Niñas bien en 140 caracteres

Esta entrevista a Guadaupe Loeza se realizó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara en 2013, a propósito del lanzamiento de su libro Los secretos de las niñas bien, publicado por editorial Oceano.


El 26 de noviembre pasado, cuatro días antes de presentarLos secretos de las niñas bien(Oceano) en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, Guadalupe Loaeza tuiteó “¿Qué creen? Estoy en el Auditorio escuchando un concierto y en los lugares de en frente están Fox y Martita. Que hago, me voy corriendo o que”.
Y continuó: “La verdad es que no tengo ganas de saludarlos. Veo de perfil a Fox y no puedo creer que fue Presidente de la República”.
Una anécdota, además de divertida, significativa porque en su libro narra cómo las niñas bien ya hacen uso también de la tecnología y develan en Twitter sus secretos. 
“Tengo mis amigos tuiteros, así no me siento tan sola en la vida, y además sé que son muy inteligentes y muy creativos, entonces por eso les pregunté”, dijo sobre los tweets sobre los Fox.

-¿A usted también se le salen los secretos en Twitter?
Se me salen en 140 caracteres, porque sí es un secreto decir que no sé cómo saludar (a Vicente Fox), es increíble que ese señor haya sido presidente de la República, no lo puedo creer, de pronto vi a Martita sacar su teléfono y entrar en Twitter, y dije: “ay no Dios Mío, me va a leer, qué horror”.

-Con Twitter o sin él, ¿cuántas versiones de niñas bien hay?
Miles, ya ha surgido desde la niña bien, bien, así la porfiriana, la que tenia su ingenio azucarero, su rancho, o su casa en Acapulco, hasta la hija de los políticos.

-El consumismo es algo que menciona en su libro pero ¿cuál es la principal pulsión de una niña bien?
Verse siempre niña bien, no estar dispuesta a sacrificar su glamour, sus bienes tampoco, es que si les quita usted el mote de “la niña bien”, o ese look, o esa actitud ¿qué les queda? ¿Ser común y corriente, ser equis? No podrían, se suicidan. Entonces cuando están deprimidas dicen: “Por lo menos tengo mis amigos, mi club”, si de pronto les quitara esa cruz de parroquia entonces se sentirían perdidas en el mundo, porque su patrimonio, su identidad es pertenecer, es el sentido de pertenencia a ese grupo.

-Mucho se habla de la crisis económica pero los centros comerciales se la pasan llenos…
Pero la gente nada más va a ver las vitrinas, nada más se va a pasear, y se prueba (ropa) y dice: “Ay, gracias señorita, sí me quedó muy padre pero lo voy a pensar”. Ya no tienen dinero, tienen la tarjeta blo-quea-da, a la mejor se comprará, para no irse con las manos vacías del centro comercial, un lápiz labial MAC, dicen: “Por lo menos gasté 600 pesos”, y se van con su bolsita. Lo que pasa es que ellas padecen mucho la situación, sobre todo aquellas que ya viven solas, que son madres solteras o divorciadas, se la ven muy difícil y sí cuesta dinero mantener la imagen de la niña bien, sí, porque es el buen corte de pelo, el buen tinte, la buena bolsa, los buenos zapatos, los viajes de vacaciones, porque por más que (les) dicen: “Vete a mi casa en Acapulco”, ¿cómo van a llegar? Tienen que comprar el boleto, entonces se van por Interjet… pero no quieren perder el glamour, el estilo.

-¿Qué  es lo primero que piensa una niña bien al despertar?
¿Qué me pongo? ¿Qué me voy a poner? Muchas veces antes de acostarse. Es una preocupación terrible porque es como un uniforme, depende a dónde va.

-¿A las niñas bien aplica eso de aunque la mona se vista de seda…?
Han aprendido pero todavía se equivocan. De repente, por ejemplo, se ponen un vestido floreado y a lo mejor se ponen un bonito blazer pero traen el vestido floreado que no viene al caso, tienen que seguir aprendiendo, vaya, no les sale natural.

-¿En qué se les nota que no son niñas bien? ¿Aspecto físico? ¿Vocabulario?
No, bueno, esa es la prueba de fuego. Por ejemplo dicen pañoleta en vez de mascada, chones en vez de calzones, o le dicen a su hija: “¿Ya te ganó mi reina?”, ¿qué es eso? O dicen sepelio en vez de entierro. Lo del vocabulario es muy determinante, (dicen) me paré en vez de me levanté, almorzar en vez de desayunar –aunque sea tarde–, o la pañoleta colorada en vez de la mascada roja, o provechito (si) ya provecho era fatal, pero provechito… ya, totalmente descartada. Yo ya nunca más vuelvo a ver a esa persona que dice provechito.

-En el libro menciona datos del Inegi sobre la contracción de la élite económica, además de eso, ¿qué está acabando con las niñas bien?
La chusma, ya a nadie les importan sus dobles apellidos, si son Ortiz de la Huerta les dicen Ortiz. Los apellidos ya no cuentan, no tienen idea, ya no las ubican. La gente no tienen idea quienes son los Zamerrick o los Acereto, ya en realidad a nadie les importan las niñas bien, más que a mí, no sé por qué, porque me dan de comer, a nadie le importan las niñas bien, sobre todo a las nuevas niñas bien. A mí ya me saludan con ternura porque dicen: “la única que habla de nosotros es Guadalupe”, con cierta nostalgia. Es una trilogía (de libros), este es el tercer libro, ya me despedí de ellas, que le siga mi nieta… si es que hay todavía niñas bien.

-Thalia, Salma y Paulina llegaron a un círculo de, digamos, realeza, ¿ellas son niñas bien o son wannabes?
Es una nueva raza mexicana muy rara porque son chaparritas, chaparritas y tienen unos senos como anginas, su físico ya no corresponde a nada, tienen unas caritas chiquitas y unos labiotes por el bótox, ¿qué es eso? Son como caricaturas, como contrahechas, usan unos taconsotes y unas plataformas gigantescas, entonces yo no sé qué son, no tienen cuello, están extrañas, son chiquititas, quieren verse altas y actúan como altas, y luego nunca fueron güeras, bueno, Salma se ha respetado su pelo oscuro pero Paulina Rubio, cómo va a ser rubio si es morena, (se le ve) como bozo un poquito.
No, no son niñas bien, es una nueva raza mexicana, rara, rarísima que caminan como garzas, no saben caminar, que son muy delgadas pero que tiene un busto como de gorda. Ninguna se parece a Greta Garbo o a Marlene Dietrich o a María Félix.

-Acapulco fue para las niñas bien de antaño el lugar exclusivo, ¿ahora qué lugar tienen las nuevas niñas bien?  
Sus casas privadas, Nueva York, París, San Diego, se van a Colorado, pero así un lugar de encuentro es Careyes, en Nuevo Vallarta, por ahí… es que ya todo está tan revuelto, ya no saben cómo llevarse con el chofer, ya no saben si es su amigo o no. Está todo revuelto, están confundidas las niñas bien.

-En un país mestizo cómo México, ¿en qué se basa el estatus de clase?
Está la clase media, que ha crecido mucho, se ha consolidado afortunadamente, pero estas niñas bien no se hayan, nada más se hayan cuando van a ver a su abuelita y ven fotos o se hayan entre ellas. Describo (en el libro) unas 10 parejas que nada más se ven entre sí; (las niñas bien, bien) se sienten totalmente desubicadas, no saben cómo comportarse, yo nunca me las he encuentro aquí en la FIL, yo no veo niñas bien tapatías tampoco, (y) yo las reconozco a kilómetros. Yo le podría decir si en alguno de estos pasillos pasa una y si pasa es porque vino por su hija o se quedó de ver con una amiga, no tienen muchas inquietudes, es que ya no les gusta mucho donde va la gente, ya no van al cine, mejor rentan la película o la compran por Amazon, tienen miedo también.

-En el libro menciona las perlas y veo que trae un collar de esas gemas, ¿qué significado tienen?
Es como un estatus, es decir: “Las heredé de mi abuela”, son cultivadas o son buenas. Si usted se fija bien la reina Isabel siempre tiene su collar de perlas, siempre, si va a usted a ver pinturas de María Antonieta trae sus perlas, las perlas son clave, es un lenguaje, es un código, es muy tradicional.

-Margaret Thatcher no fue niña bien de nacimiento pero toda su carrera política usó perlas.
(Es que) Entendió que había que ponerse perlas, porque un collar de perlas cuesta carísimo, esto (que traigo puesto) todavía lo estoy pagando, pero yo muy contenta. Las perlas son una clave, aquí no hay niñas bien [volteó a ver alrededor], no tienen perlas. Cuando una niña trae perlas platico con ella más tiempo, usted regálele a su mamá unos aretes de perlas o un collar de perlas, no pasan de moda. Yo me acuerdo de que mi mamá se iba con sus medias perlas, con su collar de perlas y yo decía: “¿Mamá a donde vas?”, “al banco”, “¿y por qué tan elegante?”, “voy a pedir prestado”. 

La importancia de las perlas fue tal para Guadalupe Loaeza que tomó su smartphoney empezó  a buscar imágenes en Google de mujeres famosas  y sus perlas. “Mire, la duquesa de Alba, lo que pasa es que está es muy fea, la pobrecita, no, mejor la duquesa de Windsor, Wallis Simpson”, y siguió buscando, “sabe quien se ponía mucho, Jaqueline Kennedy, que era una niña bien”. También encontró imágenes de la reina Isabel de Inglaterra, “quién va a heredar los collares de la reina Isabel cuando se muera, ¿será Kate?”.

-¿Y quién va a heredar las perlas de Guadalupe Loaeza?
Mi hija, pero claro que no se las va a poner, entonces mis nietas, tengo cuatro nietas. Se las voy a heredar a ellas o las van a llevar al Monte de Piedad, no importa.


Foto: Forbes

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