Entrevista a Manuel Guízar
UN CANTO A LA VERDAD
Faltaban unas horas para que se consumara la despedida y al
igual que fue 30 años atrás, Manuel Guízar tuvo varios encuentros con la prensa
para hablar sobre el inminente adiós a uno de los personajes que más han
marcado su vida y carrera: Pito Pérez.
“Recuerdo una de la funciones de Pito Pérez con todos los
periodistas escribiendo en su libreta, a veces, periodistas mujeres sobre todo,
que sabían taquigrafía pues le daban rápido a la pluma y recuerdo una anécdota
muy interesante, hace muchos años allá en Monterrey, casi 30 años, me hicieron
una rueda de prensa porque íbamos a presentar La vida inútil de Pito Pérez, una
vez que inicia la rueda de prensa todo mundo se quedó callado, se hizo un
silencio como de dos o tres minutos, entonces una periodista joven con su
libreta y lápiz en mano, se me queda viendo y me dice ‘bueno, ¿qué onda?’, y yo
me le quedo viendo y le digo ‘pues honda la de David, esa si era buena honda’
(risas)”.
Luego de tres décadas de dar vida y voz a uno de los
personajes más emblemáticos de la narrativa de José Rubén Romero, el pasado 30
de diciembre Guízar realizó su última función de La vida inútil de Pito Pérez
en el Corral de la comedia ante un foro lleno y él, lleno de anécdotas y
recuerdos.
“La primera función fue una función estrictamente con
amigos y gente del público que me apoyaba y compró boletos para apoyar la
propuesta, hicimos una función con el maestro José Manuel Álvarez, director de
escena, en el teatro del Seguro Social, el Stella Inda, que fue por allá en el
año 82, y ya después del estreno, empezó poco a poco, a través de lo que era el
Instituto Michoacano de Cultura, haciendo un lunes, otro lunes, yo estaba en
ese tiempo trabajando en la Compañía Nacional de Teatro de Bellas Artes,
entonces solo podía trabajar los lunes y allá trabajaba teatro de martes a
domingo, o sea que (era) un actor de teatro de tiempo completo en esa primera
época, que hoy tristemente no se dan esas posibilidades de representaciones tan
continuas”.
-¿Como llegó a usted la historia de Jesús Pérez Gaona?
Cuando empecé a estudiar teatro, ni siquiera había tenido
oportunidad de ver ninguna de las versiones cinematográficas, que ya existen
tres, cuando yo empecé a estudiar solo había dos: la de Manuel Medel que
hiciera aquí en Michoacán, allá por el año de 1943, con un productor michoacano
(Miguel Contreras Torres) y que tuvo gran éxito y gran trascendencia, después,
años más tarde la interpretó Tin Tan, pero estuvo guardada mucho tiempo la
película, porque según me platican no le gustó mucho el resultado de su
personaje de Pito Pérez en esa película y después de muchos años salió a la luz
pública y yo no había podido ver ninguna de esas dos versiones (…) desde
estudiante yo tenía la intención, después de leer la novela de José Rubén
Romero, de interpretar el personaje porque me parecía con las características esenciales
e importantes para la representación que le pueda gustar al público, que pueda
tener sentido, que pueda tener atractivo, que pueda tener algo importante y
positivo que dar, y también reflejarnos en muchos aspectos en que los seres
humanos podemos caer y que no es conveniente hasta ese grado total, quiero decir
cómo él se sustrajo de la grosera realidad a través del alcohol, porque la otra
forma sería la locura, entonces desde entonces me gustó el personaje, poco a
poco a interesarme.
Yo planeaba la posibilidad de hacer una adaptación
teatral con todos los personajes o por lo menos los más representativos, hasta
que con el tiempo, estudiando profundamente la obra de Romero, sintiendo y
analizando al personaje (Pito Pérez), encontramos que era la historia de un hombre
solo, entonces de pronto, teníamos que atrevernos a representarla un actor
solo, comenzamos a buscar la posibilidad de un texto dramático en la estructura
de monólogo, por fin encontramos un texto en Bellas Artes que había hecho un
michoacano de Zitácuaro, José Francisco Bolaños, había hecho un primer texto de
adaptación para esto, entonces unificamos ese pensamiento y ya con el maestro José
Manuel Álvarez y nuestro grupo de estudio empezamos a ampliar las escenas, a
ampliar los textos, a buscar en las obras de José Rubén Romero, incluso otras
diferentes a La vida inútil de Pito Pérez, para encontrar remates importantes
para cada una de las escenas, y cada una de las propuestas teatrales en el
transcurso del personaje.
-Al ser la historia de un hombre en soledad, ¿considera
que el monólogo es la manera idónea de presentar su historia?
Yo no podría decir que es el medio más idóneo, lo que sí
puedo decir desde mi punto de vista, es que el cine, por su naturaleza, es más
imagen, en cambio el teatro nosotros podemos llegar a profundidades mucho más
ondas del pensamiento y de la actividad del personaje, entonces esa es la
grandeza, esa es digamos lo que salimos ganando a través de la representación
teatral, en el cine vemos más imagen y el personaje pues más o menos en su
entorno, los textos y las situaciones más extractadas, más diluidas, digamos,
para dar todo el aspecto de la situación, de la historia y el lugar, en cambio
en el teatro, en esta forma de monólogo que se encontró, podemos llegar a lo
que muchos críticos han analizado en el personaje, que es un filósofo popular,
entonces podemos llegar muy ondamente hasta el pensamiento profundo unificado de
José Rubén Romero, con Jesús Pérez Gaona.
-Mencionaba cómo el personaje se sustrajo de la realidad
a través del alcohol, ¿cree que ante el panorama actual es una buena manera de
hacerlo? Con medida claro
Yo no sé, las únicas formas conocidas para sustraerse de
una grosera realidad pues son la locura o el alcohol, entonces creo que es más
disfrutable lo segundo y así Jesús Pérez Gaona, lo eligió (risas).
-¿Alguna vez ha usado usted el alcohol?
Alguna vez, cómo no, para frotarme en algún dolor de brazos
(risas).
-Son tres décadas interpretándolo, ¿en algún momento
sintió que Pito Pérez desplazaba a Manuel Guízar?
No, yo no creo que ningún personaje desplace al actor, es
como si dijéramos ‘ese concertino extraordinario que toca el violín maravillosamente,
lo está trabajando desde que tenia siete años, el violín un día lo va a
desplazar a él’, no, el violín es su instrumento, y el artista (es) el que
impone la sensación, es el que lo está tocando, entonces nosotros no podemos
hablar de desplazamiento, podemos hablar de unificación, entonces nos hemos unificado
muchísimo en todos los aspectos del personaje, en cada uno de los aspectos, su
manera de caminar, de ver, de vivenciar las cosas, de transformarlas, de reírse
de sí mismo para poder reírse de los demás, son muchas circunstancias interesantes.
Aunque tenía ya cierta prisa por el inicio de la función de despedida, Guízar recordó otra anécdota: “Cuando
estuvimos en el Festival de Teatro de Albuquerque hace muchos años, la maestra de
la Universidad de Albuquerque me dijo antes de la representación ‘oiga señor,
yo doy clase de literatura latinoamericana, mexicana y sobre todo me interesa
José Rubén Romero para mis alumnos, pero yo no creo, la verdad, que ningún
actor solo pueda interpretar La vida inútil de Pito Pérez’, y le dije: ‘yo
tampoco lo creo maestra, pero qué le parece si mañana que es la representación,
nos vemos y analizamos y me da su punto de vista’. Entonces pasó la
representación, salí al brindis en ese festival y la maestra no estaba, pero al
siguiente día me la encuentro y la saludo ‘¿qué pasó? ¿no estuvo en la
representación? ¿no le gustó?’, me dijo ‘no, discúlpeme, quise hablar con usted
hasta hoy, después de ver la presentación comprendí que no había entendido la
obra de Romero y me fui a la casa a volverla a estudiar’ y le dije ‘qué
maravilla’ (risas)”.
-La historia de Pito Pérez tiene mucho de picardía y el
nombre del personaje hasta se presta para el albur, ¿alguna vez hubo dificultad
por esa característica?
Es un juego lingüístico que se lleva a cabo, como si lo
estuviéramos representado en italiano diríamos ‘el Pífaro dentro’ (el Pito
dentro), es con el nombre el juego ese, pero además, hablando de albures, sería
casi el único (y) que está muy bien planteado y junto con otros manejos
idiomáticos extraordinarios y muy divertidos, muy alegres, entonces tiene mucho
de juego en ese sentido, del mismo juego de la vida, pero también tiene mucho de
alegría, de dolor, de verdad, un critico en el Festival de Teatro de La Habana
escribió ‘es un canto a la verdad’.
-Hoy que le dice adiós al personaje, ¿es difícil la despedida?
Es muy difícil porque hemos estado tan cercanos durante
tantos años, hemos encontrado, el actor Manuel Guízar con Jesús Perez Gaona,
una hermandad y un cariño enormes, un gran amigo, un guía, son muchas cosas,
pero siempre lo tendremos bien guardado en el corazón y en el recuerdo.
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