Entrevista con David Toscana
Haced lo que ella os diga...
Para David Toscana el Quijote y la Biblia son comparables: ambos son perfectos ejemplos de narrativa que ha marcado la historia de la humanidad.
“Soy un apasionado del Quijote y un apasionado de la biblia, los dos son libros de ficción”, señaló para Provincia el escritor regiomontano.
Autor de la novela Evangelia (Alfaguara) y ganador este año del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores por su libro Olegaroy (Alfaguara), Toscana es un apasionado de la religión pero siempre a través del ojo crítico que le dio su formación como ingeniero en sistemas.
“Me interesa leer sobre teología, filosofía, historia… un montón de cosas que están alrededor de la Biblia porque me parece un clásico de la literatura que nos ha marcado culturalmente”.
Con esto en mente fue que el autor decidió escribir una novela para reescribir una de las historias más contadas: la encarnación del hijo de Dios, solo que en su reescritura no se trata de un varón sino de una mujer: Emanuel.
Así, la primogénita celestial, nacida de María y con José como padre terrenal, tendrá la difícil tarea de ganarse su lugar como redentora para, a pesar de todo, acabar en la cruz.
“El esqueleto del argumento procuro que sea el mismo que en los evangelios: un mesías, que en este caso es una mesías, que viene a hacerse cargo de los pecados del hombre. Viene a predicar una serie de cosas y termina en la cruz, pero la carne de la historia ya es distinta”, dijo Toscana.
En Evangelia, además del cambio sustancial en el sexo del mesías, se da mayor importancia a personajes que en la Biblia aparecen relegados, como José y el arcángel Gabriel.
“Que se vuelven entrañables amigos de borrachera. Tenemos a Pedro, que juega un papel distinto y tenemos también a cuatro, más allá de los 12 apóstoles que conocemos en los evangelios, tenemos otras cuatro mujeres apóstoles que siguen a Emanuel”.
-Aparece el personaje de dios padre que tiene a Jesús celestial, en espíritu, y no sabe qué hacer con él. Le empieza a buscar opciones…
Cuando leemos a este Dios, Jehová o Yavé en el antiguo testamento, lo encontramos casi como un adolescente caprichoso, berrinchudo, muy celoso, con un ego tremendo, que reacciona de distintas formas: a veces muy ingenuas, a veces muy vengativas, pero finalmente él se asume como el creador, como el poderoso, y no acaba de aceptar que algo le haya salido mal. Que le haya salido mal este embarazo de María.
Trata de enmendar las cosas pero, aunque sea todo poderoso, la misma filosofía dice que hay cosas que Dios no puede hacer, por ejemplo, no puede suicidarse y si Dios hijo es también Dios, entonces tampoco puede matar a su hijo. Puede hacer que lo maten los romanos pero no él mismo.
Entonces él no puede matar a su hija, Emanuel, y tiene que crear a este otro Jesús, que termina llamándole Jesús celestial. Y necesita también elegir otro pueblo, puesto que parece que ya en el mundo de los judíos no encaja y, bueno, lo manda a México y ya sabemos lo que pasa.
-En México, a pesar de todo, sigue habiendo una influencia social de los jerarcas católicos, ya lo veíamos con las marchas por la familia…
Lo que pasa es que los curas, por alguna razón, lo que más tienen en la cabeza es el sexo, y entonces es están metiendo en todo lo que tiene que ver con la libertad sexual de la mujer, con los matrimonios igualitarios… se vuelven muy perdonadores cuando son los propios curas los que caen en estos “pecados”, pero se quieren volver implacables cuando es alguien más el que está descaminado.
A mí lo que más me extraña, ya haciendo todas estas sumas de virtudes y defectos de la iglesia católica, es que las mujeres sean más cercanas a la iglesia cuando la iglesia nunca se ha acercado mucho a las mujeres. La iglesia las ningunea, no les da la posibilidad de ser curas, de participar más directamente y, sin embargo, uno va a las iglesias y encuentra más mujeres que hombres.
Habría que preguntarles porqué se juntan con gente que las ningunea y que tiene mucho que ver con el machismo que las pone en segundo plano.
Para David Toscana no existe un solo camino para vivir la sexualidad y la moral, como pregona la Iglesia.
“Yo creo en Benito Juárez: ‘El respeto al derecho ajeno es la paz’. Tenemos que respetar el derecho ajeno, el derecho de que los homosexuales se unan en matrimonio; el derecho de las mujeres de competir en igualdad con el hombre; el derecho que tiene la gente de creer o no en una religión, o creerla a su manera, el derecho a educarse… etcétera, tenemos que respetarlos.
“Eso es lo que la iglesia no suele hacer, suele decir: ‘Hay un dios que dictó todo esto y lo tengo que hacer yo y lo tiene que hacer mi vecino’. Cuando la iglesia entra en un matrimonio con el Estado y se empieza a legislar a partir del púlpito, todos empezamos a perder libertades y para mí el derecho que tiene que permanecer es la libertad”.
Para el también autor de El último lector, se han perdido libertades a partir de la radicalización de las iglesias, tanto las occidentales, como la católica, como las de oriente, como el Islam.
“Están llegando musulmanes radicales y están haciendo que ciertas iglesias católicas también se vuelvan un poco más radicales en respuesta. Entonces el mundo es hoy menos libre de lo que fue hace 10 años y si vamos así, dentro de 10 años va a ser menos libre aún”.
Toscana considera que no es contra la idea de religión contra lo que se tiene que luchar, puesto que se trata de cuestiones individuales, sino contra el clericalismo que dicte cómo es que se tiene que vivir.
“Que la iglesia sea un edificio al que cada quien se meta cuando quiera, pero no puede echar olas hacia afuera. En eso soy completamente juarista”, apuntó.
La separación Iglesia-Estado, que hoy se asume como natural -aunque en la práctica no resulte tan efectiva-, suscitó en México un movimiento armado por lo que al autor le parece delicado que se dé marcha atrás al respecto.
“La iglesia no está dispuesta a soltar su hegemonía y sigue trabajando muy cercanamente con los Estados. Aquí, después de una tradición anticlerical, poco a poco ya los presidentes cayeron en el juego de la iglesia, ya le van a besar los pies al Papa y se juntan con obispos.
“Todo el mundo es más sano cuando la religión es algo individual, algo que está muy separado del Estado. Puede tener un poder espiritual pero nunca un poder político”.
“El matrimonio Iglesia-Estado existe desde hace siglos porque se sabe que es más fácil dominar a un pueblo sometido con ideas fantásticas sobre cielos, sobre infiernos, sobre dioses que controlan todo”
David Toscana / Escritor
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