ser alado es un ángel y que hasta la luz más clara genera
amenazantes sombras.
El vuelo
El Nido es un libro un tanto difícil
de clasificar. Tiene a un protagonista casi infantil que vive una aventura que jamás se imaginó, pero
además del oscuro enemigo que debe enfrentar, lo aquejan problemas
que lo ponen en terrenos de la adultez: la ansiedad y la
incertidumbre de lo que depara la vida.
Steve es un personaje complejo alejado
del llano héroe juvenil que sale victorioso de las pruebas que se le presentan.
Es más bien un antihéroe, un ser
calamitoso y casi torpe que rehúye al llamado de la aventura y toma
acción hasta que no le queda otra alternativa.
Además, Kenneth Oppel, su creador, se
toma su tiempo para presentar todos estos niveles de lectura, estos
entresijos de su ánimo y los problemas que lo han llevado hasta el
sofá de un psicólogo.
Es una narración consignada en pocas
páginas, como ya se dijo, por lo que cada palabra resulta necesaria,
pero sobre todo eficaz, al mostrar todos los subconflictos que
sustentan al principal.
Así, poco a poco, con la paciencia y
laboriosidad propios de una colmena, el autor construye un nido del que no es posible salir sin
recorrerlo todo.
La lectura de este libro atrapa desde
la primera línea y obliga a quien atestigua la historia de Steve y
su familia, a acompañarlo hasta el final para ver si será posible
salir o si esa caverna será la morada final.
Los ángeles no son tales, son unos
bichos de índole especial que están convencidos de la legitimidad
de su labor y no descansarán hasta verla cumplida cabalmente...
cueste lo que cueste.
Ese enfrentamiento, entre insectos que
pueden resultar letales y un niño que es alérgico a su veneno,
revelará que toda buena intención puede esconder un mal mayor y que
Steve, ansioso y apocado, es mucho más valiente de lo que jamás se
imaginó.
El pequeño luchador se dará cuenta de que la certeza que buscó durante tanto tiempo es imposible de alcanzar y lo más sensato es abrazar esa incertidumbre sin importar a dónde nos lleve.
El pequeño luchador se dará cuenta de que la certeza que buscó durante tanto tiempo es imposible de alcanzar y lo más sensato es abrazar esa incertidumbre sin importar a dónde nos lleve.
Foto: Tomada de www.oceano.mx
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